Desde que llegó a vivir a Fighiera, hace dos años, para Iván --ahora en 7º grado-- fue una tortura diaria ir a la escuela 6086 Brigadier Estanislao López. Los compañeros le decÃan "salteño muerto de hambre, por qué no te volvés a tu pueblo" y lo golpeaban. La madre, Miriam, no se quedó de brazos cruzados: iba casi todos los dÃas a contar lo ocurrido, pero no era bien recibida por las autoridades, que llegaron a sugerirle un cambio de institución. El 16 de mayo pasado, Iván estaba tomando agua en el baño de la escuela, durante un recreo y le pegaron una patada por detrás que lo dejó sin aire. Paralizado por el dolor, atinó a lavarse la cara y volvió al aula. A la mañana siguiente, otro compañero le retiró la silla cuando iba a sentarse, y el niño cayó al piso. Ese dÃa llegó a su casa descompuesto. A las 15, Miriam lo llevó al centro asistencial del pueblo, donde decidieron trasladarlo al hospital Provincial de Rosario. A Iván lo operaron de urgencia, perdió un testÃculo. Cuando iba a la sala de operaciones, le contó a la mamá: "Me golpearon".
La causa recayó en la fiscalÃa a cargo de Carlos Covani. La instrucción correrá por cuenta del juez Juan Carlos Vienna. Ayer, Miriam y su abogada, Natalia Alvarez, fueron a la comisarÃa de Fighiera a ampliar la denuncia por "incumplimiento de deberes de funcionario público" contra las docentes que desoyeron las denuncias, asà como a las autoridades del Ministerio de Educación que el año pasado prometieron la presencia de un gabinete psicopedagógico. "Fuimos con mi hija mayor, que sufrió los mismos malos tratos, y con Iván a hacer la denuncia. La supervisora prometió para este año, cuando Iván comenzara séptimo grado, un gabinete psicológico, pero nunca hicieron nada. Se lavaron las manos. En otra oportunidad le mostré el guardapolvo a la directora, porque tenÃa las zapatillas marcadas de las patadas que le dieron a mi hijo. Lo dejaron totalmente abandonado", subrayó Miriam ayer, asombrada aún porque ni siquiera tras el revuelo mediático recibió alguna comunicación del Ministerio de Educación. Su pedido de auxilio al Ministerio data de octubre pasado.
Además de las graves consecuencias para la salud de su hijo, a Miriam le duele la inacción institucional. En algún momento, Iván dejó de contarle lo que sufrÃa, ya que cada vez que iba su mamá a hablar en la escuela, una de las maestras decÃa en el salón: "Ya vino la madre de un alumno", señalándolo. De este modo, los compañeros eran aún más crueles. Le decÃan: "Marica, asà que llamás a tu mamita". El niño no tenÃa opciones. Hasta una de las maestras lo culpó del maltrato en clase. "Una señorita lo retó cuando él denunció que le habÃan pegado. Le dijo que él era siempre el de los problemas", contó Miriam. Incluso, se sintió obligada a defender a sus hijos ante los periodistas. "Mis hijos no son conflictivos", se atajó Miriam.
"Sólo dos maestras reemplazantes se portaron bien con mi hijo y retaron a los que le pegaban", rememoró la madre. Cuando le sacaron la silla a su hijo, todo fueron burlas en el aula. En ese contexto, "la señorita Lucrecia" intentó poner las cosas en su lugar. Les dijo que la vergüenza era hacerse el vivo con un compañero. No fue suficiente para parar las agresiones.
Miriam se radicó en Fighiera con sus dos hijos hace dos años. Eligió el lugar porque allà viven su hermana y su mamá, la abuela de los chicos. Pudo encontrar una casa con un alquiler accesible y asà su marido --que trabaja en el Mercado Central de La Plata-- los visita cada 15 o 20 dÃas. "Una vez que junta para el alquiler viene a vernos", relató Miriam. Salta quedaba demasiado lejos del trabajo de su esposo. "Estuve mirando casas para irme a algún otro pueblo cercano, pero ningún alquiler baja de los 2.000 pesos y yo no puedo pagar eso", exclamó con resignación.
La difusión de la denuncia provocó que ayer las autoridades salieran a dar explicaciones. Marta DÃaz, delegada regional de la cartera educativa, indicó que el informe médico que les enviaron desde el hospital Provincial, donde operaron al nene, "no habla de golpes", sino de un "estrangulamiento testicular", que se dio de manera "espontánea". Miriam explicó que el dÃa de la intervención quirúrgica de Iván no atinó a hacer la denuncia, porque su prioridad era asistir al niño. "Te imaginás que mando a mi hijo a la escuela a la mañana y a la tarde lo están operando de urgencia, pierde un testÃculo y corre peligro su vida. Yo no estaba para denuncias", indicó ayer.
Los funcionarios judiciales llamarán a testimoniar a las autoridades de la escuela y solicitaron un informe de las actuaciones del Ministerio ante el pedido de intervención de Miriam. También se pidió copia de la historia clÃnica del niño, que recibió el alta médica.
En diálogo con Rosario/12, Pietro Bielletich, director del hospital Provincial, señaló que "el nene ingresó con un dolor testicular agudo". Los médicos diagnosticaron "torsión de testÃculo", que fue confirmado en la cirugÃa. "Al quedar sin irrigación sanguÃnea se produjo la muerte del tejido testicular, por lo cual hubo que extirparlo", puntualizó el profesional, quien agregó que el nene sigue con asistencia ambulatoria y recibe apoyo psicológico al igual que su familia. Respecto a la aclaración que hizo la funcionaria de Educación, Bielletich confirmó que el "estrangulamiento de testÃculo se produce durante el desarrollo de la persona", y que puede ser por un "movimiento brusco". Al consultarle si se puede producir por golpes, indicó que en este caso "no se barajó" tal situación.
El brutal acoso escolar --conocido como bullying--, en la localidad ubicada a 35 kilómetros de Rosario, tuvo complicidades institucionales. Los compañeros del niño son menores de 16 años, por ende, no son punibles; pero la Justicia de Menores ya tomó intervención en el caso. "Nadie vio nada", dijeron sus padres en la presentación que ingresó dÃas después del hecho a la Unidad de Información y Atención a VÃctimas y Denunciantes del Ministerio Público Fiscal.
Por su parte, la vicedirectora del establecimiento escolar, Karina Spinetto, reconoció los maltratos de los otros chicos contra Iván, y señaló que una maestra permanecÃa cerca de él en los recreos. "El chico no se acercó a informarnos", se excusó. Miriam señala que fue justamente esa autoridad quien la "invitó" a sacar a los chicos de la escuela.
Sobre los posibles agresores, Spinetto consideró que "no se puede presionar al chico para que dé algún nombre, por pedido de la psicóloga". Mientras que DÃaz aseguró que "nadie dijo haber participado de una golpiza" en la escuela.
Durante mucho tiempo, Miriam combatió las agresiones contra sus hijos en el ámbito adecuado, la misma escuela, a la que no podÃa acceder sin pasar primero por la dirección. SabÃa que era cierto lo que contaba Iván porque ella misma fue agredida por la calle. "Hasta a mà me han gritado los mocosos, me decÃan 'Salta, Salta, Salta, pequeña langosta', o me gritaban que era una salteña muerta de hambre", contó la mujer. "Estoy orgullosa de ser salteña", agregó.
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