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Domingo, 24 de junio de 2007
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ARGENTINO SE PERDIO EL ASCENSO CONTRA CAMBACERES EN EL ULTIMO MINUTO

Los salítos no podían creerlo

El equipo de Díaz luchó hasta el final. El empate en 0 los clasificaba. Pero llegó el cabezazo de Rossi para sepultar la ilusión.

Por Alejo Diz
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Argentino fue escalando en base a su esfuerzo. Muchos de sus jugadores tienene además, otro trabajo.

1 CAMBACERES: C. González, Cano, Gesualdo, Reme, Muñoz, Quillutay, Lemme, Pratto, Casado, Benítez, Rossi. DT: Alejo Santa María

0 ARGENTINO: Roberts, Raggio, Stagnari, Inza, Villegas, Módica, J. Sánchez, Chacón, Bertollo, Godoy, Muller. DT: Jorge Díaz

Gol: ST: 46m Rossi (C).

Cambios: ST: 17m Irusta por Inza (A), 23m Parra por Muñóz (C), 29m Magallán por Villegas (A), 37m Kapustensky por Bertollo (A), 43m Uvia por Pratto (C) y 48m Da Ponte por Benítez (C).

Arbitro: Marcelo Azpiolea

Cancha: Gimnasia y Esgrima de La Plata (local Defensores de Cambaceres)

Expulsado: ST: 51m Quillutay (C)

Hasta el último minuto de competencia Argentino luchó por el ascenso. El esfuerzo regado por el plantel a lo largo de doce meses hizo pensar en una vuelta a la B. Incluso hasta el minuto 90 del partido jugado ayer --en cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata-- ante Defensores de Cambaceres había ilusión cierta. El salaíto empataba y se quedaba con la Promoción. El local no había generado riesgos en todo el juego. Pero un tiro de esquina en tiempo de descuento encontró a los centrales albos con marcas sin ajustar y al arquero dando un involuntario aplauso al aire en su afán por atrapar la pelota. Cabeceó Rossi, el balón entró y el albo enmudeció al ver escapar el premio buscado tras tantos meses de silencioso sacrificio.

En barrio Sarmiento los doble turno de entrenamiento nunca fueron con pelota. Apenas si uno de ellos es donde el técnico Jorge Díaz podía disponer de sus jugadores. En horario matutino algunos de sus dirigidos atendían responsabilidades laborales, que en una categoría como en la Primera C no tienen ninguna relación con el fútbol.

Juan Manuel Magallán hacía de albañil por la mañana y por la tarde corría en el José Martín Olaeta para alcanzar la titularidad en Argentino. El caso de juvenil de las inferiores es el más sacrificado. Cargar escombros y luego responder a la exigencias del entrenador era más desgastante que administrar un comercio propio, como Juan Sánchez, o atender a los clientes que buscan algunas de las pilchas que vende Iván Palma.

En Argentino los futbolistas se sienten plenos jugadores de fútbol sólo los días sábado, cuando una nueva fecha de la C los pone dentro de una cancha de fútbol. Y les alcanzaba con ser jugadores por un día. Porque el equipo, liderado bajo la trayectoria de Gustavo Raggio, cerró la temporada clasificando al Reducido, el cual obtuvo con actuaciones de elevada jerarquía para la divisional.

Las expectativas por el ascenso se tonificaron la semana pasada al vencer en barrio Sarmiento por la Promoción a Defensores de Cambaceres, y se robustecieron aún más en la revancha jugada ayer, donde tras noventa minutos de fútbol el equipo abrazaba la utopía de volver la B.

No tuvo la lucidez ofensiva de otras tardes, pero en el primer tiempo Argentino justificó su anhelo de mandar al rival a la C para ocupar su lugar con buen toque de pelota, criterio y decisión. Quizá por eso el local pendulaba entre su impotencia colectiva y la fallida actuación individual de sus exponentes.

Un tiro libre de Raggio se fue apenas desviado y un disparo de Bertollo salió alto, en los avances más interesantes del equipo, mientras que el local se arrimó recién cuando Roberts le erró a la pelota al intentar quedarse con un centro, aunque el uno se recuperó en segunda instancia y llegó a atrapar el balón sobre la línea. Era el último minuto del primer tiempo y nadie vio una premonición en aquella acción.

Al estar cada vez más cerca del objetivo, que cumplía con empatar, el salaíto se fue replegando en su terreno a medida que se evaporaban los minutos. La salida por lesión de Inza le quitó seguridad al fondo albo, que empezó a ser exigido sólo con centros al área. Fue así como llegaron los cinco minutos de descuento y el tiro de esquina que encontró al arquero de Argentino tirando las manos al airea y a Rossi marcando de cabeza el agónico gol salvador para Cambaceres.

Quedaban segundos por jugar. Insuficientes para practicar alguna reacción y demasiados para esperar el pitazo final que les arrebataría el sueño del ascenso. Desde hoy Argentino volverá a trabajar por llegar a la B, aunque con los objetivos puestos en la temporada que viene. Pero mañana Leonardo Ricardo tendrá que reasumir las obligaciones que desempeña en una imprenta y las horas laborales que cumple en una metalúrgica, y Mauro Andrada retomará la docencia en la educación física.

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