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Aldo Precerutti, el juez de la causa que investiga las circunstancias de la muerte de Claudio Capdevilla, concluyó ayer en un dictamen que de acuerdo al resultado de las pericias realizadas en Buenos Aires se confirmó el suicidio del policía. De igual modo, el magistrado resolvió archivar la investigación y remitir las copias a la fiscalía ante la posible comisión de un delito por parte del médico forense Juan Raúl Maidana, quien realizó la primera autopsia sobre el cuerpo de Capdevilla y determinó que el disparo que acabó con la vida del policía había ingresado por la izquierda de su cabeza y salido por la derecha, de arriba hacia abajo.
La novedad se conoció a cuatro días de cumplirse cuatro meses del hallazgo del cuerpo del policía con un disparo en su cabeza, y con su auto volcado. Claudio Capdevilla tenía 30 años, era oriundo de Vera, trabajaba como policía de la provincia de Santa Fe y prestaba servicios en la Guardia rural Los Pumas. Las dudas planteadas por familiares, allegados y autoridades políticas de la provincia nacen de la participación de Capdevilla en un operativo en el que atrapó a un delincuente, Aldo Ferrero, que escapaba en una camioneta con 150 kilos de marihuana, y rechazó una oferta del detenido quien intentó "arreglar" su situación. Más tarde el narcotraficante Ferrero fue liberado por la Justicia, tras un polémica decisión de un conjuez del juzgado federal de Reconquista, que ocupaba por entonces Eduardo Fariz. Con posterioridad a la liberación, el 6 de agosto de este año, fue encontrado muerto Capdevilla. Sus familiares sostuvieron desde un primer momento que a Capdevilla lo habían matado y no que no se trató de un suicidio, como fue caratulada la causa.
El juez lo anunció minutos después de las 18 de ayer ante la presencia de siete periodistas de la zona de San Cristóbal, a quienes les comunicó
que cerró la investigación con una resolución judicial que desgranó los motivos de la trágica decisión: "La situación laboral en que se encontraba era el tercer accidente con un móvil de la repartición en corto plazo, los desencuentros amorosos que venía sufriendo desde un tiempo a esta parte, la alta graduación alcohólica que presentaba, se convirtieron en un cóctel que lo determinó a descerrajarse un tiro con el arma reglamentaria que portaba".
El magistrado descartó la hipótesis de homicidio de acuerdo a los informes periciales sobre los rastros de pólvora hallados en ambas manos del occiso; la inexistencia de impactos de bala en el automóvil que manejaba cuando falleció; como de signos de que otro vehículo hubiera provocado el vuelco; y de los testimonios de las personas que arribaron a la escena cuando ésta estaba aún intacta.
Por otra parte, Precerutti -de acuerdo la parte de prensa girado a los medios de la provincia por la Corte Suprema de Justicia- solicitó investigar la actuación del Médico Forense de los Tribunales de Reconquista Juan Manuel Maidana, quien realizó la autopsia cinco días después de haber sido ordenada, y cuyo desenvolvimiento "pudo haber entorpecido" las posteriores pruebas efectuadas por la Junta Médica Forense y por los peritos de la Morgue Judicial de la Nación.
La resolución judicial también descarta el testimonio de Andrea Ladner, quien desde 500 metros de distancia y a las 4.30 de la madrugada, declaró haber visto perseguir a Capdevilla a un automóvil y a una motocicleta.
Dicho testimonio quedó desvirtuado, no sólo por la reconstrucción del hecho (realizado a la hora señalada por la testigo), sino porque en ese momento "Capdevilla se encontraba con vida en la localidad de San Guillermo, dentro de un local bailable, y así se mantuvo hasta aproximadamente las 6.20 de ese día". En cuanto a la hipótesis de que la víctima hubiera sido asesinada a causa de la función pública que cumplía, fue dejada de lado ante el testimonio de todos sus compañeros, quienes aseguraron que el hombre nunca había sido objeto de amenazas.
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