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A pesar de las vueltas judiciales que viene atravesando el club desde hace meses, en Central la sortija sigue en manos de los inversores, que a modo de coartadas legales continúan asfixiando a la entidad. La estrategia de ahogo financiero detonó ayer, con una sorpresiva aparición en la ciudad del titular de Futbolistas Argentino Agremiados (FAA), Sergio Marchi, para imponer un paro de actividades por parte del plantel superior. En consonancia, los interventores Arturo Araujo y Ricardo Schneir fueron objetivo de pintadas descalificadoras en las adyacencias de las instituciones que presiden: Colegio de Abogados y Consejo de Ciencias Económicas, respectivamente. Todo se resolvió con la liberación de parte de la jueza, Dra. Liliana Giorgetti, de un millón de euros de los fondos que el club conserva en cuentas judiciales para salir a cubrir obligaciones impostergables.
No hay esfuerzo que alcance para sacar a Central de la encrucijada económica-financiera en la que se encuentra atrapado. Es que los inversores que tienen embargada a la entidad en casi diez millones de dólares siguen cercando el escenario de maniobra de la tesorería auriazul, con estrategias legales que apuntan a inmovilizar los fondos que Central posee en cuentas judiciales. Esta perversa jugada de los supuestos acreedores llevaron a Araujo a denunciar, en declaraciones a Radio Dos, que "están asfixiando al club", en virtud de que no había recursos para hacer frente a los gastos operativos, como son saldar los haberes de los empleados.
Entre tanto, en las adyacencias de Tribunales y el Consejo de Ciencias Económicas aparecieron leyendas agraviantes contra los interventores, a quienes calificaron de "corruptos", "ladrones" y ligaron el desempeño de uno de ellos con el presidente de Ñuls, Eduardo López, ("Araujo=López"). Tanto el Pellegrini al 1200 como en Maipú al 1300, las leyendas anónimas exigían el retiro de los profesionales: "Fuera de Central". Araujo asoció las agresiones con la negativa a conceder a la barrabrava 1400 entradas en los últimos partidos que el equipo jugó de local. "Hicimos una denuncia penal para que se investigue", informó el titular del Colegio de Abogados.
Mientras los interventores reconocían públicamente la singular relación que mantiene el club con sus acreedores, en la práctica matutina que debía realizarse en Palos Verdes apareció una visita inesperada por los jugadores: Sergio Marchi, titular de FAA, acompañado por el delegado local, Gerardo González. Del improvisado cónclave surgió la determinación de no entrenar, en reclamo de añejas deudas, aunque no todos los futbolistas estuvieron de acuerdo con la extrema decisión, teniendo en cuenta el delicado presente deportivo que soporta Central en el torneo Apertura. Los jugadores se retiraron del frustrado entrenamiento sin hacer declaraciones, actitud que refleja la ausencia de unanimidad en la moción elevada por Marchi. Y justo era el primer día de práctica para el reincorporado Cristian González.
"Es una pena que Central esté pasando por esta situación. Los futbolistas queremos trabajar para que el club siga de pie, avanzando y no lo deshuasen. Hemos hecho un pedido y una propuesta, y estamos esperando que las cosas se resuelvan", manifestó Marchi, quien luego disparó contra los interventores: "No tenían ni idea de qué se iban encontrar en el club. Un club de fútbol no es una empresa y para dirigirlo se debe combinar lo que hay que ejecutar día a día con lo que es la pasión de la gente. En principio hay que pagarle a los trabajadores, no sólo los futbolistas, si no también a los empleados del club, que son el corazón de Central. Se debe priorizar el salario de los trabajadores".
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