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Hace 12 años nacía en Rosario, El Teatrillo, un proyecto que une la docencia con la producción teatral, coordinado por dos teatristas locales: Luciana Evangelista y Daniela Ominetti. Las responsables de este emprendimiento que privilegia la formación de actores, dialogaron con Rosario/12 para remontarse a los orígenes de los talleres y a las propuestas de este año.
"Daniela arrancó en 1995 y yo me sumé dos años después -comenta Evangelista- y en todo este tiempo el taller fue creciendo y sumando grupos y actividades, en un principio arrancamos con un grupo de niños y hoy tenemos niños desde 6 años hasta adultos mayores".
Según las responsables de El Teatrillo, la característica principal de este taller y uno de los aspectos por los que ha trascendido a la comunidad es precisamente el de incluir el tema de la producción en el aprendizaje de los alumnos. "Todos los que quieran pueden participan de la producción, por lo que se imparten conocimientos para que los propios alumnos armen la escenografía, diseñen el vestuario, o el maquillaje", comenta Ominetti. "Creemos que la gente aprende en el espacio del taller pero tambien en el espacio del escenario, nosotras cuidamos todos los detalles, lo hacemos con mucho esfuerzo para que los alumnos no se sientan expuestos y la propuesta se transforme en una experiencia valiosa", agregó.
Los talleres llegan a constituir 10 grupos que funcionan según edades y niveles diferenciados donde se trabaja lo corporal, la voz y técnicas de actuación. "En adultos -dijo Ominetti- tenemos hasta tres niveles, las obras las hacemos con todos los grupos, en el taller surgen pequeñas cooperativas de trabajo como los chicos que están haciendo El avaro, alumnos seleccionados por sus características para adaptarse a cualquier espacio, todos los grupos hacen su propia producción de acuerdo al tiempo en el que están. Además tenemos trabajando a un grupo de asistentes, escenográfos, una coreógrafa, eventualmente algún diseñador gráfico, trabajamos como cualquier grupo de teatro independiente".
Evangelista destaca el tema de la comunicación como uno de los factores comunes entre ella y Ominetti: "Daniela es locutora nacional, profesora de expresión corporal y actriz provincial, y yo soy Licenciada en Comunicación Social y profesora, pero continuamos formándonos en diferentes cursos".
Ominetti, que fue la iniciadora del proyecto, se enorgullece en destacar los comienzos de esta sociedad teatral: "Nos juntó la vida y el profesorado de teatro, yo le mostré a Luciana lo que estaba haciendo y comenzamos juntas, nos cuesta porque las dos crecimos y evolucionamos a partir de distintas experiencias, yo estoy en los medios y esa heterogeneidad enriquece más el trabajo".
A lo largo de estos años, El Teatrillo se ha destacado por su preferencia en el abordaje de los autores clásicos tratando de aggiornarlos a las necesidades de los alumnos y de un público que se ha nucleado a lo largo de diferentes funciones. "Nos ha caracterizado -señaló Evangelista- el trabajo con los autores clásicos pero siempre a partir de una mirada contemporánea, todas las obras sufren una adaptación, se trata de darle una vuelta estética, cada producción se muestra desde un lugar diferente, no tenemos una línea cerrada de trabajo, cada una tiene su particularidad pero coincidimos en lo ecléctico, vamos incorporando a medida que crecemos diferentes metodologías de trabajo".
Este eclecticismo pedagógico se aplica también a la libertad por parte de los alumnos para formular preguntas e interrogantes que hagan circular el conocimiento y "abra las cabezas" según Ominetti. "Yo trabajo mucho con Stanislavsky, pero no les digo a mis alumnos, sólo existe la estructura dramática, se puede abordar una escena teatral desde el cuerpo, desde la voz, que quiero y que se me opone, como diría Mirko (Buchin) que fue quien me enseñó a mi estructura, la idea es abrir el juego".
A lo largo de sus doce años, El Teatrillo llevó a adelante propuestas trascendentes como un ciclo de Federico García Lorca a cargo de adolescentes y preadolescentes que pusieron en escena clásicos como Doña Rosita la soltera, La casa de Bernarda Alba y Así que pasen 5 años. Clásicos rioplatenses como Esperando la carroza, Las de Barranco y un ciclo de comedias de William Shakespeare que incluía obras como La fierecilla domada, Mucho ruido y pocas nueces y Sueño de una noche de verano.
"El año pasado -apuntó Ominetti- montamos Seis personajes en busca de un autor de Pirandello y Alicia en el país de las maravillas, fuimos a los colegios con nuestras obras, con elencos más entrenados y dejamos material didáctico a los maestros para que los chicos trabajen con lo que vieron".
En lo que va del año llevan estrenadas tres obras: Sueño de una noche de verano de Shakespeare, El avaro de Moliere y Señoritas en banda que es una propuesta para bares.
Con respecto a la respuesta del público la gente de El Teatrillo considera que cuando hay una propuesta interesante la gente se acerca y eso tiene que ver también con los clásicos que siempre son convocantes. "Se acerca gente que no nos conoce y después nos saludan, a veces la gente piensa que porque son rosarinos no tienen algo interesante para mostrarle", remarcaron.
Las últimas funciones de Sueño de una noche de verano podrán verse el próximo lunes y el miércoles 31 a las 21.30 y los primeros lunes de noviembre en la Sala Lavarden; por su parte la obra Señoritas en banda continúa los viernes a las 22 en La Muestra. El Teatrillo todavía no cuenta con una sala propia y sigue sosteniendo sus talleres en ICARO, Instituto de Artes Contemporáneas, 1º de Mayo 1117, planta alta.
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