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Sábado, 20 de junio de 2009
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Ñuls jugó muy mal y perdió con San Martín de Tucumán

Silbidos para Sensini y Cía

En el Coloso jugó diez partidos y ganó sólo dos. Ayer se vio vencido por un rival con todos los números puestos para perder la categoría. El hincha tomó nota de ello y despidió con silbidos a jugadores y cuerpo técnico.

Por Alejo Diz
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Quiroga, de Ñuls, y Escobar, de San Martín.

0 Ñuls: Peratta (5); Pillud (3), Machuca (5), Schiavi (5), Quiroga (4); Sperdutti (4), Pablo Pérez (3), Bernardello (4), Vangioni (4); Formica (4); Da Silva (3). DT: Roberto Sensini

1 San Martín (T): Gutiérrez (5); De Muner (-), Monge (5), Serrano (5), Saavedra (5); Marcelo Quinteros (5); Pérez Castro (5), Leone (6), Herrera (5); Urbano (5), Turdó (5). DT: Carlos Roldán

Goles: PT: 35m Urbano (SM).

Cambios: PT: 33m Escobar por De Muner (SM). ST: Desde el inicio Salcedo por Da Silva y Armani por Sperduti (Ñ), 24m Ibáñez por Turdó (SM) y Leandro Torres por Pablo Pérez (Ñ) y 45m Vera por Herrera (SM).

Arbitro: Pablo Lunati

Cancha: Coloso del Parque

Expulsado: ST: 20m Urbano (SM).


En la penúltima fecha del torneo Roberto Sensini armó un equipo que jamás había puesto en cancha en los 17 juegos anteriores, con un mediocampo poblado de volantes y un sólo punta, en este caso Alejandro Da Silva. El ensayo fue un pleno fracaso, mostrando el equipo una faceta de juego incluso más preocupante a la padecida ante Banfield. En el Coloso jugó diez partidos y ganó sólo dos, porque ayer se vio vencido por un rival con todos los números puestos para perder la categoría, que jugó con diez en los últimos 25 minutos y que lució las limitaciones que lo tendrán penando hasta el último minuto del certamen. Ñuls se despidió de su gente con silbidos, como nunca antes se escucharon en el parque.

Los leprosos no reparan nunca en la categoría del adversario de turno. Puede venir el puntero, y quizás la pasa mal, pero también puede venir el más débil, que probablemente se lleve algo, como Gimnasia y Esgrima de Jujuy; o todo, como San Martín de Tucumán, que anoche marcó un gol y le sobró para justificar la victoria, aunque recurrió para ello a viejos caprichos: en los primeros 14 minutos del segundo tiempo debieron ser atendidos por el médico seis jugadores. Y por ello el final tendrá al árbitro adicionando cinco minutos más de juego.

Sensini armó un engrudo en el medio con Pablo Pérez, Sperdutti, Vangioni, Bernardello, Formica, y sólo Da Silva en ataque. En vez de generar con eso que el equipo atropelle al San Martín, el partido se disputaba en el medio, con los visitantes peleando lo posible y los rojinegros chocando entre sí: donde estaba la pelota iban dos de Ñuls a buscarla, ejemplo de la desorientación que reinaba.

Sobre las injusticias que representa el promedio para los recién ascendidos ya nada queda por añadir. Pero ninguna de esas conjeturas le caben a los tucumanos, que carecen de jugadores de jerarquía y se muestran con mañas que suelen encontrarse en cualquier cancha del ascenso. Por eso su lucha, y de ahí se puede entender la gravedad del final que encuentra al Ñuls de Sensini en el torneo Clausura.

Del juego, sólo hubo un episodio a rescatar, que a la postre fue el decisivo: la corrida de Pérez Castro por la izquierda, el centro que pasó por debajo de los pies de Schiavi y Turdó, para llegar a Urbano, que definió con Peratta jugado y lo celebró con incredulidad, como intentando comprender lo que había hecho, casi sin buscarlo.

Sensini recapacitó de inmediato y tiró en cancha a Salcedo y Armani, saliendo Da Silva, que en el primer tiempo cabeceó alto al recibir cómodo un centro del Pillud en el área menor. Pero los puntas ingresados cargaron con los mismos problemas que todo el torneo: Armani quedaba generalmente fuera de juego, Salcedo cabeceó las que tuvo al alambrado y a ambos la pelota les rebotaba de los pies cuando eran asistidos.

Un tiro de Formica y otro de Salcedo (pisó el área mayor con comodidad) cayeron a las manos de Gutiérrez, siendo aquellas las acciones de mayor peligro para el arco tucumano. Conclusión: el arquero visitante nunca debió exigirse para conjurar una pelota de gol. Y nada alteró el desarrollo del encuentro cuando Urbano vio la roja por cruzarlo desde atrás a Bernardello.

Se fue el invicto de 15 partidos en el Coloso, justo ante el rival que menos condiciones mostraba jugando de visitante. El hincha tomó nota de ello, despidiendo al equipo con silbidos para jugadores y cuerpo técnico. Ya no había más razones para aprobar los esfuerzos de los futbolistas. Porque Ñuls ya no crea situaciones de gol, la pelota no pega en el palo y a la hora de los merecimientos la balanza ahora se inclina para el rival. Por eso los insultos, la decepción y el desencuentro entre protagonistas e hinchas. La culpa no fue ayer de Salcedo, Armani o Da Silva.

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