Página/12 :: rosario :: El mismo libreto de siempre

Sólo cuatro jugadores repitieron su presencia en cancha, con respecto al primer cruce ante Boca. Pero Ñúbel fue el mismo de siempre. Con titulares o suplentes, el equipo de Martino respeta su libreto y despliega buen fútbol, juegue donde sea y ante quien sea. Ayer superó durante todo el partido al xeneize, manejó los tiempos con mucha soltura y antes de verse complicado le asestó tres goles en 5 minutos para completar una goleada. Como Lanús perdió ante San Martín en San Juan, la lepra tiene nuevo escolta, River, a tres puntos de distancia, cuando faltan cuatro fechas.

Martino aguardó hasta último momento para elegir los once. Esperó los resultados de los perseguidores de Ñúbel: seguramente se alegró por la derrota de Lanús y se esperanzó con un traspié de River, que nunca llegó. Una vez que conoció que el millonario lo había alcanzado en la cima y aun perdiendo mantendría el primer puesto, definió la alineación. Guardó a los más experimentados, les dio aire a Scocco, Heinze y Maxi Rodríguez y rodaje a los que tienen menos minutos en cancha, como Díaz, López y Urruti.

Dichas licencias, más allá del cansancio, se las podía dar porque el Boca que lo esperaba no sería el mismo que lo complicó y superó en el primer chico de la Copa Libertadores. Desde el primer minuto quedó claro que el visitante jugaría de partenaire en el Coloso del Parque. Ñúbel, sin ser abrumador, lo dominó rápidamente y en apenas 5 minutos abrió el marcador tras un penal, bien sancionado por Loustau, y convertido por el peruano Cruzado. La ventaja ahondó la tendencia y soltó a los jugadores leprosos, que, aunque faltos de profundidad, le generaban grandes dificultades a la defensa del equipo de Bianchi.

Ñúbel disponía de amplias ventajas para imponer su juego. Ganaba en todos los sectores de la cancha y Bernardi y Figueroa era patrones de la cancha. Boca era una sombra y exponía su actualidad en el certamen doméstico. Se reducía a los pelotazos frontales y nunca pudo elaborar juego asociado. El resultado quedó corto, pero no corrió peligro, salvo por un cabezazo de Burdisso que retuvo Peratta, en su único revolcón.

Nada cambió en el inicio del segundo tiempo. Ñúbel se sentía cada vez cómodo, movía el balón con precisión y velocidad, a merced de los jugadores visitantes que no podían recuperarlo. La pelota pasaba por todos los jugadores de campo leprosos. Cuando encontraban la situación más propicia, aceleraban. Orzán y Bernardi casi convirtieron con remates desde fuera del área. Boca solo dependía de alguna desatención del local y no estaba a la altura del nivel del rival.

Pero todavía era leve y hasta riesgosa la diferencia. Y en otro rasgo de gran equipo, Ñúbel fue a cerrar el juego. Y lo logró en una ráfaga de 5 minutos donde convirtió tres goles. Orzán la clavó desde lejos ante una débil respuesta de D'Angelo. Los dos siguientes fueron verdaderas joyas, dignas del libreto de Martino, del Martino de Ñúbel. Bernardi abrió para Tonso, que en un movimiento veloz se acomodó y le pegó de zurda al segundo palo. Gran demostración de técnica del joven delantero. El cuarto fue una clase de juego asociado. Cambio de frente de Bernardi para Tonso, similar al tercer gol, toque para Cáceres que tiró el centro y apareció Urruti para anotar el cuarto.

4 Ñúbel: Peratta; Cáceres, Vergini, López, Díaz; Orzán, Bernardi, Cruzado; Tonso, Urruti, Figueroa. DT: Gerardo Martino

0 Boca: D'Angelo; Albín, Magallán, Burdisso, Zárate; Acosta, Fernández, Bravo, Colazo; Viatri, Silva. DT: Carlos Bianchi

Goles: PT 6m Cruzado, de penal (Ñ), ST 20m Orzán (Ñ), 22m Tonso (Ñ), 25m Urruti (Ñ).

Cambios: PT 22m Mateo por Cruzado (Ñ), ST Desde el inicio Castagno por Viatri (B), 23m Vieyra por Figueroa (Ñ), 27 Ribair Rodríguez por Acosta (B), 31m Maximiliano Rodríguez por Bernardi (Ñ)

Expulsado: PT 43m Magallán (B)

Arbitro: Patricio Loustau

Cancha: Coloso del Parque

Ñúbel fue fiel a sus argumentos y terminó por golear a Boca

El mismo libreto de siempre

El equipo de Martino dispuso de amplias ventajas para imponer su juego. Ganaba en todos los sectores de la cancha y Bernardi y Figueroa era verdaderos patrones. Boca era una sombra y exponía con crudeza toda su actualidad en el certamen doméstico.