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Domingo, 2 de diciembre de 2007
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Aprovechar la ley para dejar de hacer leña del árbol de pie

La flamante ley nacional de bosques es vista como una gran
oportunidad para "salvar lo que queda" de árboles nativos en
Santa Fe, apenas el 10 % de los que había un siglo atrás.

Por Guillermo Lanfranco
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Más de 30 mil hectáreas anuales de bosque se desmontaron en el norte santafesino en 2000-2005. "Es imprescindible salvar lo que queda", dijo Jorge Cappato, de la Fundación Proteger.

La aprobación de la Ley de Bosques en el Congreso de la nación abre una última oportunidad para que Santa Fe evite la tala de los pocos árboles nativos que le quedan y, a la vez, alienta la generación de áreas protegidas y parques nacionales, rubro en el que la provincia ocupa el último lugar de la tabla de méritos de la Argentina (ver aparte). Representantes de organizaciones ambientalistas locales saludaron la nueva norma, que incluye la suspensión a los desmontes hasta que cada provincia realice un ordenamiento territorial de sus bosques nativos, pero alertaron que "tras años de mala gestión gubernamental, se dejó una hipoteca social y ambiental enorme que no va a ser fácil revertir, pero si es imprescindible salvar lo que queda", dijo Jorge Cappato, de la Fundación Proteger.

La Cámara de Diputados de la Nación sancionó el pasado miércoles la Ley de Bosques, que establece la obligatoriedad de efectuar estudios de impacto ambiental y audiencias públicas antes de aprobar un desmonte, y protege los bosques utilizados por comunidades campesinas e indígenas. La Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos suspende la emisión de permisos de desmonte por un año para que cada provincia realice un ordenamiento territorial de sus bosques nativos. Cumplido ese lapso, aquellas jurisdicciones que no hayan realizado el ordenamiento territorial no podrán autorizar desmontes ni aprovechamientos productivos en zonas boscosas.

La nueva normativa fue recibida con satisfacción por las organizaciones ecologistas de la provincia, muchas de las cuales se sumaron a la campaña de recolección de un millón de firmas que empujó la aprobación de la ley. Pero ahora se abre una etapa tan ardua como la legislativa: lograr su cumplimiento en el territorio

Para el titular de la Fundación Proteger, de la ciudad de Santa Fe, Jorge Cappato, "la sanción de la ley es una muy buena noticia para la provincia, considerando que no tenemos ninguna reserva importante que cuide la última porción de lo que fue la Cuña Boscosa santafesina". En efecto, se estima que en la provincia quedan poco más de 500 mil hectáreas de bosques nativos, el diez por ciento de lo que existía a principios del siglo XX.

Cappato dijo que "en los últimos 25 años, si hubo una línea que tuvo continuidad en Santa Fe fue la falta de voluntad política para llevar adelante propuestas serias de preservación en todos los aspectos: No tenemos reservas ni parques de bosques nativos y la fauna ictícola muestra una pesquería totalmente depredada, al borde del colapso, entre otras falencias. Pero ahora tenemos que darle un mensaje claro al gobierno que viene, respecto a que va a encontrar una hipoteca social y ambiental enorme que no va a ser fácil revertir, aunque es imprescindible y posible salvar lo que queda. Solo falta la voluntad política porque tenemos todos los medios necesarios: un staff universitario competente, información científica y, como muy pocas provincias, muchas ONGs activas y preparadas. Cabe recordar que más de 30 organizaciones presentamos una `agenda ambiental' antes de las elecciones, algo que no sucedió en ninguna otra provincia".

Respecto a los bosques nativos, el ecologista resaltó que "no hay que desmontar una hectárea más porque en esta provincia sobra el espacio para hacer agricultura, no es necesario talar o quemar los bosques".

Por su parte, la dirigente del Taller Ecologista de Rosario, Elba Stancich, remarcó que si bien Santa Fe fue pionera en establecer tiempo atrás una moratoria de 180 días para la tala de bosques y en tener una ley de manejo sustentable del bosque, eso no evitó la tala masiva. Así fue se pasó de 14 mil hectáreas anuales de desmonte en la Cuña Boscosa en el decenio 1976/86 a más de 30 mil en el lustro 2000-2005. "El norte sigue siendo una tierra de nadie, porque hay mucha presión de las empresas para usar leña como energía barata" al punto de que se suman 10 mil hectáreas de desmonte por año a las antes señaladas, para ese fin. Stancich destacó que "la provincia tendrá una oportunidad imperdible" de evaluar los bosques que le quedan y decidir -de acuerdo a la nueva ley- cuál es el uso que le corresponde a cada sector.

La titular del Taller Ecologista también se esperanzó en que el futuro subsecretario de Medio Ambiente provincial, César Mackler, "convoque a la participación de las ONGs ambientalistas, porque hasta ahora los gobiernos nunca nos llamaron".

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