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Pasé mi infancia y adolescencia en Lanús. Yo digo siempre que Gerli es como un gran catálogo de revoques. Unos llegaron al revoque grueso, otros al fino, se ven los hierros retorcidos de una Argentina en ascenso social. Eso que en un momento se cortó con el menemismo. La idea de que el hijo va a estar mejor que el padre. Ahí hay una gran inconclusión nacional. Después están las laborales, las dolorosas e inevitables que tomás como un fenómeno natural. Yo me acuerdo del esfuerzo de lo que fue el programa Viva la Patria. Muchos meses de pensarlo, escribirlo y empezar a grabarlo con Omar Quiroga, Rep y Sebastián Borensztein. Pero había un tema de horario y fuimos a reunirnos con un directivo del canal. La charla fue más o menos así:
–¿Qué quieren?
–Cambiar el horario.
–No me rompan las pelotas, los levanto y se van a la mierda.
–Si es así, nos vamos a la mierda ahora.
–Bueno, váyanse a la mierda.
–Ok, pero nos vamos a la mierda.
–¡Váyanse a la mierda de una vez!
Nos levantamos y se levantó también el programa. Otro fue el proyecto de La Colifata. Iban a ser trece programas, pero no se podía hacer más de uno. Cuando de la productora querían salir a vender esto apareció un gerente de programación con jean, cinturón blanco, camisa celeste y mocasines. Más o menos te imaginás con lo que te vas a encontrar. Miró el programa y se espantó. “Están sucios”, decía. “Y, sí”, contestábamos. “Les faltan los dientes...” “Están en el Borda”, respondíamos. “Pero no va a haber ninguna marca que se quiera pegar a esto.” “Yo me imagino que no”, pensaba. Creía que se podía apelar a lo institucional, a la solidaridad, no te digo que lo pongas al tipo con un caldo saborizado en la mano. Evidentemente, sólo nos quedaba la posibilidad de un especial. Con la televisión, hay veces que sos como un arquitecto trabajando para otro. ¿La señora quiere mayólica italiana? ¿Queda mal? Ponele mayólica italiana. ¿Quiere bow window? Ponele bow window. ¿Quiere el capitel con los dos leoncitos? Sí, queda bárbaro.
Se cree que los que laburamos en esto la pegamos, pero en el medio hubo tantas cosas que no salieron, no ven los cinco mil tiros al arco que no entraron. Uno creció con dos frases contradictorias. A los ocho años te decían que las cosas hay que hacerlas bien o mal pero hacerlas, y otro que las cosas hay que hacerlas bien o si no, no hacerlas. Son dos grandes verdades y uno va navegando por ahí.
* guionista
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