"Era una mujer mÃnima, apenas superaba el metro 50 de altura y los 40 kilos de peso, hablaba poco pero se expresaba mucho por escrito y tenÃa la capacidad de ser necesaria y pasar desapercibida". Una sÃntesis apretada y muy significativa que MarÃa Isabel RodrÃguez, la hija mayor de la militante de las Ligas Agrarias Chaqueñas, Alicia López, ensaya con la voluntad común de algunos de quienes la conocieron para que no la desaparezcan otra vez. Muy poco se contó sobre Alicia López, vÃctima del represor Mario José Facino cuando estaba al frente de la tétrica comisarÃa 4ª de la ciudad de Santa Fe. Ahora acaba de ser procesado por el juez federal Reinaldo RodrÃguez como responsable de supuesta privación ilegÃtima de la libertad, tormentos, encubrimientos y homicidio sobre Alicia López quien fue secuestrada con la violencia propia de las patotas civiles el 21 de octubre de 1976. Más de un año antes habÃan detenido a su esposo, Luis Juan RodrÃguez, hoy juez provincial en la capital santafesina y asà quedaban tres niños atravesados por la ausencia de la madre, a quien no volverÃan a ver, y del padre que estuvo siete años a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y la mayor parte del tiempo en el penal de Rawson. Esta es la primera vez que tres de sus familiares más directos la recuerdan en forma pública, quien fue su esposo, su hija mayor y la cuñada que crió a sus hijos. Alicia López ensayó una de las formas más interesantes de comunicación popular. Lo hizo en la provincia del Chaco a través del periódico El campesino, donde los obreros del algodón planteaban sus posturas y aunque Alicia editaba las notas ellos podÃan reconocerse en esos escritos. Una forma también de aprovechar de una publicación la posibilidad que brinda para la organización de los diversos sectores. Pero también tenÃa pasión por la literatura y cuando trabajaba como docente en escuelas medias se esforzaba por elevar el nivel de comprensión y conocimiento de un medio difÃcil y que no habÃa tenido buenas posibilidades como el agrario chaqueño.
Alicia fue una militante consecuente, que deseaba una sociedad más justa y por eso fue secuestrada y asesinada cuando sus tres pequeños hijos tenÃan 7 (MarÃa Isabel), 5 (Cecilia) y 3 años (Luis Estanislao). Su desaparición fue denunciada por José Schulman, hoy presidente de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre ante el juez español Baltasar Garzón (ver aparte).
Alicia y Luis Juan se fueron desde Santa Fe al Chaco para trabajar junto al obispo Italo Distéfano. El ya era abogado y ella se recibió por ese tiempo de profesora de letras. El primer destino fue Tres Isletas, una localidad a 50 kilómetros de Presidencia Roque Saénz Peña donde nació MarÃa Isabel. Los dos venÃan del catolicismo, y justamente Distéfano y la Iglesia Católica eran en Chaco la caja de resonancia de los padecimientos y angustias de los sectores campesinos que trabajaban en las distintas tareas relacionadas con el sector algodonero.
Luis RodrÃguez contó a este diario que el obispo Distéfano lo habÃa llamado a colaborar y asà se relacionaron con las Ligas Agrarias, uno de los movimientos sociales más importantes y con fuerte inserción entre el sector de base que lo componÃa. Alicia daba clases en el secundario y hacÃa profundos esfuerzos por elevar las posibilidades educativas de sus alumnos, despojados de muchÃsimos derechos.
El juez Luis Juan RodrÃguez recuerda que no era fácil en una sociedad agraria y con muchas necesidades hacer conocer los pensamientos más avanzados. "Ella -dice- tenÃa mucha iniciativa... Recuerdo que utilizaba un poema de Jorge Luis Borges con los alumnos de los primeros años del secundario". Se refiere a "El general Quiroga va en coche al muere": El madrejón desnudo ya sin una sed/ y una luna perdida en el frÃo del alba/ y el campo muerto de hambre, pobre como una araña..."
"Alicia no querÃa nada extraño, querÃa más justicia, que el mundo fuera mejor. Deseaba todo aquello en lo que piensan las personas con ideas de transformación y cambio", relató a Rosario/12 quien fue su esposo y padre de sus tres hijos, MarÃa Isabel, Cecilia y Luis Estanislao. Alicia López era descendiente directa de quien fuera gobernador de la provincia, el brigadier Estanislao López.
Cuando en abril de 1975 detuvieron a Luis RodrÃguez lo llevaron a la alcaidÃa de Resistencia y en enero de 1976 lo trasladaron al penal de Rawson. Alicia quedó sola en Sáenz Peña con los tres niños.
MarÃa Isabel RodrÃguez, su cuñada y homónima de la hija mayor, cuenta que trajeron a Alicia con los chicos a la ciudad de Santa Fe. Esta mujer que ahora tiene 70 años y es hermana de Luis Juan RodrÃguez se interrumpe acongojada cuando habla con este diario y recuerda la terrible noche en que Alicia fue secuestrada. En esos dÃas todos vivÃan en su casa y como no habÃa lugar para que durmieran allÃ, Alicia lo hacÃa en la casa de sus suegros, cercana, con el niño menor, de tres años, Luis Estanislao.
Una patota de civil, hombres jóvenes de jeans y zapatillas, rodearon la casa de MarÃa Isabel RodrÃguez que estaba casada con Alan López. Cuando comprobaron que la militante de las Ligas no estaba allà fueron hasta la vivienda de los suegros: "Buscaron hasta debajo de la cuna del niño, Alicia no tenÃa nada y allà se la llevaron, primero creÃamos que al Tiro Federal, después nos enteramos que estaba en la 4ª".
MarÃa Isabel contaba con una cierta solvencia económica y llevó adelante la crianza de sus tres hijos y de los tres de Alicia y Luis: MarÃa Isabel de 7, Cecilia de 5 y Luis Estanislao de 3 cuando su madre fue secuestrada.
Alan RodrÃguez, cuñado de Alicia, habÃa sacado a pasear a los perros ese 21 de octubre de 1976 cuando la patota llegó al lugar. Uno de esos hombres apuntó al pecho de MarÃa Isabel, vestida con camisón, porque creÃa que era Alicia, y le sacó el seguro al arma.
"A Alicia alguien la entregó", comenta la hermana del juez RodrÃguez, porque cuando fueron a buscarla a la casa de sus suegros ella identificó a una de las personas y le dijo: "¿Qué hacés vos acá?".
El juez RodrÃguez que trazó una semblanza de quien fue su mujer contó que ella tenÃa una salud muy delicada, sus defensas estaban bajas casi siempre y de allà que era frecuente que contrajera procesos infecciosos.
"La deben haber sometido a tantas torturas que no lo pudo soportar", dice su cuñada que también aclara que ella no estaba de acuerdo con el pensamiento de su hermano Luis Juan ni de Alicia "pero no podÃa ser que los persiguieran y mataran por pensar distinto o por el terrible 'algo habrán hecho'". Parece grande el mérito de esta mujer que recibió rechazos, cuestionamientos y abandonos de una parte de la pacata, indiferente y tradicionalista sociedad santafesina.
MarÃa Isabel RodrÃguez recuerda que trataron de mover todas las relaciones por la vida de su hermano que ya estaba en Rawson y por Alicia, entre ellos al obispo Distéfano "que me contestó que ya no tenÃa nada que ver con las Ligas... Nunca nos habló, ni siquiera por teléfono para confortarnos espiritualmente", dice.
La hija mayor del matrimonio RodrÃguez, MarÃa Isabel, hoy abogada, era muy pequeña. TenÃa siete años pero los dos últimos los habÃa vivido en el medio del terror de la detención de su padre. Y cuenta -antes lo habÃa hecho su padre Luis- que las Ligas Agrarias Chaqueñas, una organización que todavÃa perdura, tenÃa un periódico de circulación interna llamado El campesino del cual su madre era editora. "En esa publicación muchas cosas las escribÃan los mismos campesinos, la mayorÃa con poca instrucción... Cuentan que mi madre tenÃa la habilidad de tomar sus notas, corregirlas y redactarlas de tal forma que los que las habÃan escrito se reconocÃan en ellas y podÃan decir 'la hemos hecho nosotros mismos'. TenÃa esa capacidad de ser necesaria y pasar desapercibida al mismo tiempo. Era una mujer de estatura baja, pesarÃa unos 40 kilos, hablaba poco, todos los que la recuerdan, y yo misma, digo de ella que era de pocas palabras. Pero se expresaba mucho por escrito. Su voz me ha llegado a través de largas cartas en las que se explayaba y contaba su mirada de la realidad. Ella tenÃa 30 años cuando fue secuestrada y yo 7. Fue tanta la violencia de su muerte, que hoy otra vez el papel prensa parece hacerla desapercibida detrás de ese 'nosotros' de las vÃctimas de la dictadura. Quizás ella levanta su voz mÃnima a través mÃo, que igual que ella, me expreso mejor por escrito y por carta".
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