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Lunes, 27 de febrero de 2006
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La declaración de Eduardo Constanzo, alias El Tucumano, o el Tucu, con evelaciones.

Dos cuerpos siguen bajo tierra en La Calamita

Procesado por gravísimas violaciones a los derechos humanos en la Quinta
de Funes y la Fábrica de Armas Domingo Matheu, declaró ante el juez Germán Sutter Schneider que los cuerpos de Remo, un militante oriundo de San Juan y del soldado Prat están en el centro clandestino de Granadero Baigorria.

Por José Maggi
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Constanzo refirió los golpes y torturas que sufrió el militante montonero Remo, que le provocaron la muerte en cautiverio. El gobierno provincial declaró la expropiación del inmueble donde funcionó el centro clandestino, pero aún no la concretó.

Eduardo Constanzo, alias el Tucumano o Tucu. Tiene 70 años, y cumple arrestro domiciliario. Esta procesado por gravisimas violaciones a los derechos humanos por su accionar en la Quinta de Funes y la Fabrica Militar de Armas Domingo Matheu. El 14 de febrero declaró ante el juez federal subrogante Germán Sutter Schneider que hay al menos dos cuerpos enterrados en el predio donde funcionara el centro clandestino de detención La Calamita, de Granadero Baigorria. Asegura que uno de ellos "es el soldado Prat", y el restante -al que enterró con sus propias manos- es "Remo, un militante montonero oriundo de San Juan". La justicia analiza sus declaraciones y decide las medidas a tomar en los proximos días Mientras tanto, el gobierno provincial -que declaró la expropiación del inmueble el 8 de octubre de 2005- aún no la concretó.

Esta es sólo parte de la extensa declaración que Constanzo realizara entre el 14 y el 15 de febrero, acompañado por su defensora Alicia Prieto, en la que se negó a contestar preguntas.

"Ahora me voy a referir a un homicidio que se cometió en el año 1977. Trajeron detenido a La Calamita, donde yo estaba, a un muchachito apodado o llamado Remo. Era oriundo de San Juan. Los montoneros lo trajeron engañado diciéndole que aquí le iban a dar trabajo y lo alojaron en la casa de un tal negrito Julio con el que nunca pudimos dar, y que lo llevaba en motocarro hasta Avellaneda y Godoy a la mañana muy temprano. Este Julio le decia tabícate, que era cerrar los ojos, por lo que este chico no sabía qué había ahí ni donde vivía Julio. El Ejército tenía esa información declarada por Remo que agregó además que este hombre Julio lo dejaba en Avellaneda y Godoy y que le decía que al otro día lo esperase allí porque lo pasaría a buscar. Luego dijo Remo que lo llevaban a una casa de por ahí a fabricar granadas. Con esa información los Jefes montaron un operativo en Godoy y Avellaneda para detenerlo al negrito Julio. Fuimos al Operativo toda la patota con los Jefes, Fariña, Guerrieri, Amelong...." dijo Constanzo en su declaración.

El represor continuó con el relato ante el juez Sutter Schneider: "Como no llegó el negrito Julio volvimos a La Calamita, donde todos siempre estábamos antes de pasar a Funes. Yo volví en la parte de atrás de una citroneta con este chico Remo. Llegamos a La Calamita, estacionamos la citroneta y descendí junto a los demás, salvo Remo que quedó adentro. Se arrimó el Puma, y junto a otro lo bajaron de la camioneta tirándolo de los pies; imagínese la cabeza como debe haber golpeado con el paragolpes trasero porque lo bajaron por la parte de atrás. Lo llevan para adentro a una habitación. Remo estaba vendado, y se paran los tres a la vuelta de él, y hacían como ruidos de que arrancaba una moto, pegándole patadas en las costillas, en el hígado, en todos lados; yo sé esto porque lo veo porque tenía que pasar por donde lo tenían a Remo para buscar mis pertenencias, para volverme a mi domicilio. Cuando regreso con mis pertenencias y vuelvo a pasar por donde lo tenían a Remo, veo que uno de ellos el Comisario general, le abre la boca y le hecha un paquete de Celusal; les digo 'lo van a matar', y me fui".

El relato de Constanzo continúa. "Llegué a mi casa, le conté a mi señora, esa noche cuando vuelvo después de todo no pude dormir, ni comer, y eso que era las 12 del día. Cuando vuelvo al trabajo, esto es La Calamita, a las 15:30 horas, encuentro a todos los que habíamos ido al procedimiento en busca del negro Julio reunidos en la mesa larga que usábamos para comer o hacer reuniones. Entro y digo 'buenas tardes', y me contesta el teniente coronel Fariña, 'buenas tardes para vos, anda y mira lo que hay ahí'. Entro a la habitación contigua donde estaba Remo, y lo veo que estaba muerto; salgo y le digo indignado 'Está muerto', y me dice Fariña 'y a que te crees que te he mandado, boludo'. Y entonces le contesto 'y yo qué mierda tengo que ver en esto". No me senté a la reunión, y me fui para afuera. Después salieron todos, y nos quedamos sin hacer nada. A las 18:00, hacía ya mucho, mucho frío vino un sargento que era el encargado de la patota, que se llama Mario V. (que también, ahora que recuerdo fue con todos al procedimiento en busca del negro Julio), y nos dice 'a ver Tucu, Agustín, que también había estado en el procedimiento del negro Julio)', nos dice a todos (a los seis) este Mario V. que decía el comandante (refiriéndose a Fariña) que tienen que cavar el pozo para enterrar a Remo. Yo me pongo loco, y le digo a V. decile, 'que se vaya a la reputa madre que lo reparió, yo no cavo si yo no lo toqué; que cave el pozo el que lo mató'. Resulta que de los cuatro que lo habían matado, sólo uno estaba entre los seis a los que nos mandaban a cavar, que como dije fue el que le metió un paquete de sal en la boca. Se hicieron las 20:00 horas y yo no aflojaba, los otros me decían que vaya que no haga lío, pero yo me negaba porque nosotros no habíamos hecho nada; a lo último me convencieron y tuve que ir obligado porque sino no iba a salir vivo de ahí", relató el Tucu.

"Asi fue que fuimos a cavar el pozo, y yendo me dice el Comisario general: cavemos un poco más acá porque ahí (señalando un lugar) está enterrado el soldado Prat (que es un soldado que yo supe o me dijeron que habían matado antes, que era asistente del mayor Pérez, y que según comentaban lo habían matado porque quería entregar al mayor). Mientras nosotros cavamos el pozo, a cada rato iba el sargento Mario V. a medir con un metro para ver si llegábamos a cavar un metro ochenta centímetros de profundidad, y lo sacamos corriendo porque con el frío que hacía y sin tener nada que ver nos venía a controlar, asi que lo saqué a palazos y no volvió más. Tal es asi que se lo enterró inclinado, y le quedaron los pies afuera y hacia arriba, casi al ras del piso. Es todo lo que tengo que decir", señaló Constanzo en una parte de su declaración.

Por último, manifestó que "el pozo que cavó por Remo está al lado del lugar en el que se señalaba como enterrado Prat".

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