Todo va a ser digitalizado, y ése es el camino del futuro. Muchos de la vieja escuela en el negocio del libro se están quejando, pero para mà sólo puede ser algo positivo. Conozco personas que ya están descargando libros a su iPad, y si yo no lo hago es porque me gusta sostener un libro, porque soy viejo y del Imperio, el Viejo Mundo. Me gusta leer libros y no entré aún al mundo del iPad, pero un amigo que ya lo usa para leer me estuvo mostrando cuántos libros más habÃa comprado desde que tenÃa la tableta en comparación a sus últimas incursiones en las librerÃas. La idea de que un libro deje de costar 25 dólares para pasar a costar 10 muestra los costos que se reducen: imprenta, envÃo, almacenamiento, etcétera. Y mientras los costos caen, los derechos de autor pueden subir. Sólo es cuestión de esperar para ver hacia dónde va todo. Creo que estamos en un momento transicional de la industria editorial y hay mucha gente preocupada. Pero es porque no ven lo que vendrá. No deberÃan estar tan asustados.
Entre los lectores, tal vez la mayor resistencia provenga de quienes leen ficción. TodavÃa no llegamos al punto en que un libro se vea impecable en una pantalla, pero es cuestión de tiempo.
¿Y cómo afectarán los formatos digitales el modo en que los libros son escritos y concebidos? Bueno, creo que la gente empezó a escribir diferente cuando aparecieron las computadoras y eso se notó en los libros: uno podÃa distinguir un libro escrito a mano, en la máquina de escribir y en la computadora. Los libros parecÃan más largos, extravagantes y decorativos. Incluso empezaron a aparecer las notas al pie, como las de David Foster Wallace o Dave Eggers, o quien fuera. Mi generación vio cambios con la llegada de la computadora, ahora con la digitalización, veremos. El próximo paso, creo, es lo que me pasó hojeando una novela en el iPad de mi amigo: si querÃa buscar algo sobre una figura histórica o el génesis de una palabra, lo podÃa hacer mientras leÃa o separarlo para después. El hecho de poder tener eso, de alguna manera se convertirá en parte del modo en que leemos. Y eso incidirá, tal vez, en cómo experimentaremos la ficción. Nada de todo esto me parece, a priori, negativo. Simplemente hay que avanzar con la cultura y ver adónde va. Puede terminar siendo un buen lugar.
En definitiva, la ficción actual es bastante mala, y sentimos una impaciencia colectiva hacia ella. La novela ha sido afectada por un creciente número de distracciones. Muchos de mis amigos, con formación universitaria, gente inteligente, adultos que solÃan leer mucha ficción, me admitieron que la tecnologÃa ha alterado su paciencia con la ficción. Hay tantas cosas sucediendo al mismo tiempo... Y si nada de todo eso estuviera al alcance de la mano, ya fuere chequear el Facebook o leer un artÃculo online que los lleva a otro artÃculo que los lleva a otro artÃculo, tal vez estarÃan sentados leyendo una novela. Todo ese tiempo que pasamos con la tecnologÃa se ha colado en ese acto activo de leer una novela: sentarse, leer y crear un mundo en la mente. Ese es el máximo show de realidad virtual, porque uno se encuentra al control de cómo se ven los escenarios y los personajes. Pero esa experiencia de estar a solas con un libro ha sido degradada por la tecnologÃa. Simplemente sucedió. Y hoy sostenemos libros llenos de palabras sobre una situación inventada con personajes inventados y, sin embargo, sentimos esa ansiedad colectiva. Vivimos en una sociedad que pide más experiencias interactivas. Queremos ver imágenes. La gente quiere ver más shows. Asà que tiene sentido que la lectura se desarrolle en esa dirección, y si empieza a suceder, si conseguimos satisfacer ese deseo, bueno, incluso puede que se revitalice mi fe en la ficción.
Ellis respondió sobre el e-book y el futuro de la ficción durante las presentaciones de Imperial Bedrooms, su última novela, una secuela de Menos que cero ambientada treinta años después.
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