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Viernes, 15 de noviembre de 2013
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Los vínculos de barrabravas con la comercialización de droga

Negocios fuera de la cancha

Los Monos intentaron quedarse con el control de la barra de Ñuls, tras la muerte de Pimpi. El Panadero Ocho, el nuevo jefe, "no era del palo". La historia de un pacto con el líder la hinchada de Central contada por un hombre de Camino.

Por Alejo Diz
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Pimpi fue el líder de la barra rojinegra cuando López era presidente del club.

Una tasa de homicidios que crece día a día, el asesinato de un líder en la distribución de drogas como Claudio "El Pájaro" Cantero, allanamientos espectaculares, policías cómplices y barrabravas involucrados en los hechos que se investigan pusieron a la ciudad en el centro de la escena nacional respecto al avance del narcotráfico en el país. La necesidad de encontrar un responsable por los niveles de violencia desbordados llevaron al gobernador Antonio Bonfatti a aseverar ayer que "el origen del tráfico de drogas en Rosario está en la barrabrava de Newell's".

La banda Los Monos, cuya exhibición pública se multiplicó con el asesinato de su líder Claudio Cantero, y que tiene a parte del clan prófugo de la Justicia, es investigada por montar la principal red de comercialización de estupefacientes de la ciudad. Una participación más solapada, pero no por eso menos importante, asumieron los hermanos Vázquez, Sergio y Daniel. Todos hinchas de Newell's y ex socios en la comercialización de estupefacientes con la familia Camino, otrora líder de la barra rojinegra cuando Eduardo López era presidente del club.

Este diario publicó el 19 de setiembre de 2010 un detallado informe sobre los vínculos de los barras con la droga, y el poder que asumían Los Monos en barrio Tablada. Pero ninguno de ellos alguna vez se quedó con el liderazgo de la barra leprosa. Los intentos por tomar las riendas de la popular se produjeron al asumir el mando Diego "El Panadero" Ochoa en 2009, quien para hacerse fuerte tomó la estrategia de no inmiscuirse en un negocio ajeno enfrentando así a policías que participaron de los negocios de la barra de Pimpi con la venta de drogas.

Un ex barra rojinegro que estuvo con los Camino entre 2006 y 2008 confió a este diario: "Cuando los barras tomaron el negocio de la droga, se acabaron los problemas entre ellos en los clásicos. Había un pacto porque tenían un interés común, que son los negocios delictivos por fuera del fútbol. Esto se rompió cuando se fue Pimpi (Camino) y llegó el Panadero (Ochoa), que no era del palo. Lo quisieron matar en los micros (en relación a la balacera que acabó con la vida de Walter Cáceres, el 4 de febrero de 2010) y zafó".

Al fallar el ataque a balazos, a Ochoa lo quisieron sacar a las patadas: los bajaron del paraavalancha rojinegro a las trompadas en setiembre de 2010, saltando a escena Maximiliano Rodríguez, alias "El Hijo del Quemado" (luego asesinado), y Matías Pera, barras que este diario dio a conocer a días de la agresión a Ochoa, en una riña que fue instigada por Los Monos y los hermanos Vázquez, en el objetivo de sumar poder en la barra rojinegra, con la participación secundaria de Pillín Bracamonte (de la barra canaya), por aquellos días privado de su libertad, pero que recibió en su celda la visita de los "nuevos barras rojinegros", condición que recibieron Rodríguez y Pera de parte de la policía en el Coloso del Parque minutos después que Ochoa fuera expulsado violentamente de la tribuna.

"Lo que hicieron Pimpi y Pillín no es solo meterse en la venta de droga, sino llevarla a los barrios más pobres. Y después eligieron a chicos de la barra para vender en los barrios. Era plata fácil, y mucha, y se empezaron a matar entre ellos para ser distribuidores. El Hijo del Quemado es un ejemplo. Tenía ese privilegio y hacía cualquier cosa por mantenerlo, como agarrar a las trompadas al Panadero", relató el ex ladero de Camino.

Al recuperar el mando de la hinchada, Ochoa se reagrupó detrás de Luis "El Pollo" Bassi, oriundo de Villa Gobernador Gálvez y enemigo de Los Monos por el comercio de estupefacientes en la vecina localidad. Pero el vínculo se quebró cuando Bassi decidió enfrentar a Los Monos impulsado por su poder en la tribuna del Coloso. Pero a esa altura Ochoa tenía un pacto de convivencia con los Cantero, donde el Panadero mantenía el mando de la tribuna a cambio de "olvidar" los ataques sufridos.

Entre tanto, Bracamonte extendió poder en la zona norte de la ciudad. Las últimas redadas en el marco de las investigaciones por ajuste de cuentas --el crimen de Martín "Fantasma" Paz fue el puntapié inicial de la Justicia provincial-- entregaron evidencias que relacionan a Bracamonte con grupos narcos de la ciudad, situación que llevó al capo de la hinchada de Central a bajar su perfil en Arroyito, evitando además exponerse públicamente, temiendo por una nueva detención.

"Los barras llevaron la droga a los barrios más marginales, eso es lo que uno vio en los últimos años, pero era droga que ya estaba en la ciudad. Crearon un ejército de pibes que se pelearon por vender y es eso lo que ahora no pueden controlar. ¿Y sabés por qué Pimpi y Bracamonte se metieron en este negocio? Porque hace unos años atrás todos hablaban de los barras solo si generaban problemas en la cancha. Entonces hicieron un pacto, no se pelearon más entre ellos y se dedicaron a estos negocios mientras nadie los veía, a ellos ni a la policía", aseguró el barra. "Para entender la situación de las barras con la venta de drogas alcanza con mirar los antecedentes de los policías que estaban al frente de los operativos de seguridad en el Coloso y el Gigante. Siempre mandan a los mismos jefes y nunca sancionan a nadie, ni siquiera por el trato privilegiado y a la vista de todos que le dan a los barras, mientras al público en general le tiran los caballos", acotó.

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