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Domingo, 20 de noviembre de 2005
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Una detención con sospechas de que alguien está pasando facturas

Por supuesta "resistencia a la autoridad", la titular del Sindicato
de Amas de Casa santafesino terminó en la comisaría. Chavela Zanutigh
en 2003 presentó la primera denuncia contra el Lole por la inundación.

Por Juan Carlos Tizziani
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Chavela Zanutigh sale de la sede del Sindicato de Amas de Casa detenida por la policía. "Pedía explicaciones por el atropello contra vecinos del barrio 29 de abril", la defendieron.

Desde Santa Fe

La secretaria general del Sindicato de Amas de Casa, Chavela Zanutigh, fue detenida ayer durante diez horas y acusada por supuesta "resistencia a la autoridad" por pedir explicaciones al jefe de un operativo policial que se realizó en el barrio 29 de abril, en el norte de la ciudad, donde viven 150 familias damnificadas por las inundaciones de Santa Fe y hace dos meses murió un niño de 10 años como consecuencia del síndrome pulmonar por hantavirus. Zanutigh tuvo un gesto solidario con una compañera de trabajo a la que le allanaron la casa y arrestaron a dos de sus hijos de 18 y 19 años por la presunta sustracción de un Fiat 600, pero ante la prepotencia policial -con armas largas y ocho móviles- pidió al jefe del procedimiento que se identifique y le exhiba la orden judicial para allanar la casa de su amiga. "Usted está arrestada", le contestó el comisario sin revelar su nombre ni exhibir la orden del juez José Manuel García Porta (Instrucción 2ª), a cargo de la causa. El policía acusó después a Zanutigh de "incitar a la violencia en el barrio", pero el retruque fue inmediato. "Sos un mentiroso, un canalla", le contestó otra dirigente del sindicato, Nidia Kreig, quien acompañaba a Zanutigh y fue testigo del atropello y las amenazas que sufrió su colega. La líder del gremio de Amas de Casa está bajo lupa desde que el 5 de mayo de 2003 cuando presentó la primera denuncia judicial contra el ex gobernador Carlos Reutemann por la catástrofe del río Salado que dejó 23 muertos y más de 100 mil personas en el desamparo.

Unas horas después del episodio, organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y dirigentes políticos se movilizaron para exigir la liberación de Zanutigh. "La secretaria general del Sindicato de Amas de Casa fue detenida por la Policía santafesina cuando pedía explicaciones por el atropello contra vecinos del barrio 29 de abril, cuyo único delito achacable parece ser su condición de humildes", denunció el gremio. "Las violentas razzias que los barrios periféricos viven cotidianamente, esta vez se encontró con la presencia de Zanutigh, vecina de la zona y la sola pretensión de la compañera de exigir el respeto de los derechos ciudadanos, fue motivo para que sea privada de su libertad. Esta es una muestra más de la violencia ejercida por un gobierno que primero excluye a los ciudadanos, social y económicamente, para luego, como si nada fuese suficiente, reprimirlos y humillarlos violando la intimidad de sus propios hogares".

Zanutigh estuvo detenida entre las nueve y media de la mañana hasta las siete y media de la tarde. Primero, en la Estación de Tránsito, una cárcel de mujeres donde pasó casi diez horas y después, en el puerto de Santa Fe, donde cumplió el último trámite. En la puerta la esperaban un numeroso grupo de militantes sociales y políticos, entre ellos la presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, Celina Kofman, el jefe del bloque de diputados del ARI, Antonio Riestra y la abogada Lucilia Puyol.

Salió sin cordones en los zapatos y los ojos iluminados. Un rato antes, la habían trasladado desde la Estación de Tránsito, en una caravana con cinco patrulleros del Grupo de Operaciones Especiales, la Patrulla Urbana y de la comisaría 4ª. Ya en libertad, los cronistas la rodearon. Pidió perdón por sus lágrimas y denunció: "Fuimos a acompañar a una mamá a la que le llevaban presos dos hijos y me llevaron presa por eso. Hay policías fuera de control, me amenazaron adentro de un auto. Y hasta un juez (García Porta) dice que yo cometí un delito grave, calificado, contra la autoridad, sin saber absolutamente nada de lo que ocurrió. Todo eso me parece muy grave. Me emociona que por lo menos yo tenga gente que me vino a sacar, pero estuve con gente a la que nadie la va a ir a sacar y a la que llevaron presa porque es pobre y tiene otro color de piel", dijo Zanutigh, ya desbordada por el llanto. Sus hijos la abrazaron. Otros escondieron la mirada.

Unos minutos mas tarde, Zanutigh volvió sobre su relato. "Estábamos en la Granja La Esmeralda trabajando cuando nos avisan que la Policía había ido a buscar a los dos hijos de una señora que vive con nosotros. Que había un operativo en el barrio 29 de abril. Y la verdad es que tengo muchas sospechas de esos operativos desde que llevaron preso a uno de los chicos y salió muy golpeado por lo que se hizo la denuncia por apremios ilegales. Desde ese momento, había mucho temor en esa familia. Entonces, llevamos en auto a la madre hasta el barrio y cuando llegamos, había armas por todos lados y ocho móviles policiales, camionetas y le estaban allanando la casa. Eso es lo que nos decía la gente. Entonces, dije: 'Ustedes no pueden allanar sin orden judicial. Pero un comisario se empezó a sacar, me empezó a gritar y mal".

-¿Era el jefe del operativo?

-Le dije que se identificara, pero nunca lo hizo. Y hasta ahora no sé quién es, lo volví a ver después (cuando estaba detenida), le pedí que se identificara que no me podía arrestar sin identificarse. Le pedí que me dijera la causa. Después me dijeron que yo había incitado a la violencia a todo el barrio y eso no es cierto porque llegamos cuando el operativo ya había empezado. Me subieron a un auto y ahí, este policía que no se identificó, me dijo: 'Ya vas a saber quién soy yo. Ya te vas a enterar'.

Esas fueron las palabras. Me gritaba. A lo que yo le respondí que no me amenazara.

-¿Ese comisario sabía quién era usted?-, preguntó Rosario/12.

-Sí, se lo dije. Cuando él me preguntó en el barrio, le dije quién era.

Entonces, gritándole le dije que a mi no me amenazaba ni él ni nadie. Cuando llegamos acá, (al puerto de Santa Fe), me dijo que me sentara. Yo soy una persona grande. Le dije: 'no me voy a sentar, decime lo que tenés que decir'. Entonces, arrojó una silla al suelo que no me pegó, estaba muy sacado, muy fuera de control, que es lo más preocupante de todo. Yo creo que no puede haber una Policía con gente fuera de control. No puede ser, porque nadie está seguro. Y tampoco puede ser que un juez me haga una acusación que me quisieron hacer firmar acá que yo había cometido un delito calificado contra la autoridad por el solo hecho de acompañar una madre que peleaba por dos hijos. Eso fue todo", concluyó Zanutigh.

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