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Domingo, 12 de septiembre de 2010
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Las Leonas se consagraron Campeonas del Mundo por segunda vez en su historia.

Lucha y las chicas fueron imparables

Arrollaron a Holanda por 3 a 1 en un estadio mundialista que puso a Rosario en la cima del mundo del hockey. Hubo largos festejos que se trasladaron hasta el monumento.

Por Alejo Diz

El evento pareció hecho a medida de la ciudad. La provincia puso sus recursos al servicio de la organización, Luciana Aymar volcó su talento, quizá como nunca antes, el técnico Carlos Retegui compuso un equipo variado entre juventud y experiencia y el público aportó el fervor juvenil caraterístico que acompaña a Las Leonas. Lo que restaba era ver a la Argentina campeona por segunda vez en la historia, título que llegó con una goleada a Holanda por 3 a 1, encuentro que sirvió de final feliz para un torneo donde las chicas ganaron todos sus encuentros y otra vez Lucha se llevó la distinción como la mejor jugadora del torneo.

Cuando Las Leonas se consagraron campeonas del mundo en el 2002, en definición por penales ante las locales Australia, Aymar ya tenía brillo propio pero aún por delante le quedaba lo mejor de su carrera. Quizá en el Mundial de Madrid 2006 llegó en el punto justo de edad y trayectoria. Pero el equipo no llegó a la final. Con 33 años, La Federación le regaló a Aymar la organización del Mundial a su ciudad. Y fue en el torneo que cerró ayer donde se vio a Lucha en su mejor nivel y marcando goles históricos (China, Inglaterra) que no harán olvidar jamás el Mundial 2010.

Detrás de la mejor del mundo Retegui compuso un plantel que tiene jugadores de elevada experiencia junto a chicas que hace pocos años asomaron la cabeza en el hockey internacional. Dosis de talento repartido llevaron otra vez a Las Leonas a ser las mejores de todas, y dejando tras de si un andar ganador muy difícil de repetir, con siete triunfos consecutivos, todos incuestionables, incluso el de ayer, en la final ante las campeonas olímpicas y mundiales, encuentro que fue presenciado por personalidades de todos los ambientes: políticos, deportistas, artistas y ex Leonas se acercaron al Mundialista a ver un evento que se destaca por tener un público de conducta envidiable, con mujeres asistiendo con carteras y prolijos peinados y a hombres de mocasín.

Pero no hubo espacios para que la tensión, porque a los siete minutos de comenzado el partido Las Leonas sacaron diferencia de dos goles: Rebecchi tocó al fondo tras centro atrás de Soledad García y de corner corte Barrionuevo amplió en la primera ejecución fija del encuentro.

A diferencia de los otros compromisos, Argentina no pudo lucirse en su juego con bocha dominada. Las chicas se destacaron por la defensa, actitud que asumieron por el dominio ejercido por las naranjas, aunque pocas incursiones lograron llegaron al área de Succi. Tuvo un solo corner corto Holanda ejecutado desviado, y del resto se hizo cargo la arquera argentina, que fue tan figura en el torneo como las mejoras jugadores de campo.

El público, compuesto mayormente por chicas de edad adolescente, deliró poco porque fueron escasas las participaciones de Aymar en el juego. Pero como todo se mostrada controlado, el alarido juvenil explotó en el segundo tiempo, donde Holanda logró descontar a falta de 26 minutos para el final con un corner corto de Paumen ejecutado fuerte y alto.

Las Leonas no cesaban en sus máxima defensivas, aunque tras el gol naranja las chicas de Retegui se animaron a intentar reaccionar de contragolpe. Allí la que apareció fue Soledad García, desequilibrando para abrir caminos al área visitante, y en eso apreció Rebecchi con el tercer gol al encontrar un rebote de la arquera. Quedaban 16 minutos. Pero el final llegó sereno. Lo que se impuso fue la ansiedad por escuchar sonar la chicarra.

El público empezó a saltar, se anticipó con el grito de aliento para el campeón y comenzó a revolear todo aquello que tuviera colores albiceleste. Holanda allí sí se vio superada. La noche ya tenía dueño y jugadores y espectadores esperaron el último pitazo con la certeza de que el título ya no podía cambiar de manos. La cuenta regresiva llegó y en las tribunas se prendieron en el conteo final que estalló en gritos para festejar la segunda Copa de Mundo para Argentina. Y con el tiempo cumplido, todas las miradas fueron a buscar a esa chica única en su juego y por su calzado rosa, a quien le dieron el Mundial en su casa y lo jugó para nadie se lleve lo ella quería.

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