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Domingo, 15 de enero de 2012
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El senador Rubén Giustiniani habló con Rosario/12 sobre su decisión de no presentarse para un nuevo mandato como titular del Socialismo.

"Nunca se da un paso al costado cuando uno es un militante"

Aseguró que los cargos institucionales "son responsabilidades que asumimos en distintos momentos". Dice que su decisión se enmarca dentro de "un buen momento del PS y un mejor futuro en el marco del Frente Amplio Progresista (FAP)". Prefiere analizar el futuro y no su derrota interna y asegura que tiene una "excelente" relación con Hermes Binner.

Por Luis Bastús
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Giustiniani: "No hay muchos legisladores que recorran la provincia. Yo sí y por eso me conocen".

En el campamento mendocino donde en la primera semana de enero la juventud socialista organizó su típico encuentro anual, el discurso de Rubén Giustiniani sonó a un adiós como presidente del partido de la rosa. Hubo quienes no se sorprendieron, al sopesar el rotundo veredicto con el que las bases dirimieron la interna del año pasado a favor de Antonio Bonfatti, el elegido de Hermes Binner. Pero la mayoría de los presentes, por una cuestión generacional, conoció el partido después de 2002, cuando ya se había unido desde sus vertientes del PSP y el PSD, y cuando el senador ya había pasado a presidirlo tras la muerte de Alfredo Bravo. Para esos jóvenes, Guillermo Estévez Boero es una leyenda -venerable, pero leyenda al fin-; por eso llegaron al socialismo suponiendo que Giustiniani ha sido el conductor natural e histórico. Para éstos, el tono de despedida les pareció irreal. Diecinueve años, primero como secretario general del socialismo popular y luego como presidente del PS unificado. A pesar de esa hegemonía, hoy pondera las bondades de la renovación en el partido. Afirma que el Frente Amplio Progresista es la única expresión válida que quedó en pie, por fuera del kirchnerismo, y repasa las asignaturas pendientes de CFK por donde entiende que la coalición opositora puede crecer y consolidarse como opción real de gobierno.

En diálogo con Rosario/12, Giustiniani evita en este momento analizar razones de su derrota en pos de "consolidar el partido", y ratifica su apoyo al ex gobernador si en abril decide presentarse para presidirlo.

-¿Qué preanuncia su apoyo a Binner para conducir el PS?

-Cada dos años tenemos elecciones de renovación de autoridades partidarias. En las últimas hubo dos listas: una que encabecé yo con consenso mayoritario y que integraba Hermes Binner, y la otra con los compañeros que están con el kirchnerismo. Ganamos con el 90 por ciento de los votos. Siempre me pareció bien la renovación en el partido, y si Binner aspira a encabezar una lista de esta conducción mayoritaria que venimos desarrollando en los últimos años, lo apoyamos.

-Habla de renovación, aunque usted lideró durante 19 años seguidos.

-No. Hace 18 años yo era secretario general del PSP. En 2003 unimos PSP y PSD. Y Alfredo Bravo asumió presidencia del fruto de esa unión, el PS. Fue una bisagra importante porque se volvió a la denominación anterior al '58, cuando el partido se dividió en dos grandes ramas: el Socialismo Argentino y el Democrático; (Alfredo) Palacios y (Américo) Ghioldi. El PSA tuvo muchas escisiones, y nosotros venimos de esa rama. Cuando hicimos la fusión en un congreso en River ahí quedó como Partido Socialista. Bravo como presidente y yo como secretario general. Tras la muerte de Alfredo, fui electo presidente del partido.

-De todos modos, luego de tantos años de dirigir el PS, ¿qué lo lleva a esta posición, parecida a un paso al costado?

-Nunca se da un paso al costado cuando uno es un militante. Para quienes nos consideramos así, los cargos institucionales son responsabilidades que asumimos en distintos momentos. Todo esto lo interpreto dentro de un buen momento del PS y un mejor futuro en el marco del Frente Amplio Progresista (FAP), con expectativas de crecimiento. Me parece que es un hecho auspicioso, y todos somos parte de él. Somos una conducción colectiva y así lo he interpretado cuando me ha tocado presidir. Diría que somos uno de los pocos partidos que pueden mostrar en Argentina un congreso todos los años, con renovación de autoridades y sus órganos partidarios en funcionamiento. Lamentablemente, no hay muchas experiencias así sostenidas en el tiempo.

-¿Cuánto determinó el resultado de la interna en la relación de fuerzas hacia dentro del PS?

-No, nada. Aquí se eligieron candidaturas a gobernación y fue una muestra más de democracia. La gente eligió a quien mejor entendió que podía representar al Frente Progresista, y al día siguiente nos pusimos a trabajar en eso. A la semana siguiente concurrimos a apoyar públicamente a Antonio, y hoy estamos poniendo el hombro para el mejor gobierno del FP en la provincia de Santa Fe.

-¿Pero por qué su sector perdió por tanta diferencia?

-Ahora estamos poniendo el hombro en un colectivo. Si me refiero a aquello voy a minimizar esto que estoy diciendo. Sería contradictorio. En otra oportunidad podría hacer una valoración, un momento del país donde los oficialismos tenían una asimetría de fuerzas, pero eso ya no es. Estamos poniendo el hombro todos juntos, esa es la verdad y es lo que vale.

-Entonces tampoco tiene sentido que le pregunte por cómo evalúa la participación otorgada a su sector en el gobierno provincial.

-Es lo mismo. Estamos poniendo el hombro. A quien le toca gobernar tiene la responsabilidad de integrar los gabinetes, y la interrelación del gobierno con el partido debe ser armónica. En eso estamos, por eso apuntalamos desde nuestra visión para que sea el mejor gobierno posible.

-¿Qué hubiera pasado con el FP si Bonfatti no le hubiera habilitado mayor espacio a la UCR?

-No me gusta analizar lo contrafáctico. Hay una buena relación dentro del FP en la provincia, y adelante.

-¿Puede haber redefinición de fuerzas a cuento de que la UCR tiene mayor estructura, presencia territorial?

-Cada gobierno es diferente y cada etapa es distinta. Para mí lo fundamental como gobierno es responder a las necesidades de la gente y no es una frase. Muchas veces se mira la relación de fuerzas, los cargos, y en realidad se trata de construir la mejor salud, la mejor educación, la mejor justicia. Si tenemos la posibilidad de hacer un buen gobierno, saldremos fortalecidos el gobernador, el Frente y todos sus componentes. Cuando se hacen cálculos menores terminan debilitándose todos. La política argentina muestra eso muchas veces.

-Dentro de su corriente se le ha reprochado haber estado más pendiente de la agenda nacional, en Buenos Aires, que de la agenda santafesina.

-Todo lo contrario. He trabajado en esta provincia y he sacado leyes muy importantes. Los 30 millones contra la sequía en 2008 fue un proyecto de ley mío que con un voto solo logré que ambas cámaras lo aprobaran para que Santa Fe pudiera dar respuesta a los pequeños productores. El primer parque nacional de Santa Fe es un proyecto de mi autoría. En la lucha por la coparticipación federal podría mencionar 50 proyectos míos sobre los derechos de Santa Fe ante la Nación. En toda la provincia reconocen mi tarea parlamentaria. No me pidas nombres, pero no hay muchos legisladores que recorran los distintos puntos de la provincia. Siempre la recorro y la gente reconoce que no lo hago sólo en elecciones.

-Con Binner necesitado de mantener el perfil de candidato opositor y sostener la performance de octubre ¿advierte un doble filo que pueda afectar la gobernabilidad que necesita Bonfatti?

-No, porque esta realidad no es nueva. Cuando gobernamos Rosario con distintos colores políticos que la Nación, siempre la relación institucional se trabajó de manera positiva. No es necesario que la Presidenta sea amiga de los gobernadores. Debe haber cooperación permanente entre Nación, provincia y municipios. A pesar de esto, nunca el PS como opositor varió su política de empujar las cosas que cree positivas para la Nación. No veo que haya dificultades.

-Pero el kirchnerismo suele operar en la lógica de suma cero, a todo o nada.

-Pero nosotros demostramos que no entramos en esa lógica y nos respetan. Nos han criticado o valorado, pero nos respetan. Hemos demostrado con leyes importantes y claves que las apoyamos porque eran positivas para el país, aunque las impulsara el gobierno nacional. Y nunca lo hicimos a cambio de una obra, algo lamentable que tantas veces vimos en el Congreso con legisladores que votaban una ley porque a cambio conseguían una obra para su provincia. Eso ha generado un respeto que queremos mantener.

-¿Cómo evalúa la oposición después de un plebiscito tan fuerte de la gestión presidencial?

-El FAP es la oferta política que mejor parada quedó después del gran triunfo que tuvo Cristina Fernández. A pesar de la gran distancia que existe entre el 54 y el 17 %, esa elección dejó una fuerza política con perspectivas de crecimiento hacia delante.

-¿De qué manera puede crecer ese 17%: sacándole al 54% de la Presidenta, o sumando en otros sectores de la oposición?

-Se puede crecer planteando la agenda pendiente en Argentina. Eso es sacar a los 4 millones de jubilados que cobran la mínima y están por debajo de la línea de pobreza, es el país federal que falta, es una reforma tributaria para que pueda eliminarse el IVA de los productos de la canasta básica de alimentos y que paguen quienes más ganan. La agenda pendiente es un impuesto a la renta financiera que no existe en Argentina para consolidar un sistema tributario más justo y equitativo. No hay combate a la pobreza si no hay un sistema tributario progresivo. Es una nueva ley de enseñanza superior, que avance sobre lo ya avanzado. Trabajamos para que tuviéramos la ley nacional de educación que superó la ley federal, la ley de financiamiento educativo. Ese debe ser nuestro trabajo de aquí en más para sumar voluntades en el FAP.

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