Luego de su proyección en el Moma de Nueva York, de haber sido seleccionada para la competencia oficial de los festivales de Montreal, El Cairo y Huelva, de recibir el premio al guión del Global Film Initiative y el Swiss Effects del festival de Gibara (Cuba), A cada lado tendrá hoy su estreno nacional. Realizada por Hugo Grosso, quien debuta aquà en el terreno de los largometrajes de ficción, la pelÃcula se propone como un relato coral que gira en torno a la inauguración del puente Rosario-Victoria.
Protagonizado por Luis MachÃn, Héctor Bidonde, Mónica Galán, Miguel Franchi, Juan Pablo Geretto y Mónica Alfonso, entre otros, el film estrenará no sólo en los tres complejos multisala de la ciudad, sino además en diversos cines de Buenos Aires. Aunque fue en Rosario donde el pasado lunes tuvo su pre-estreno, el cual le permitió al director verificar la recepción del público local (ver recuadro) en torno a una historia que también le es propia.
Mientras tanto, a partir de la extensa actividad de Grosso como documentalista, la presencia de una historia coral en su primer largo de ficción podrÃa haber representado cierto riesgo. Sin embargo, la construcción de esa multiplicidad de personajes fue producto de la lÃnea de trabajo natural del cineasta. "En realidad me pasa que cuando me pongo a hacer un laburo me planteo qué es lo que no quiero hacer, más que lo que sà quiero. No sé exactamente cuál es el origen de lo coral, pero posiblemente buscando alguna lectura es la vinculación con la construcción del puente, un mecano que se va armando hasta que la obra está terminada. Yo querÃa contar historias a ambos lados del rÃo. Y no es una historia de choques culturales o miradas de la ciudad al interior, sino que son fragmentos que componÃan una historia. Todos los personajes componen un personaje general que está unido por la temporalidad y la localización, el lugar y el momento histórico en el que ocurre", apuntó a Rosario/12.
La coralidad permite una diversidad de rasgos, una pluralidad en la que lo polÃtico tiene también su presencia a partir del reencuentro de dos viejos compañeros de militancia (personajes que componen MachÃn y Franchi) y que en el presente sólo se ven unidos por aquella amistad. "Como buena ópera prima uno quiere hablar de muchas cosas y a lo mejor no termina hablando de nada. Yo sentÃa que habÃa muchas cosas que tenÃa guardadas y que querÃa decir, por eso está la idea de que nada está totalmente cerrado. Y lo polÃtico tiene que ver con cierta mirada generacional mÃa de aquellos que fueron militantes en los 70 y que están un poco divididos por los que viven con la culpa de no estar muertos o haber perdido la batalla, y de aquellos que se cagaron en la batalla, agarraron el sillón y desde ahà nos dicen que fueron montoneros", analizó el director.
"Igual esos dos tipos están unidos por una vieja amistad y en una noche de velorio se reprochan o charlan sobre las cosas que pertenecen al pasado de cada uno. Me parece que éso es lo que está más atravesado por el tinte crÃtico en cuanto a la mirada de ese momento, pero después hay otras cosas que tienen que ver con lo polÃtico, como esta figura del puente del primer mundo menemista, esta cosa de cemento que atraviesa la naturaleza, y que también contrasta con las pobres vidas que están a cada lado. Ningún personaje se salva, ni por el puente ni sin el puente. Esa sà es una lectura polÃtica que me interesaba. Mi intención era que el anclaje surgiera como lectura de un espectador al que yo no tenga que subestimar", concluyó.
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