José Ricardo Spadaro es el Secretario de Análisis y Articulación de Procesos Interministeriales, y quien conduce el organismo encargado de la inteligencia criminal del Ministerio de Seguridad. En ese rol le fue pedida por el gobierno de Antonio Bonfatti una nueva ley de reforma policial que desgrana ante Rosario/12: "Una policÃa altamente calificada, especializada en criminologÃa, y sin el carácter represivo que se le ha dado". Las formas de selección de cadetes, el control civil y hasta el uniforme de los futuros cadetes, que recrea el que usaba la fuerza hace 200 años, son parte de sus propuestas. "No se puede seguir conduciendo erráticamente a la PolicÃa", y agregó que "hay que echar a los dos mil atorrantes que no ocupan su cargo desde hace más de tres años", en alusión los que tienen carpeta médica o agentes que no tienen condenas firmes.
"Lo primero que se debe hacer es reconfigurar la policÃa: de una policÃa del Estado a una policÃa de protección social. Esto significa que la policÃa no debe estar como un apéndice o un instrumento del poder, dedicada a preservar el poder, ser la policÃa de la represión sino para preservar la paz en la sociedad. Esto cambia completamente la matriz en la formación. Si se hace esto la Escuela de policÃa debe volver a establecerse en los parámetros modernos, que tenga dos ejes principales de capacitación que es la criminologÃa y la criminalÃstica, que hoy no se estudia.
-- ¿Por qué?
-- Porque la reforma del año 2006, cuando se creó el Instituto de Seguridad Pública, pensó -porque en ese momento estaba en boga en el paÃs- formar personas con matriz universitaria que le den un vuelo más cercano al humanismo, y de esa manera evitar el autoritarismo y la brutalidad policial. Quisieron introducirlos al mundo académico y no al mundo policial neto. Y esto fue una cosa a medias porque si solo tenemos egresados técnicos en seguridad, solo tenemos empleados. Y el policÃa es un funcionario a quien el estado les da las armas para cuidar la seguridad. Por eso queremos que estudien crimonologÃa para que entiendan el delito y al delincuente, y criminalÃstica para entender toda la tecnologÃa para investigar el delito.
-- ¿Los policÃas que egresaron en los últimos años, no estudian criminologÃa ni criminalÃstica?
-- No. Primero porque ni siquiera terminan los tres años de estudio, ya que debido al gran problema de seguridad que hubo, obligó al gobierno a anticipar los egresos, por lo cual ni siquiera egresan como técnicos en seguridad sino como agentes de policÃa, con vistas a hacer después el segundo y tercer años.
-- ¿Qué cambios necesita la escuela de policÃa?
-- Hemos ido a la historia de Santa Fe. Esta es una gran provincia, una de las primeras que creo su policÃa, cuando el problema de Artigas, esta provincia estuvo entre 1814 y 1818 virtualmente separada de lo que después fue al Confederación Argentina, y ahà apareció una guardia que después le dio vuelo el General López, y que comenzó a usar los colores de la bandera. Por eso queremos hacer el uniforme de los cadetes. Asà le digo al aspirante a policÃa: 'Usted usa un uniforme honroso con los colores de la provincia, con la manga del mayor numen que ha tenido al provincia, es decir el federalismo del General López. Asà volvemos a enraizar a la policÃa en ese modelo. Son temas de valores que tenemos que volver a inculcar en cada policÃa. Si no trabajamos en esto vamos a seguir teniendo policÃas que cuando pasamos el semáforo en rojo nos pidan cien pesos para seguir circulando, o bien regenteando un búnker de drogas.
-- ¿Qué prevee la reforma?
-- La ley de reforma policial recoge las mejores experiencias en el mundo. La nuestra no va a ser una policÃa militarizada, sino civil con disciplina y con cadena de mando. Va ser una policÃa reformulada en su despliegue en las comisarÃas, que se están revisando. Hoy esta la PolicÃa de Investigaciones, que es la que investiga los delitos, pero para mà las comisarÃas deben volver a tener un espacio para recibir las denuncias de los vecinos e investigar los robos menores, pero que son los que más lastiman al vecino.
-- ¿Usted dejarÃa las 33 comisarÃas rosarinas?
-- No creo. En el estudio preliminar no van a quedar asÃ. Mientras en algunos barrios faltan comisarÃas, algunas han quedado como simbólicas. Como ser algunas emplazadas en el centro y algunas como la séptima, porque está muy metida en la parte urbana, está muy mediatizada con el lugar y no tiene una estructura correcta dentro, sumado a la cantidad de presos que tiene. PodrÃamos decir que esta seccional no está cumpliendo con el rol correcto. Asà como la comisarÃa 16º. Además se tiene que aplicar el sistema de cuadrÃculas, con responsabilidad sobre el territorio. No hay que llenarse de edificios y de gastos funcionales. Más policÃas en la calle no implica más inmuebles.
-- ¿Que otro cambios?
-- Se creó el Estado Mayor de la PolicÃa, que es una organización donde hay un especialista en personal que hace el plan de carrera, controla los destinos, con lo cual se elimina esa vieja historia de la venta de las comisarÃas. Esto no puede ser porque eso se decide en un órgano colegiado. También hay un hombre de Inteligencia Criminal, que recrea los tipos de delitos que están ocurriendo. También alguien de Operaciones, que sepa planificar cuando se producen hechos como fugas, por ejemplo. Hoy esta misma estructura estaba fragmentada en las unidades regionales y es la jefatura provincial, con lo cual convertÃa al jefe de provincia en un autócrata. Este Estado Mayor va a ser asesorados por los analistas de inteligencia criminal con los que trabajo.
-- ¿Qué pasa en la nueva policÃa con los jurados de ascensos policiales?
-- Va a ser un sistema mixto: la junta de calificaciones que está formada por policÃas y una junta superior formada por el gobernador y sus ministros. El control civil se va a dar en esta misma etapa.
-- ¿No cree que el control civil se debe dar en todo la etapa de ascensos?
-- No. El ejemplo más claro es Mendoza donde lo hicieron de ese modo y hubo un fuerte rechazo de parte de la policÃa y un grave problema con el delito. El staff del Ministro de Seguridad es el que debe controlar. Hay que diseñar un plan de seguridad y controlar, no se puede seguir conduciendo erráticamente a la policÃa. Hay que hacer lo que hizo Carlos Arslanián en su segunda etapa en provincia de Buenos Aires.
--¿Cómo define a la policÃa que viene?
-- Una policÃa muy disciplinada, de uniforme, altamente calificada, estudiosa, que no admita como regla de ninguna manera la corrupción corporativa. Que el sargento no sea cómplice del comisario o del agente. Convencer a todos que el que delinque va a ir ala cárcel va a llevar un tiempo. Pero no puede haber vericuetos: los delitos cometidos desde la función pública no deben ser excarcelables y tienen que tener el máximo de la pena, porque es una violación completa a la confianza que les ha dado el estado. De este tipo de doctrina policial es sobre la que estamos hablando.
-- En lo que va del año hay entre ocho y nueve casos de muertes bajo balas policiales. Como lo piensa solucionar?
-- La policÃa debe estar entrenada permanentemente en el uso de las armas, y esta fuerza no ha hecho tanto tiro como debiera hacerlo. Hubo un incidente (de miembros de la PolicÃa de Acción Táctica) de chicos recién egresados que se bajaron de un micro y empezaron a disparar dando muerte a un joven. Allà hubo un problema de diseño: un policÃa joven debe formarse al lado de un policÃa más viejo, con experiencia.
-- ¿Funcionan los filtros previos a la incorporación de agentes?
-- Si existen, tal es asà que en los últimos chequeos previos hubo muchas novedades en el campo psicológico, por los cuales han sido rechazados muchos ingresantes. HabÃa gente que no se ubicaba en tiempo y espacio. Esto revela cuadros delicados de gente que no sólo no puede ser policÃa, sino que tiene severos problemas para vivir en sociedad. Hubo muchÃsimos casos rechazados y el Estado deberÃa preocuparse por ellos.
Ahora se están buscando 150 futuros cadetes, a los que hay que darles un horizonte que es que tenga autoestima, que el ciudadano lo empiece a respetar. Sin embargo ese respeto se lo debe ganar el propio policÃa. El tiempo que viene es un tiempo de la propia sociedad santafesina, es un tiempo para volver a tener una policÃa querible, en el que a su vez el policÃa vea también que su carrera tiene un futuro. Y sobre las armas, tiene que ser expertos, pero sin tener la necesidad de usarlas.
-- ¿Qué busca hoy un joven de 18 o 20 años que ingresa a la policÃa?
-- Lamentablemente una salida laboral. Por eso lo que queremos hacer es que ser policÃa no sea solo una salida laboral como último reducto de alguien que no encuentra otra cuestión que hacer. Por eso los planes de educación que hoy están en el Ministerio de Educación son muy exigentes. Tenemos que buscar y formar criminólogos y criminalistas que no tenemos en gran cantidad.
-- En qué etapa cree que el policÃa se corrompe: en la formación, en su primer destino o antes aún de ingresar?
-- En cada una de esas etapas: tengo que darle una formación al cadete para que rechace al delincuente, tanto como al superior que delinque. Si lo mando a un lugar donde se ha consentido el delito, claro que se va a corromper. El problema grave de la Argentina con la policÃa es que no se puede ser un poquito delincuente: el que se quedó con 10 pesos es lo mismo que el que se quedó con 100, y ninguna es una cuestión menor. Hay 300 bajas de policÃas que se dieron en la Gestión de (Gerardo) Chaumont. Antes, dirÃa históricamente, la policÃa vivÃa con el tema de la prostitución, el juego clandestino, es decir que la recaudación era una cuestión tolerada y ahà empezó la gran pudrición. Hasta que se metió a consentir al narcotráfico, que es lo más grave y los más peligroso para una sociedad. El poder del narcotráfico es el poder del dinero y del miedo: corrompe o mata. Por eso el error desde la polÃtica, desde la policÃa y desde la justicia es creer que se pueden meter con el narcotráfico y después salir. La verdad es que el que se mete en este tema no sale más: el que sale lo hace con los pies para adelante.
-- Entiendo por lo que dice que deberÃa haber condenas ejemplares para aquellos ocho o diez jefes policiales que están siendo investigados seriamente en la justicia por haberse enriquecido ilegalmente...
-- Creo que las condenas al policÃa como al funcionario civil que haya lucrado con los bienes del estado deben ser las máximas condenas a aplicar, no deben salir más de la cárcel. Algunos quieren aumentar las penas, pero pienso que lo que debemos reestablecer es la idea que el que delinquió va preso. Eso es lo que está faltando.
-- ¿Se esta preparando para ejercer el control de la policÃa en el gobierno de Miguel Lifschitz?
-- No, no voy e ser el jefe de policÃa.
-- ¿Estará en el Ministerio de Seguridad?
-- Nadie habló conmigo. Lo que hice es preparar un equipo para que auxilie al futuro Ministro de Seguridad. El ministro deberá ser alguien que entienda que no se puede conducir desde la lejanÃa. Quiero decir que se va a tener que arremangar y visitar todas las comisarÃas, y toda la organización policial, para ver qué esta pasando. Y va a tener una esfuerzo muy grande.
-- Cuáles serÃan esos desafÃos?
-- Echar a esos dos mil atorrantes que están usufructuando un cargo sin trabajar porque tienen condenas que no están firmes o partes de enfermo, y no se los pueden dar de baja. Hay que cambiar la ley como la tiene GendarmerÃa por la cual si en dos años no están al frente de tu cargo, te dan de baja, y a llorar al puerto y hacer juicio. Otro de los cambios es volver al doble grado de oficiales y suboficiales, porque no son todos comisarios ni son todos agentes. En el 2006 estaban acorralados y sacaron esa reforma, pero esta nueva legislatura deberá discutir una nueva ley de reforma.
-- ¿No aspira tener otro cargo el 10 de diciembre?
-- Creo que mi ciclo se estaba cumpliendo con la formación de este grupo de análisis criminal. Espero que se conserve este grupo de jóvenes analistas, y que siga avanzando, para que cuando se hagan planes de gobierno se tenga información clara, como la que arroja el plan 'Santa Fe en paz'. Para eso sirve todo el trabajo de esta gente.
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