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Lunes, 9 de enero de 2006
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UN INVESTIGADOR SORPRENDIDO POR LOS PUEBLOS QUE NO ASUMEN LOS PROBLEMAS DE CONTAMINACION

No hay peor sordo que el chacarero del sur

A la primera reunión asistió mucha gente, a la segunda la mitad y en la última había apena una decena de vecinos, que encima llegaron tarde. "Pasan a un rol defensivo, cuando en realidad deberían preocuparse por la problemática", dijo el estudioso Alejandro Oliva respecto a la reacción en los pueblos donde se detectó contaminación seria.

Por Jose Maggi
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Alejandro Oliva está a cargo del equipo que relacionó la contaminación en el campo con distintos tipos de cánceres y malformaciones.

El estudio que relacionó el uso de agroquímicos con distinto tipos de cáncer y malformaciones en cinco localidades del sur santafesino (ver aparte) provocó la reacción oficial: la ministra de Salud provincial Silvia Simoncini adelantó que en los próximos días se reunirá con su par de Medio Ambiente, Marcelo Terenzio, y el de Producción, Roberto Ceretto, para analizar el tema. Sin embargo, no fue esta respuesta la que más sorprendió al responsable médico del trabajo, Alejandro Oliva, sino la de la propia gente de las localidades afectadas. "Ya sea por miedo o por especulación, tanto la gente como las autoridades de estas comunidades rurales pasaron a tomar un rol defensivo, cuando la realidad marca que habría que organizarse para enfrentar la problemática", confesó el profesional, ante la falta de respuesta tras la difusión de los datos que comprometen "no solo a una generación en forma directa sino a varias", destacó,incluyendo en este análisis una nueva palabra: la genotoxicidad. O sea, el paso de abuelos a nietos de disparadores que pueden visualizarse en distintas generaciones.

-¿Cuál fue el objetivo que tuvo este trabajo?

-Cuando comenzamos, hicimos dos trabajos sobre población de hombres que consultaban por esterilidad y por disfunciones sexuales, a partir de 1998 hasta el 2001, cuando publicamos el primer trabajo. Allí probamos que había relación entre el uso de solventes y agroquímicos y la esterilidad primaria. El segundo trabajo demostró que había relación entre la exposición a pesticidas y agroquímicos y solventes y la disfunción erectil o impotencia absoluta, para decirlo claramente. Eso nos hizo pensar que en la zona podía haber un problema que se venía dando en otros lugares del mundo, que tenía que ver con la relación entre factores ambientales rurales y salud. Inicialmente, salud reproductiva, como es esterilidad malformaciones urogenitales alteraciones en ciertos tipos de cáncer como próstata, testículo, ovario, y otras patologías. Así se diseñó este proyectos para tratar de ver, con los pocos y malos registros de salud existentes en la Argentina, si había relación alguna de estas variables y los factores ambientales. Así comenzó este trabajo con el que obtuvimos una respuesta favorable: hay una relación. Es decir, algo está pasando, como pasa en Escandinavia, en Estados Unidos, en Europa Central. Sin embargo, en América Latina prácticamente no hay ningún trabajo y este es uno de los pocos que se hicieron y que muestran que el problema está instalado en esta región.

-¿Cuáles serían los contaminantes ambientales en este caso?

-En esto hay dos fuentes claras: una es la utilización, el depósito y la dispersión de agroquímicos, que no son solo los actuales sino los que se usaron desde la década del `50 como los clorados y demás. Esta es una fuente de riesgo, ya sea en zonas de aplicación o cuando son usados para preservar granos guardados. La otra fuente de contaminación son los transformadores que tienen PCB, que si bien han sido removidos de muchos lugares, tienen esta sustancia clorada que es muy potente, que se queda en el agua, en el suelo y en las grasas. O sea que todos los seres humanos y los animales traemos clorados con nosotros que pueden tener 50 años de historia, porque es bioacumulable. Y hay dos fuentes mas sospechadas: una es el arsénico que esta en el agua. En este caso la Universidad de La Plata difundió el año pasado cifras que muestran que Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba tiene altos niveles de arsénico en sus napas. Y el cuarto punto son los nitratos y los nitritos que además han subido por el tipo de explotación que se ha hecho con los feed-lot. Son altos concentrados de orina animal, lo que provoca que altos contenidos de nitratos y nitritos vayan a la primera napa de agua. Todo esto constituye un ambiente que genera condiciones para que puedan aparecer este tipo de enfermedades.

-¿Cómo se analiza en este trabajo la irrupción casi excluyente del cultivo de la soja y del agroquimico que se utiliza para tratarla como el glifosato?

-Mas del 90 por ciento de esta región está sembrada con soja transgénica y es tratada con glifosato. En rigor, los resultados de los análisis del glifosato puro no son alarmantes, pero el problema del glifosato es que para penetrar se le agrega detergentes que varían su potencia de acuerdo a la tierra. Y estos detergentes son altamente tóxicos para la salud. También en cada región se le agregan otras cosas, como el 24D, también hay carbamatos dando vueltas, atransina. Así que el peligro no es el glifosato sino lo que se mezcla con esta sustancia. Como esta fórmula no la conoce nadie más que quien las manipula, aparecen muchos elementos en juego. Y cuando aparece alguna enfermedad de la soja, como la roya, se le echan muchos productos que termina potenciandose en su acción. El sinergismo de cada producto empieza a sumarse y el efecto es acumulativo. Pero hay un punto importante: la visión de esto es el de la toxicología aguda, es decir la de los profesionales que atienden a quienes sufrieron un cuadro agudo por agroquímicos mientras nosotros hablamos de la intoxicación crónica. Y lo que más impresionó es que hay ciertas relaciones entre cánceres de testículo y casos de infertilidad, de individuos que no habían estado expuestos directamente a los agroquímicos, así como tampoco sus padres, sino sus abuelos. Este es el concepto de la genotoxicidad o esa que el clorado impacta en la trama genética y se va reproduciendo de generación en generación. O bien pasa a través del útero de la madre como probó un estudio que analizó 20 hombres con cáncer de testículo y se los comparó con otros veinte sin cáncer. Se les midió en la sangre la presencia de clorados, y se encontró que no lo tenían, pero también se le midió a sus madres y se encontraron clorados en dosis my altas. Es decir que esta gente habia contraído y activado su cuestión cancerígena en el útero de su madre. Esto es lo que se llama toxicidad crónica. Por eso uno a veces piensa que lo que está pasando hoy tiene relación directa con estos días, y no es así. Puede ser consecuencia de lo que se hizo hace 40 o 50 años atrás.

-¿Cuáles fueron las afecciones encontradas?

-La malformaciones urogenitales, que es un fenómeno muy amplificado, y el otro tema fue cánceres de testículos y ovarios, que está muy elevado de la media nacional. Pero también aparecieron los cánceres de tipo digestivo, que están muy aumentados. Esto puede ser por haber sido estas zonas muy expuestas a los clorados, y ahora son zonas expuestas al glifosato, que es lo único que sabemos es que produce irritaciones digestivas permanentes, pero también es una zona con muchos nitratos y arsénico. Además por los hábitos de la gente: sumado a todo esto, esta población come carne muy cocida y muy salada. Y también hay que analizar que estas poblaciones han tenido altas tasas de hepatitis A, B y C de la época en que se hacían transfusiones sin chequear los sueros. Así las hepatitis son un antecedentes muy importante para la aparición de cáncer de hígados y páncreas.

-¿Cuál fue la reacción de la población al conocer estos datos?

-La verdad tuvimos una sorpresa que no esperábamos. En la primera reunión le contamos el problema y lo que nos preocupaba y tuvimos una afluencia muy importante en cada comunidad, muy representativa. Pero en el segundo taller tuvimo la mitad de gente y una reacción defensiva de parte de cooperativas agrarias, de cooperativas de agua. Finalmente en el último taller que se hizo hace dos meses para entregar toda la información, prácticamente la presencia de público fue mínima, entre 10 y 12 personas. Como característica en todos lados, la gente llegó una hora más tarde demostrando que no le había dado importancia. No se si se tiene que ver con la autodefensa, con el miedo de que se encuentren alguna relación con los medios de producción. Pero la gente comenzó a borrarse.

-¿Cómo sigue este trabajo?

-Si se obtienen fondos, se revisara chico por chico por parte de urólogos y analizar a sus padres también. Se trabajará una historia de salud familiar de los últimos 50 años con marcadores ambientales. El objetivo final es llegar un día a un sistema de autogestión del riesgo, autoorganizarse, evaluarlo y manejarlo.

-¿Qué fue lo que más lo impactó en este trabajo?

-Podría decir que es la respuesta de la gente. El ver que por miedo, por especulación, por preocupación, tanto al gente como las autoridades de estas comunidades rurales pasan a tomar un rol defensivo cuando la realidad es que habría que organizarse para enfrentar la problemática. Pero no solo pasa en Argentina, tambien en México. Terminamos de analizar una comunidad que vive del cultivo de flores y que, frente al fenómeno, retrocede. Es un impacto muy fuerte. Y lo otro es que estoy convencido que estamos frente a un fenómeno serio, no alarmante, con factores ambientales rurales y otros que están jugando en el contexto de salud y lo pueden hacer a través de generaciones, abuelos pasando a nietos sus problemas de salud como los que detectamos. Esta es la sorpresa más dura que tuvimos.

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