"Pero yo hablo muy poco", advierte Ronald Raldes al recibir la invitación del periodista a hablar de fútbol. El jugador de mayor jerarquÃa que tiene Central vino de Bolivia. Llegó en febrero de 2004 por decisión de Pablo Scarabino (Miguel Russo, técnico por aquel entonces, preferÃa a Pablo Barzola, hoy en Quilmes). Y a pesar de que en su primer entrenamiento en el club sintió el rigor fÃsico del fútbol argentino, tras aquel ensayo Miguel Russo asumió su yerro clÃnico: "Este sabe. Anotalo en la lista que va a jugar la Libertadores", le instruyó el técnico al secretario Rubén Massei. Y ahora los dirigentes confÃan en venderlo --no antes de junio de 2006-- "entre tres y cinco millones de dólares".
"En el `98 --recuerda Raldes-- empecé a jugar en el Club Destroyers, que es un equipo chico de Santa Cruz de la Sierra. Estuve un año y pasé a Oriente Petrolero. Aunque la verdad es que jugar al fútbol profesionalmente no estaba en mi cabeza. Siempre quise estudiar y ser un profesional. Pero me llamó un tÃo, que en ese tiempo jugaba en Destroyers. Estábamos en vacaciones de invierno y me invitó a entrenar en esas dos semanas. Fui con mi hermano y por esas cosas de la vida yo quedé. Desde ahà comencé a dedicarme al fútbol y llegué, por ahora, hasta aquÃ.
--¿Qué sueño tenÃa como profesional?
--Siempre me gustó la medicina. Y quiero estudiar a futuro, después que termine mi carrera de futbolista.
--¿Por aquel entonces jugaba al fútbol con amigos por entretenimiento?
--SÃ, todos los dÃas, desde las tres y media de la tarde hasta las siete, que nos juntábamos a jugar con los amigos del barrio. La pasábamos muy bien.
--¿Y cuándo sintió que el fútbol iba a ser su trabajo?
--En el `95 ya habÃa jugado un torneo nacional representando a mi cuidad. Pero tenÃa 14 años y los torneos eran en las vacaciones. Era sólo un juego para mi. Pero cuando entré en Destroyers me quitó tiempo de estudio y tuve que elegir. Afortunadamente terminé el colegio y en el `99, al llegar a un equipo grande como Oriente Petrolero, tuve que dedicarme exclusivamente al fútbol.
--¿Cómo reaccionaron sus padres al decidir postergar los estudios de medicina?
--Ellos ya tenÃan alguna idea por como se fue dando todo. Se los comenté y mi padre me pidió que termine el colegio, y después salió lo de Central. La universidad va a tener que esperar un rato.
--Pero el fútbol también tiene sus sacrificios...
--SÃ, seguro. La verdad que de afuera uno no se da cuenta. Cuando me metà en esto và que me iba a privar de muchas cosas, como la familia. Son sacrificios que uno está obligado a ser si quiere seguir por este camino.
--¿Cómo fue el pase a Oriente Petrolero?
--Fue un salto grande. En el `98 estaba entrenando con el Sub 20 para jugar el Sudamericano de Argentina (Tandil `99). El técnico Ovidio Meza, que estaba a cargo de ese juvenil, me llevó al Sudamericano y por su recomendación me llamaron después de Oriente Petrolero.
--¿Siempre jugando como zaguero central?
--En el juvenil me hacÃan jugar de volante central, en Destroyers de marcador lateral izquierdo, hasta que me pusieron de marcador central y me quedé ahà (rÃe tÃmidamente).
--Correr por el mediocampo no era lo suyo...
--No, la verdad que no. Bah, en el juvenil me acomodé bien jugando de cinco, pero a nivel profesional se me complicó un poco más.
--¿Al llegar a Central sufrió el contraste a nivel competitivo entre el fútbol de un paÃs y el otro?
--SÃ, hay muchas diferencias. El fútbol argentino es mucho más fuerte y dinámico y se vive de otra forma.
--¿SabÃa que se iba a encontrar con eso?
--Yo miraba el fútbol argentino por televisión, pero es muy diferente cuando uno está adentro de la cancha. Con la presión que ejercen los hinchas, y el ritmo que imponen los equipos, no da tiempo para pensar y hay que resolver al instante.
--¿Qué anécdota le quedó al sufrir ese cambio deportivo?
--Nunca me olvido de la primera práctica de fútbol que hice en Central. Estaba Miguel Russo y me sorprendió el ritmo que tenÃa la reserva, la intensidad con que jugaba. Yo venÃa de jugar el PreolÃmpico en Chile de 2004 pero tras esa práctica quedé agotado. VeÃa que los chicos iban y venÃa, no lo podÃa creer. Esa habrá sido mi peor práctica porque los chicos me hicieron caños, gambetas, lo que quisieron. Cuando llegué a casa llamé a mi familia para comentarle la dinámica que habÃa en el fútbol argentino.
--¿Aquella tarde se animó a confesar lo que padeció al técnico a un compañero?
--No, me quedé calladito. Jugamos con un calor bárbaro. Sólo se lo dije a mi familia.
--¿Por qué en Bolivia se juega con menos intensidad?
--El tema geográfico influye bastante porque allá hay cambios de altura entre una ciudad y otra. Eso hace que el fútbol no sea tan vistoso.
--¿El fútbol boliviano es igual de profesional que el argentino?
--Eso depende de la aspiración de cada uno. Si el jugador pretende progresar debe dedicarse al cien por ciento. En Bolivia hay muchos jugadores de buena calidad, pero nuestro fútbol no está bien visto en el mundo, y eso influye bastante porque no se buscan jugadores bolivianos.
--A nivel de Selección, ¿sus rivales sienten que están jugando ante un equipo inferior y al que están obligados a vencer?
--SÃ, puedo ser que eso suceda. Cuando nos tocó jugar con Argentina o Brasil sólo hablan de la altura y eso molesta porque nunca prestan atención a los jugadores importantes que tenemos.
--¿Se nota la diferencia de enfrentar a Ronaldinho o Riquelme, que a cualquier delantero del fútbol argentino?
--SÃ, obviamente. Los brasileños hacen lo que quieren. Pero cualquier jugador es difÃcil de marcar si lo dejás recibir y darse vuelta. Antes de jugar con Brasil por Eliminatorias tuvimos el temor a sufrir un baile. Nos querÃamos despedir de nuestra gente con una victoria pero no pudimos. Hoy por hoy el fútbol boliviano no está pasando por un buen momento. Para esos partidos nosotros nos juntamos en el aeropuerto un dÃa antes y asà no tenemos tiempo de trabajo. Ahora hay que pensar en la próxima Eliminatoria y tenemos un par de años para organizarnos.
--La frustración a nivel de Selección contrasta con su presente personal. ¿Se siente reconocido en el ciudad?
--Puede ser. El fútbol argentino me enseñó bastante y trato de trabajar todos los dÃas bien para evolucionar lo más que pueda porque tengo metas personales que quiero conseguir. Y serÃa lindo poder alcanzar algo con Central. Acá la gente siempre me trató bien. Nunca pensé en llegar a una ciudad que tenga un club con tanto apoyo.
--¿Cómo reaccionó cuando le ofrecieron venir a Rosario?
--Ya habÃa finalizado mi contrato con Oriente Petrolero y se me habÃa caÃdo la posibilidad de ir a Europa. TenÃa 22 años y sabÃa que en ese momento era mi última posibilidad de irme a jugar afuera. Apareció lo de Central, tras el PreolÃmpico, y no lo dudé. La verdad es que sabÃa poco del club, pero cuando me interioricé me sorprendió mucho todo lo que rodea a Central.
--Y lo pudo comprobar al vencer a Ñuls por la Sudamericana...
--Fue increÃble lo que vivimos ese dÃa. Era el partido que me falta ganar. Ver a mis compañeros y a la gente tan feliz me dio mucha satisfacción porque, al fin y al cabo, uno tuvo algo que ver para que tanta gente esté asÃ.
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