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Jueves, 16 de julio de 2015
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La fiscal Bartocci recorrió la cárcel de Piñero por una fuga del mes pasado

Los penitenciarios en la mira

La fiscal de la oficina de violencia institucional y corrupción policial fue a la cárcel para indagar si hubo complicidad. Los agentes dijeron haber sido agredidos por dos presos con graves antecedentes que escaparon del penal.

Por Lorena Panzerini
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Según la versión oficial, los presos golpearon a los guardias y treparon el alambrado para huir.

A un mes de la escandalosa fuga de dos presos de la cárcel de Piñero, la fiscal de la oficina de corrupción policial y violencia institucional, Karina Bartocci recorrió el lugar, mientras analiza eventuales imputaciones para cuatro agentes apartados de sus cargos. Como publicó este diario el lunes pasado, la oficina que investiga el accionar policial en ejercicio de sus funciones tiene 185 causas en curso y una de ellas es la de la evasión mencionada, que conmocionó por lo llamativo del modo en el que escaparon los reclusos con graves antecedentes penales. Según la versión policial, redujeron a un guardia, corrieron hasta el cerco, treparon el tejido perimetral y huyeron en una camioneta VW Amarok que los esperaba del otro lado. Todo, a las 11 de la mañana. "Tenemos dudas de que haya sido así, o si salieron por otro lado. En ese caso habría connivencia. Es muy difícil que los prófugos hayan huido por los cercos", planteó Bartocci, que sumará nuevos testimonios al legajo judicial, en los próximos días.

La evasión de Joel Puchetta, de 30 años; y Gastón Medina, de 26, de la Unidad Penitenciaria Nº 11, ocurrió el 11 de junio pasado, poco antes del mediodía, cuando eran trasladados desde el pabellón Nº 6 al aula del penal. Según se indicó, uno de ellos logró soltarse las esposas que lo unían a su compañero de celda, mientras un carcelero los llevaba. Una vez que ambos quedaron con las manos libres, comenzaron a golpear fuertemente al guardia en el rostro y la cabeza. Tras lograr reducirlo, comenzaron una corrida a pie por el pasillo y un playón interno, de alrededor de una cuadra. Al llegar al cerco perimetral, escalaron un tejido de más de cinco metros de altura, con alambre de púas y de diente de tiburón. Del otro lado, los esperaba una camioneta con vidrios polarizados y dos ocupantes a bordo.

En los inicios de la investigación, el fiscal que estuvo de turno aquel día, Alvaro Campos, consideró que existió una "intensión de facilitar la fuga", porque analizó como "inexplicable" la logística con la que huyeron los prófugos. Sin embargo, no llevó a los agentes a audiencia imputativa, sino que dio intervención a la oficina correspondiente para que reúna las pruebas. En tanto, ordenó el secuestro de las armas reglamentarias de los cuatro carceleros y sus celulares, para peritar.

En la oficina que dirige Bartocci, los policías están bajo la lupa judicial y podrían ser imputados por facilitar en forma dolosa el escape. Frente a ello, la fiscal recorrió esta semana el penal y el módulo donde ocurrió el hecho. "Fui porque al no haber estado el día del hecho quería tomar conocimiento de algunas cuestiones y ahora se sumarían nuevos testimonios de personal que trabaja en la ampliación del penal y que aquel día estaban allí, pero no fueron entrevistados", adelantó Bartocci. Además, la fiscal pidió un listado de todo el personal que tuvo contacto con el pabellón de los prófugos, antes del hecho.

De momento, hay varias medidas en marcha como la pericia de los teléfonos y el análisis de los testimonios y elementos como la prueba de balística. "Es muy difícil que hayan podido escalar los cercos, como se indicó, con las condiciones del alambrado. Tenemos otra hipótesis de que eso es mentira y que se escaparon por otro lado; y si es así, hablaríamos de connivencia. Eso es lo que se está investigando", dijo.

Si bien al principio de la causa se habló de un aparente intercambio de disparos, entre los agentes y los presos, en el momento de la huída, ayer se confirmó que las vainas encontradas fueron todas levantadas del lado de adentro del penal, cerca de la garita de guardia; pero no así desde el sector donde estuvo la camioneta que se dio a la fuga rápidamente.

Medina y Puchetta debían pasar un buen tiempo detenidos. El primero estaba purgando una condena de 17 años por dos hechos diferentes: un robo y el crimen del policía Eliseo Ramón Mansilla, perpetrado en abril de 2010, tras el robo a un supermercado chino. Le faltaban seis años para cumplir la pena. En tanto, Puchetta estaba acusado por el homicidio de Elvira Aronna de Mangiapane, una mujer de 85 años que fue brutalmente atacada durante un asalto en su departamento del Paseo del Siglo, en agosto de 2002. Tenía una pena a 15 años, y le restaban 5. Además, sobre el acusado pesa una causa por liderar una banda de escruchantes.

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