En San Lorenzo era un secreto a voces que un grupo de proxenetas al que llamaban "los santafesinos" llevaban chicas para prostituirlas en la ruta 11, entre esa ciudad y Puerto General San MartÃn. El complejo portuario más importante de América Latina, por donde pasa el 80 por ciento de la cosecha de soja del paÃs, es además uno de los centros de la trata de personas en la región. Mujeres, muchas de ellas niñas, eran llevadas en remÃs desde la ciudad de Santa Fe hasta la zona, donde trabajaban vigiladas permanentemente. Fue por eso que muy pocos se sorprendieron por la detención, el 24 de junio pasado, de cuatro personas, entre ellas un policÃa, acusadas de integrar una red de trata de personas, a partir de una investigación del fiscal federal de primera instancia de la ciudad de Santa Fe, Walter RodrÃguez. "Es una postal cotidiana que tenemos acá, desgraciadamente. Está naturalizado. Hace mucho que se viene denunciando, tuvo que tomar cartas en el asunto la provincia porque los municipios de Puerto General San MartÃn y San Lorenzo no hacen nada", expresó Marcela Lozano, concejala mandato cumplido que se presenta nuevamente por el SI, dentro del Frente Progresista. Más contundente aún fue otra precandidata, Soledad ChiodÃn, de Nuevo Encuentro, quien consideró que "se trata de un 'negocio' que en el cordón industrial es claramente identificado con la policÃa".
La presencia de "los santafesinos" se intensificó a partir de 2010, cuando la policÃa clausuró el cabaret Popeye, que pertenecÃa a Omar Veracierto y estaba ubicado en pleno centro, en la neurálgica calle San MartÃn. En la misma calle subsiste otro cabaret, El gato negro, cuyo propietario es Juan Manuel Vermiglio, al que algunas fuentes vinculan con el senador provincial mandato cumplido Eduardo Galaretto. "Está sobre calle San MartÃn y al lado hay instalado un hotel. Los chicos, incluso varones y nenas, esperan cuando llegan los barcos y allà los llevan de la mano los embarcados, que ingresan con ellos. Son criaturas. Pero a ese cabaret nunca nadie lo toca, es como que está ahÃ, está naturalizado que esté", lamentó Lozano.
Justamente, cuando era concejala, entre 2007 y 2011, Lozano batalló contra una propuesta de su colega Gustavo Oggero, para reglamentar los cabarets. Impidió que se aprobara, pero no que esos lugares siguieran funcionando.
ChiodÃn rememoró que el cierre de Popeye significó la merma de la actividad prostibularia en el centro, y allà comenzaron a venir los remÃses de Santa Fe, para traer chicas. Las instalan al costado de la ruta. La convicción de ChiodÃn es que el acuerdo es que la policÃa libere "el negocio del narcotráfico" en la zona, y a cambio, reciben el control total del dinero producido por las mujeres prostituidas. "A cambio de que la policÃa lidera y cobra la coima del narcotráfico, el negocio de la prostitución lo manejan directamente ellos", asegura la dirigente, que integra la Mesa por la Memoria, Verdad y Justicia del cordón industrial.
"Están absolutamente controladas, las traen de otro lado, generalmente el origen de las chicas es la ciudad de Santa Fe, y hay muchas menores, chicas jovencitas", apuntó Lozano. La dirigente del SI recordó la historia de una joven que pidió ayuda a través de un papel que le dio a una mujer residente en Puerto San MartÃn. "Ayudenme, me tienen acá controlada", decÃa el papel. Cuando quisieron acercarse a buscarla, se habÃa esfumado. Sus tratantes la habÃan llevado a otro lado. "Las chicas van rotando, las traen un tiempo y después no vienen más", cuenta una vecina que pidió preservar su anonimato porque cree que "de esa manera se las ayuda más". Aunque muchas tienen miedo, incluso, de intercambiar algunas palabras en la parada del colectivo donde las llevan a trabajar. "El auto que las trae no les pierde pisada, incluso van rotando, no son siempre las mismas chicas, si uno va asiduamente se da cuenta de que son siempre caras distintas, las traen unos dÃas y después las llevan a otro lugar, para evitar que tomen contacto con gente de la zona. Incluso han llegado a traer chicas a las mismas playas de camiones, se armó bastante lÃo porque no todos los camioneros están de acuerdo, entonces, ahora, las dejan directamente en la ruta, a la deriva pero controladas", relató Lozano.
Algunas vecinas de la zona donde las adolescentes son prostituidas intentan habitualmente acercarse para preguntarles si necesitan algo. Una de esas vecinas, que pertenece a un grupo solidario, contó que muchas de ellas son oriundas de San Javier, donde existe "turismo sexual" extranjero con niñas. "Ellas nos cuentan que a los 16 años son viejas para esa zona, y por eso las traen acá", relató esta vecina, con el requisito del anonimato.
En una de esas ocasiones, una niña de 14 años pidió ayuda porque acababa de ser madre, ya que algunos clientes piden "los servicios" de mujeres embarazadas. Tras el parto, permaneció un tiempo en San Lorenzo. El grupo llamado Mamás del Corazón juntó ropa y otra ayuda, pero cuando quisieron llevársela a la destinataria, los proxenetas habÃan cancelado el alquiler de la pieza donde vivÃa y se la habÃan llevado a otro lado.
Una de las vecinas, cuyo nombre empieza con G., afirma: "Tenés que ocultar tu nombre y tu apellido si querés hacer algo por las chicas. Por ahà no las dejan hablar con la gente. Una de ellas me dijo: 'Doña, no me hable porque usted nos compromete' y después, a su compañera, le advirtió que fueran más lejos, porque las estaban controlando. Yo era una persona extraña que me estaba acercando a hacer preguntas".
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