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Nueva Chicago venció ayer 10 a Colón, que en el debut de Julio César Falcioni como entrenador lejos estuvo de mejorar esa pálida imagen que exhibió en las fechas iniciales del torneo Apertura. Federico Higuaín anotó el tanto de la merecida victoria del conjunto que conduce Rodolfo Motta y se convirtió en la figura de la cancha.
Chicago salió con mayor actitud y determinación y por ello se apoderó rápidamente del control del juego. Apoyado en el despliegue de Cristian Pellerano y la claridad de César Carranza manejaba las acciones y emprendía veloces ataques que hacían tambalear al débil fondo visitante.
Por su parte, Colón volvió a mostrar serios problemas en todas sus líneas. Acaso lo más reprochable es que ni buscó compensar con voluntad tantas limitaciones.
A pesar de que por momentos el trámite se hizo entrecortado, el dueño de casa generó varias situaciones de gol. A los 13 minutos, por caso, Hugo Iriarte casi la mete en contra en su desmesurado afán por despejar.
Enseguida, Higuaín apareció solo, pero su poco ortodoxo remate salió desviado. Más cerca pasó el bombazo de Hernán Mattiuzo, que besó el poste derecho.
Mientras Colón no lograba hilvanar una jugada pulida, el elenco de Mataderos se acercó de nuevo con una vistosa maniobra colectiva que culminó con un toque del propio Higuaín que Laureano Tombolini cacheteó al córner. Pero la insistencia del promisorio atacante encontró recompensa a los 42 minutos. Lucio Filomeno y Mattiuzo combinaron en ataque, éste cedió a Carranza, quien se la bajó justo a Higuaín en la medialuna del aréa y el envío del pibe se coló en el ángulo izquierdo de Tombolini.
Ni en desventaja Colón dejó la tímidez de lado. El único que intentó romper esa inoperancia fue Freddy Grisales con un par de remates desde lejos. Hasta que el colombiano debió retirarse lesionado y la visita no encontró otra vía para aproximarse al arco rival.
El complemento ganó en vértigo y emotividad porque Colón se lanzó en busca de la igualdad y Chicago dispuso de espacios para elaborar punzantes contragolpes. Los intentos del sabalero carecieron de profundidad y resultaron intrascendentes, tanto que fue Chicago el que contó con las posibilidades más claras. Filomeno desperdició dos chances nítidas una la tiro afuera y la otra dio en el palo y Tombolini se quedó con un disparo de Nicolás Sánchez, de gran labor.
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