Página/12 :: radar :: Fidel contra los zombies

Call of Duty: Black Ops ofrece una modalidad de juego alternativa a la hiperrealista que implica matar a Castro. El jugador puede elegir el modo “Zombies” donde, luego de una breve presentación donde se los ve al propio Fidel, a John F. Kennedy y Richard Nixon discutiendo en una oficina del Pentágono, se le da la posibilidad de encarnar a alguno de estos personajes históricos en un combate contra hordas de muertos vivientes.

No es ésta la primera vez que un videojuego masivo posa una mirada cínica sobre un líder histórico. En Stalin vs. Martians (2009), un videojuego de estrategia en tiempo real, el jugador debía comandar al Ejército Rojo contra una invasión de marcianos poco amistosos y de rasgos caricaturescos. Los propios desarrolladores del producto lo explicaron como una parodia satírica de la fiebre que sufrió la industria del entretenimiento respecto de la Segunda Guerra Mundial. El trailer promocional del juego mostraba a un Joseph Stalin virtual bailando al ritmo de una machacona melodía tecno mientras caían estrellas naranjas a su alrededor. Frases como “Dance, Dance, Dance” (“Baila, baila, baila”) o “I command you to dance” (“Te comando bailar”) en una tipografía imitación del estilo soviético aparecían a su alrededor.

A pesar de la expectativa desmedida que suscitó en la industria por su irreverencia, terminó resultando un fracaso tanto comercial como de crítica.

De 2009 también es Trópico 3. Este simulador proponía al jugador encarnar a El Presidente y construir su propia dictadura virtual en la apócrifa isla de Trópico, condensación de los lugares comunes acerca de las Repúblicas Bananeras. El juego permite crear un personaje nuevo o utilizar a algún “dictador histórico” como, entre otros, Anastasio Somoza, Augusto Pinochet, Antonio Salazar, el propio Fidel Castro una vez más, el Che Guevara, Juan Perón y su mujer Eva. Cada uno de estos personajes viene con características asociadas. Al Che se lo plantea como trabajador y alcohólico y a Evita Perón como cantante pop, fascista, jugadora compulsiva y cleptómana. Extrañas asociaciones.