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Domingo, 16 de abril de 2006
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El "Tucu" Costanzo se verá la cara con viejos compañeros de crímenes

Procesado por secuestros, torturas y desaparición de personas,
Costanzo será careado con Amelong, Gurrieri, Fariña y Jáuregui.
Los cruces servirán para destejer la trama del horror de los `70.

Por José Maggi
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Eduardo "Tucu" Costanzo se cruzará con personajes que tienen en común oscuros antecedentes. Entre ellos, Oscar Guerrieri, quien recientemente fue descubierto violando su prisión domiciliaria.

El represor Eduardo "Tucu" Costanzo, procesado por gravísimas violaciones a los derechos humanos -como secuestros, torturas y desaparición de personas- será careado esta semana con otros cuatro militares con quienes comparte similar curriculum vitae: mañana deberá enfrentarse a Juan Daniel Amelong, alias teniente Daniel, el martes 18 con Oscar Pascual Guerrieri -célebre por estos días por haber violado su prisión domiciliaria y ser descubierto por las cámaras de un programa de televisión-. En tanto, el lunes 24 el Tucu será careado con Rubén Fariña, y al día siguiente, el martes 25, con Luciano Adolfo Jáuregui, como segundo comandante del II Cuerpo de Ejército.

La decisión fue adoptada por el juez federal Nº 4 Germán Sutter Schneider, luego de las dos jornadas de declaraciones de Constanzo que tuvieron lugar el 14 y 15 de febrero pasado. En aquella oportunidad el Tucumano puso en evidencia a varios de sus compañeros de andanzas, entre los que se contaban los cuatro nombrados. Es más con algunos de ellos, como el mismos Amelong, tuvo un enfrentamiento personal en el Batallón de Comunicaciones 121 donde ambos estaban detenidos a principios de 2005.

Según denunció ante el juzgado federal hizo responsable "a Amelong por cualquier cosa que pudiera pasarle", ya que está seguro que "querrán matarme junto con otras personas para que no declare lo que se".

Lo cierto es que Constanzo en su declaración detalló el asesinato de los detenidos-desaparecidos en la Quinta de Funes, que según el represor se realizó en la quinta llamada Intermedia, propiedad de la familia Amelong. En ese sentido, las afirmaciones de Constanzo coinciden con las que hiciera en su momento otro represor arrepentido Gustavo Bueno, conocedor de los hechos por ser un agente de inteligencia miembro del mismo grupo de tareas. Su testimonio fue uno de los primeros de esta clase que recibiera el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

En rigor el relato de Costanzo, recrea en primer termino algo conocido: luego del fracaso de la operación pergeñada por el general Leopoldo Fortunato Galtieri, en la que intentó matar a la cúpula de Montoneros exiliada en México, trasladando a Tulio Valenzuela y reteniendo a su esposa como rehén en Funes, se decidió trasladar a los detenidos.

El lugar elegido fue la escuela Magnasco, de Ovidio Lagos y Zeballos, para ser trasladados luego la quinta conocida como la Intermedia. Costanzo contó ante el juez que por esos días "todos nos reuníamos, todo el personal del destacamento que éramos más de cien, más la sección Operaciones Especiales, llamada la patota, para que cada uno diga sus opiniones (sobre qué) hacer con esta gente. Poquito antes del mundial el Ejército decide matarlos".

El represor narró entonces la última cena de los detenidos en la quinta: "Nos ordenan a todos los de la patota que teníamos que estar a las ocho de la noche en la Intermedia sin armas y dejar el auto a un kilómetro de la Intermedia. Llegamos al chalet y había en el living dos tablones largos. Ocupando un tablón estaban los montoneros, en el otro tablón estábamos nosotros. La mesa estaba dividida así porque si ellos querían fugarse tenían que pasar por donde estábamos nosotros. Los gendarmes afuera tenían orden de tirar. Al final de la cena les dan a los detenidos una bebida que contenía un potente sedante; luego los hacen ir de a uno a una 'casita' que había en el mismo terreno, donde los mataron con una ametralladora Ingran con silenciador, con dos balazos en el corazón. Cuando terminaron todo el trabajo, Guerrieri, Fariña, Amelong e Isaac, nos llamaron a nosotros para que sacáramos los cadáveres y los desnudemos a todos y los colocáramos en la galería de la casita uno al lado de otro. Luego fueron trasladados en un camión hasta el aeropuerto donde los esperaba un avión Hércules". Según este testimonio Jáuregui fue el último en llegar, tras lo cual dieron la orden de envolver los cuerpos y trasladarlos al avión, por lo cual también estuvo involucrado en la masacre.

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