Domingo, 22 de julio de 2012

Crecí con seis hermanos. Así aprendí a bailar: esperando el baño.

Al llegar a los 70 uno sigue persiguiendo a las mujeres, pero sólo en bajada.

Tu ignorancia acalambra mi conversación.

Eramos tan pobres que cuatro de nosotros dormíamos en una misma cama.

Cuando hacía frío, mamá metía otro hermano.

Me encanta ver a los políticos rezar. Mantienen sus manos donde podés ver lo que están haciendo con ellas.

Uno sabe que se está haciendo viejo cuando las velas cuestan más que la torta.

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