La llaman la masacre del camino de Las Moras por el lugar en cercanÃas de Coronda donde cuatro mujeres jóvenes fueron ejecutadas y sepultadas en una fosa común, en febrero de 1976. Una investigación del juez federal Reinaldo RodrÃguez, ya le habÃa devuelto el nombre a tres de ellas en una causa que se inició hace once años. Esta semana, el Equipo Argentino de AntropologÃa Forense logró identificar a la cuarta vÃctima: Gladys LucÃa Gómez ("Luci"), una militante de la Juventud Peronista de 24 años, oriunda de Formosa, que estudiaba Ciencias Exactas en Resistencia y se habÃa refugiado en Santa Fe, a fines de 1975, perseguida por el terrorismo de estado. No pudo escapar. Ella y otras tres compañeras de militancia en la JP: Olga Teresita Sánchez, MarÃa Cristina Mattioli y Graciela Cristina Siryi, fueron secuestradas entre el 27 y 28 de febrero de 1976, asesinadas con disparos en la cabeza y las manos atadas a la espalda y enterradas en una fosa común, a mil metros de la autopista a Rosario. Estuvieron como NN más de 30 años, hasta que la justicia comenzó a devolverles la identidad, recuperó las pruebas del crimen y ahora avanza en el juzgamiento de los ejecutores. En diciembre de 2009, el juez RodrÃguez procesó al ex jefe del Area 212, coronel José MarÃa González, y al ex subjefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, teniente coronel Roberto José Diab, a quienes imputó 22 y 46 homicidios, respectivamente, entre ellos los de Sánchez, Siryi y Mattioli, a los que deberá agregar el de "Luci" Gómez.
Hasta el hallazgo del enterramiento clandestino en el campo militar San Pedro -en junio último , la masacre del camino de Las Moras era la única fosa común que habÃa sido hallada en la provincia. La descubrió un arriero el 20 de marzo de 1976, en la ruta 64, a mil metros de la autopista, con los cuerpos de cuatro mujeres jóvenes. La dictadura dejó trascender que habÃan sido "estranguladas" y asoció el caso a una supuesta "trata de blancas", según las crónicas de la época. Falso. Luego los restos fueron inhumados en el cementerio de Coronda como NN, hasta que la justicia comenzó a develar la verdad: eran militantes de la JP ejecutadas con el tiro del final. La primera que se identificó fue Sánchez, el 15 de setiembre de 2004; la segunda, Mattioli, el 6 de setiembre de 2007, y la tercera, Siryi, en abril de 2008.
Faltaba saber quién era la cuarta vÃctima. Una investigación de la abogada Lucila Puyol y sus compañeros VÃctor Salami, Beatriz Pffeifer y Valeria Silva trabajó sobre la hipótesis de que se trataba de otra militante de la JP que se habÃa refugiado en Santa Fe. Lo que en los últimos meses era una reconstrucción histórica en la que colaboraron también otros militantes polÃticos de Resistencia y de Formosa, se convirtió esta semana en una certeza: los pruebas genéticas revelaron que la joven sin nombre era Gladys LucÃa Gómez, de 24 años, según el informe que el Equipo Argentino de AntropologÃa Forense entregó al juez RodrÃguez. El análisis se realizó en Córdoba, en el Laboratorio de Inmunogenética y Diagnóstico Molecular (Lidmo EEAF) a cargo del genetista Carlos Bullo, con un resultado del 99,99 por ciento al comparar los perfiles genéticos de los restos de LucÃa y con la muestra sanguÃnea de su madre biológica.
"Esto demuestra la importancia de la memoria", se emocionó Puyol en diálogo con Rosario/12. "Más allá de que se necesita la prueba genética para confirmar la identidad de un desaparecido, es fundamental la reconstrucción histórica con datos y testimonios de los sobrevivientes de la dictadura. Fueron los compañeros de LucÃa los que mantuvieron la búsqueda todos estos años y permitieron llegar a este resultado", agregó.
Ayer, Puyol presentó una denuncia para que la fiscal federal Nº 2 Cintia Gómez "inste la acción penal contra quien y/o quienes resulten responsables de la persecución polÃtica, secuestro, torturas, desaparición de cadáver y homicidio de Gladys LucÃa Gómez".
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