"Mis padres me pusieron de nombre Miriam en homenaje a mi abuela, a quien yo no conocà porque la mataron los militares", asà comienza el testimonio de la nieta de Miriam Moro y Roberto De Vicenzo en el libro "Por siempre jóvenes, Miriam y Roberto. Una historia de amor en tiempos de lucha". Contar la historia singular de cada militante desaparecido, en el contexto del compromiso polÃtico de toda una generación, es uno de los efectos que el proceso de memoria, verdad y justicia hizo posibles. Cuando los tiempos de "si no hay justicia, hay escrache", quedaron atrás, empieza la hora de rescatar cada historia con nombre y apellido. El libro condensa testimonios: el de Ana, la gemela de Miriam, la mujer que sintió: "A mà me robaron el alma al matar a mi hermana". Los de DarÃo y Gustavo -los hijos de los militantes montoneros-, la nieta, amigas de la familia, el hermano de Roberto, el cuñado de Miriam y una cantidad de fotos que los muestran alegres, sonrientes, vivos. Hay también otras fotos de la lucha de la familia en los organismos de derechos humanos. Noemà de De Vicenzo fue Madre de la Plaza 25 de mayo. El libro editado por la SecretarÃa de Derechos Humanos de la provincia se presenta el miércoles próximo, a las 19, en la sala Rodolfo Walsh de la sede de Gobierno de la provincia (San Lorenzo 1950, primer piso). "Me siento orgullosa de que ellos hayan sido mis abuelos, y también me enorgullece que hayan luchado por sus ideales", escribe también su nieta, que recuerda: "A los pocos dÃas de nacer, mis padres me llevaron a la plaza a dar la vuelta con las Madres".
En el prólogo, la directora provincial de la Memoria, Nadia Schujman, que además representó a Ana en la querella en la causa DÃaz Bessone, consideró que el libro es "una reconstrucción colectiva sobre quiénes eran esos compañeros, no sólo sobre su entrega militante, su desaparición y homicidio, sino que están reflejadas sus infancias, sus caracterÃsticas personales, sus gustos, su amor. No pretende ser exhaustivo, ni autosuficiente, son retazos llenos de amor, que dan cuenta de que los desaparecidos no eran héroes venidos de otro planeta, sino hombres y mujeres con sueños, amores, contradicciones, familias y amigos".
El libro se abre con el testimonio de Ana, que no sólo perdió a su hermana, también estuvo secuestrada unos dÃas interminables en el centro clandestino de detención Servicio de Informaciones, donde supo que su hermana habÃa sido asesinada. Ana integró Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones PolÃticas, y también, a partir de 1985, mientras su mamá participaba de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, ella participaba del grupo de apoyo. "Somos una familia que resistió a la impunidad, al terror, y en esa resistencia se involucraron todos los integrantes, aun los niños porque mis hijos y mis sobrinos participaron desde muy chiquitos, ahora ya son padres y continúan sus hijas, son cuatro generaciones unidas en la búsqueda de Justicia", escribió Ana.
El libro fue coordinado por Alicia Lesgart, Lila Gianelloni e Inés Cozzi, con un impecable diseño gráfico y tratamiento de imágenes de Juan Carlos Cheroni.
Si bien el cuerpo de Miriam -enterrado como NN en el osario del cementerio de Casilda- no podrá recuperarse, en marzo de 2010 el Equipo Argentino de AntropologÃa Forense comunicó que habÃa encontrado los restos de Roberto, enterrado -también como NN- en el cementerio de Barrancas. El 23 de octubre de ese año, hicieron un acto de "reencuentro y despedida" en el local del Movimiento Evita, por decisión de DarÃo y Gustavo, los hijos de la pareja. DarÃo nació en octubre de 1974, estaba próximo a cumplir dos años el 27 de septiembre de 1976, cuando desaparecieron sus padres. Gustavo tenÃa siete meses. "Cuando era niño, tenÃa pocas certezas sobre mis padres", comienza su testimonio DarÃo, hoy un hombre. "Pronto me di cuenta de que aquel legado fue moldeando mi forma de ser. Que generaron en mà la certeza más importante: cómo debÃa transitar la vida, tratando de ayudar a los demás", agrega DarÃo. Gustavo apunta, en cambio, a que "este libro es un fiel reflejo de otro capÃtulo en la vida de mi mamá, quien seguirá viva en nuestra actual historia cada vez que alguien alce la voz en nombre de un desaparecido".
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