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Viernes, 3 de octubre de 2008
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Un preso se prendió fuego en la celda

Algo huele mal en Coronda

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Uno de los "buzones" quemados como llaman a celda de castigo.

La Coordinadora de Trabajo Carcelario denunció ayer las gravísimas condiciones de encierro de 16 internos de Coronda, que están recluidos en celdas de castigo, uno de los cuales sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo luego de incendiarse en su lugar de encierro. "Hasta el miércoles había 16 internos en las celdas de castigo conocidas como 'buzones'. En estas celdas de dos metros por cuatro, tienen solo una tarima, un colchón, y un agujero para hacer sus necesidades, muchas veces tapados, por lo cual terminan haciéndolo en una bolsa, con un pequeña ventana que no tiene vidrio donde pasan las 24 horas del día. Estos internos no tienen acceso a ningún patio por lo cual no salen de ese lugar las 24 horas del día, el contacto con el exterior es solo un pasaplatos que está cerrado", describió la abogada Carmen Maidagan, quien ayer recorrió este sector del penal junto a Lilian Echegoy.

Lucas Omar Orellana, de 19 años, se prendió fuego dentro de su celda a las 13.30 del miércoles pasado y ayer permanecía internado en Terapia Intensiva del Hospital José María Cullen, en estado grave. "Hubo falta de respuesta inmediata de parte de los guardiacárceles, por lo cual hay responsabilidades de ellos. Y no hay solo un buzón incendiado sino seis", dijo Maidagan.

Echegoy aclaró que "de los 16 internos que había el miércoles, solo quedan diez, ninguno de los cuales está alli por castigo sino porque el Servicio Penitenciario no tiene dónde alojarlos. Y no hay lugar en la cárcel por el avance desmedido de los pabellones evangélicos, que muchas veces los rechazan por lo cual terminan en estos buzones que en los hechos terminan siendo una tortura. No lo decimos nosotros sino la Corte: un encierro de 23 horas diarias es considerado tortura".

"Los pabellones evangélicos son verdaderas iglesias, en las que el pastor, que es un preso, termina decidiendo quién entra y quién no, lo que es gravísimo", remarcó Echegoy. Pero las situaciones de riesgo y violencia cotidiana no son solo estas. "Hace quince días en el pabellón 8 los internos nos relataron que para frenar el ingreso de la guradia armada pusieron ellos mismos los colchones en las rejas de ingresos y fueron los mismos guardias los que prendieron fuego. No pasó nada porque los mismos detenidos apagaron el incendio", agregó.

Según Echegoy hay otra irregularidad manifiesta: "El Servicio Penitenciario llamó a licitación hace poco tiempo para comprar colchones, y cotizaron colchones comunes y no ingnífugos. Nosotros sabemos que hay productos que retardan el fuego, y sin embargo no los

pidieron".

Según la versión oficial, Orellana, oriundo de Rosario, se encontraba detenido en la cárcel de Coronda desde agosto pasado, procesado por el delito de robo agravado. Orellana cuenta con antecedentes policiales por hechos cometidos cuando era menor de edad.

El Director del Servicio Penitenciario, Mariano Buffarini, ordenó actuaciones sumariales, aunque se trataría de un caso de autoflagelo. Según las primeras inspecciones, Orellana habría provocado el incendio y buscan determinar si tuvo la intención de acabar con su vida o si fue un accidente.

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