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Miércoles, 31 de octubre de 2007
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LA ARGENTINA MESTIZA, AQUELLO DEL SER NACIONAL

Profundo desafío intelectual

Para Alfredo Arias todo empezó como un juego, buscando los "baches" en el Martín Fierro. En el trabajo ensaya posibles respuestas al complejo interrogante acerca de la identidad.

Por Fernanda González Cortiñas
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Arias refleja en su prosa los años de periodista.

Después de varias lecturas "literarias", un buen día Alfredo Arias decidió abordar el contenido del Martín Fierro desde una perspectiva política. Por deformación profesional -fue 25 años periodista- la obra cúlmine de Hernández fue desmenuzada bajo la consigna liminar del periodista, las famosas "5 preguntas" -¿qué? ¿cómo? ¿cuándo? ¿dónde? y ¿por qué?-. "Ahí me encontré con que 'el gran poema argentino', estaba lleno de baches". Inconforme -otro de los males endémicos del oficio- decidió ir más allá y empezar a investigar cuántos agujeros y de qué dimensiones había en la "Historia Oficial".

"Al principio fue como un juego intelectual", explica Arias. "A partir de los datos que, para mi gusto, faltaban en el libro, buscaba en otras fuentes. Después me entusiasmé y empecé a armar una investigación más formal. Así, casi sin querer, salió el libro".

"El libro" en cuestión es La Argentina mestiza, un ensayo que reflexiona acerca de los orígenes de aquéllo que hoy conocemos como "el ser nacional". A lo largo de 150 páginas editadas por el sello local Libros del Sur, Arias ensaya posibles respuestas al complejo interrogante acerca de la identidad de los argentinos.

Sin preconceptos metodológicos y abrevando en disciplinas varias como la Sociología, la Antropología, la Lingüística y, obviamente, la Historia el autor reconstruye, a partir de una interesante cantidad de variables convergentes, no siempre presentes en los manuales escolares, ni en los recortes que suelen proponer los ensayos sobre la anécdota histórica, una interpretación posible de la Historia Argentina, desde la Conquista a nuestros días. Sin pretensiones de ampliar o perfeccionar los canones vigentes, Arias ensaya una interpretación libérrima de los hechos que --como bien se encarga de explicar-- "plantee más interrogantes que certezas".

--A primera vista, 150 páginas para abordar 500 años de historia parece más bien poco ¿no?...

--Nunca me planteé hacer un libro de Historia. La idea era más bien problematizarla un poco. Por eso elegí el ensayo, por ser un género que plantea más preguntas que respuestas. Por eso también, está escrito en un lenguaje muy accesible. A veces uno se tienta con conceptos demasiado complejos. No era la idea. Hay una propuesta y es que desde mi perspectiva de lector siempre he creído que este tipo de temas debe ser siempre abordado desde un punto de vista interdisciplinario. Quiero decir, leer algo tan complejo como la historia, como si fuera un proceso lineal, en el que un hecho lleva al otro, y este a un tercero, eso no sirve. Creo que la historia, pensada como línea, está atravesada longitudinalmente por múltiples vectores que forman parte del contexto y no siempre aparecen en los libros de Historia.

--Uno podría pensar que justamente lo que hacen esos libros es facilitar la comprensión del Gran Proceso...

--Sí, pero al final esa intención parece provocar el efecto contrario. Con este libro quise marcar la visión sesgada que aporta "recorte" de la Historia. En este sentido siempre pongo como ejemplo el capítulo dedicado al gaucho. Todos hablamos del gaucho como un personaje clave en la Historia Argentina, pero cuando uno quiere ponerle una carnadura a ese personaje, no existe. El gaucho ha sido un actor negado en nuestra Historia. En todo caso, el que conocemos es el gaucho literario, que aparece después que el gaucho desaparece como ser social. Entonces, en este caso se hace patente la necesidad de echar mano de otros archivos que no sean el histórico para reconstruir la figura y el rol del gaucho. Cuando trabajé en la investigación tuve la suerte de encontrarme con, por ejemplo, libros contables de la época del Virreinato. Ahí se puede ver cuál es la relación del gaucho con el dinero, cuál es su concepto de trabajo y cuál el de ocio. En ese mismo capítulo hay un suscinto análisis lingüístico, acerca de las influencias. En la región litoraleña las corrientes más influyentes fueron el guaraní y el castellano mal aprendido del andaluz, de quien toman el uso del seseo en vez del ceceo y el yeísmo, haciendo sonar la ll como y. Si uno se pone a hacer un análisis pormenorizado descubrirá que nuestra Historia está llena de esos baches.

("La Argentina mestiza" se presentará en sociedad mañana, a las 19, en los altos de librería Ross, Córdoba 1347).

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