El miércoles 21 de marzo de 1990, en Tábano, un caserÃo al oeste de la Provincia de Buenos Aires, se produjo el único suicidio en masa del que se tenga registro en la historia criminal argentina.
Cerca de las 6 de la tarde, un grupo de 94 personas (entre las que se contaban 17 menores de 13 años y 2 bebés) se dio cita en la quinta Santa Madre, lugar en el que desde hacÃa media década se reunÃa la secta Descubriendo la Gracia, liderada por la adolescente MarÃa Rosa Santos, quien aseguraba ser la reencarnación de la Virgen MarÃa, e ingirieron agua envenenada con cianuro.
El caso trascendió las fronteras nacionales y pronto se convirtió en tema de debate en paÃses tan lejanos al nuestro como Holanda, Suecia e Israel. Sin embargo, en la comisarÃa de la cabecera del Partido al que pertenece Tábano, fue archivado antes de que se cumpliera un mes. Las autoridades locales consideraron que no habÃa nada que investigar. El hecho habÃa sido fruto de la sugestión colectiva. Punto.
Pero se equivocaban en grande. Porque la denominada Masacre de Tábano encierra un correlato muy oscuro. Un correlato que aún hoy, más de dos décadas después de haberse producido, continúa imponiendo un verdadero desafÃo a nuestra capacidad de entendimiento.
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