Desde Santa Fe
El ex juez VÃctor Brusa y sus cinco compañeros de banquillo escucharon ayer las acusaciones fiscales en su contra en la segunda audiencia del juicio oral y público por delitos de lesa humanidad. Brusa fue imputado por "apremios ilegales" en ocho casos, mientras que los cinco policÃas: Héctor Colombini, Mario Facino, Juan Calixto Perizzotti, MarÃa Eva Aebi y Eduardo Ramos, serán juzgados por "privación ilegal de la libertad" y "tormentos" en concurso real. El requerimiento de elevación a juicio de la FiscalÃa -que se leyó en la sala del Tribunal Oral relató cómo operaba el circuito represivo en Santa Fe: el secuestro; el paso de las vÃctimas por los centros clandestinos como "La Casita", en las afueras de Santo Tomé , donde el grupo de tareas arrancaba declaraciones bajo torturas. Y luego, en una etapa posterior, esas mismas confesiones aparecÃan en manos de Brusa que intentaba judicializarlas bajo presiones y amenazas. Una de sus denunciantes, Anatilde Bugna, le comentó sus padecimientos en "La Casita", pero el ex juez se burló de ella: "Agradecé que lo podés contar", le dijo, según el relato del fiscal Eduardo Grioglio, que intervino en la etapa de instrucción.
El secretario del Tribunal Oral, César Toledo y la prosecretaria Marta Quiroga se alternaron en la lectura del requerimiento del fiscal y el auto de elevación a juicio del conjuez que cerró esa etapa de la causa, Leandro Corti. El fiscal Grioglio reconstruyó el circuito clandestino de la represión en Santa Fe y citó el testimonio ante la Conadep de un secuestrado en el campo de concentración de La Perla, en Córdoba, a quien después trasladaron a Santa Fe y pasó por tres centros clandestinos que podÃa localizar: uno, en Santo Tomé; otro, en San José del Rincón y un tercero, en Coronda. Dos fueron localizados: "La Casita" de Santo Tomé, y una casaquinta en Villa California, en cercanÃas de Rincón, a la que los represores llamaban "Borgia", según los esposos Daniel GarcÃa y Alba Sánchez, que estuvieron secuestrados en esa vivienda.
La acusación fiscal colectó las pruebas que pesan sobre los seis imputados. Y en el caso de Brusa, sintetizó el testimonio de las ocho vÃctimas de la dictadura que lo acusan: Anatilde Bugna, Ana MarÃa Cámara, Stella Vallejos, José Shullman, Mario Millán Medina, Roberto Cepeda, Daniel GarcÃa y Alba Sánchez.
Bugna, Cámara y Vallejos cayeron en marzo de 1977, fueron torturadas en "La Casita" y luego trasladadas a la Guardia de InfanterÃa Reforzada (GIR), donde operaban Perizzotti y Aebi. Allà se toparon con Brusa. Bugna recordó ese encuentro con el entonces empleado del Juzgado Federal a cargo del juez Fernándo Mántaras. "Estaba detenida en la GIR cuando me llevaron a un recinto vacÃo, donde me esperaba Brusa, que tenÃa en sus manos la declaración que me habÃan tomado en el centro clandestino", dijo. Denunció los tormentos que habÃa padecido en "La Casita", pero Brusa le contestó con tono burlón: "Agradecé que lo podés contar".
El encuentro de Ana MarÃa Cámara fue parecido. Un dÃa la llevaron a la oficina de Periozzotti donde estaban algunos miembros de la patota que la habÃa secuestrado, entre ellos Eduardo Ramos y "El TÃo". Después, la llevan a otra piecita, donde reconoce al "Pollo" Colombini. Ahà le dicen que van a abrirle una causa federal y que no debe cambiar la declaración hecha en "La Casita" porque "si no iba a volver a la 220v". Al tiempo, se presentó Brusa como secretario del Juzgado Federal de Santa Fe. Brusa le muestra la declaración firmada bajo torturas y como Cámara la desconoce y le pide que le tome una nueva declaración para denunciar los apremios ilegales. "Este no es el acuerdo que habÃamos hecho", dijo Brusa. Se puso violento, y comenzó a hacer una exhibición de karate. Unos minutos después, se asomó el juez Mántaras y preguntó: "Quién es esta niña".
Ana MarÃa Cámara -le contestó Brusa.
¡Ah, la hija del doctor Cámara...! -completó Mántaras, como para demostrar que conocÃa a su padre. Y ordenó: "Prosiga nomás, doctor Brusa". El juez cerró la puerta y se fue.
El relato de Stella Vallejos es similar al de sus compañeras: los vejámenes y torturas en "La Casita", los interrogatorios con capucha en la GIR -por los mismas personas que habÃan estado- en el centro clandsetino y el encuentro con un Brusa -muy encolerizado- que "tiraba patadas al aire".
Roberto Cepeda es otro militante polÃtico que pasó por "La Perla" y la comisarÃa 4ª a la que calificó como "una carnicerÃa". Cepeda recordó a Brusa como un funcionario judicial que "portaba armas en forma ostensible" y "tenÃa un conocimiento muy importante de la estructura de Montoneros, al punto que se jactaba de las caÃdas y las muertes".
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