Algunos podrán recordar todavÃa las narraciones del mito de una Rosario aferrada a su monótona siesta provinciana, situación que era a su vez acompañada por una explÃcita referencia a la falta de interés de los rosarinos por la "cultura". Esta falta de interés, enunciada no meramente como una "relación tibia" con las artes, por ejemplo, sino como una abierta indiferencia hacia todo lo que tuviese que ver con su práctica y desarrollo le ganó, en el perÃodo de apogeo de una burguesÃa agrÃcolo-ganadera y comercial, uno de los motes peyorativos más duraderos y generalizados que alguna vez haya recibido, el de "ciudad fenicia".
El carácter marginal de la actividad artÃstica y de los artistas mismos, sumado a la consuetudinaria carencia de soporte institucional público para su crecimiento era una circunstancia ante la cual no parecÃan ofrecerse mayores resistencias.
Con el transcurso del tiempo, y el desarrollo de un cordón industrial de gravitación nacional, Rosario vivió, gracias al impulso de los mismos creadores -muchos de ellos provenientes de ese nuevo entorno social, y cuyo trabajo siempre estuvo marcado por la carencia de soporte oficial- verdaderas edades de oro en cuanto a la complejidad y calidad de su producción en todas las artes; y estas producciones, lejos de mantenerse al margen del momento histórico se ligaban estrechamente a ese contexto y a las encendidas luchas sociales que lo caracterizaron.
La desarticulación violenta de esas condiciones a causa de la última dictadura arrasó casi con todo. Recién con el retorno de la institucionalidad en los 80, y sobre las cenizas de un pasado cultural intenso, aún si poco reconocido, desde hace algo más de veinte años, Rosario parece dispuesta a desenmascarar el fundamento de la leyenda sobre su apatÃa hacia la cultura, y en este sentido la vida de los rosarinos ha ido sufriendo una consecuente y, en cierto modo, drástica transformación, asociada con un redescubrimiento de su tradición vanguardista en este terreno. Los artistas abandonaron su residencia en los márgenes de la memoria histórica de la ciudad para pasar a convertirse en referentes de la nueva identidad de la urbe, hasta el punto de constituirse en las caras visibles que Rosario quiere, hoy por hoy, mostrarle, por asà decir, al mundo.
Por supuesto, este proceso está lleno de matices, y su relativa cercanÃa hace difÃcil contar con elementos que nos lleven aún mucho más allá de un cierto acuerdo sobre la realidad de este cambio; pero todas las señas indican que algo de este orden ha comenzado a ganar terreno en la imaginación colectiva, dando inicio a un nuevo ciclo de la fábula en la que los mendigos se convierten en prÃncipes.
Quedan por considerar otros muchos aspectos que propiciaron el movimiento de un modelo de industria fabril hacia otro de industria cultural -que no deja de tener sus peligros, como convertir a la cultura sólo en espectáculo y atractivo turÃstico-. En el campo literario, este movimiento ha tenido un despliegue paradigmático en relación con la poesÃa. Rosario ha ido conquistando, entre sus nuevas famas, la de ser una ciudad en la cual los poetas, tanto locales como visitantes, tienen, si no muchos lectores, si un considerable auditorio. El 2007, sin ir más lejos, estuvo jalonado, además de por los ya tradicionales y extendidos ciclos de lectura de poesÃa, por tres eventos, públicos y gratuitos, que se realizaron con una diferencia de apenas dos meses entre uno y otro, e implicaron la participación de autores nacionales y extranjeros.
En junio se realizó, en el Centro Cultural Parque de España, la cuarta edición de "Salida al mar", que se presentó en esa ocasión como Festival Latinoamericano de PoesÃa Buenos Aires-Rosario -iniciado en Buenos Aires en 2004 por la iniciativa de un grupo de poetas a los que luego se sumaron editores independientes-, y que en 2007, por primera vez, y con la aspiración de que se convierta en hábito, desembarcó en nuestra ciudad. En agosto, vio la luz la primera edición del Encuentro de PoesÃa "Semana de las letras y la lectura", un emprendimiento de la "Asociación Cultural El CÃrculo" que tuvo como sede al tradicional teatro, y durante cuyo desarrollo, además de lecturas de poesÃa, se ofrecieron charlas y ponencias, con el agregado de visitas que los poetas hicieron a escuelas y establecimientos educativos. Por último, en octubre, tuvo lugar el XV Festival Internacional de PoesÃa, uno de los más grandes del continente -organizado en forma conjunta por la SecretarÃa de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario y la SecretarÃa de Cultura de la Provincia de Santa Fe-, con sede en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia y que amplió en esta última edición sus presentaciones a varios distritos de la ciudad y casas de cultura, con actividades simultáneas de lecturas y charlas ofrecidas por los poetas en la Facultad de Humanidades y Artes, el Instituto de Artes Contemporáneas Icaro y una visita a los integrantes del Taller Literario de la Unidad de Detención III, entre otros. Lo cual parece indicar una cierta disposición de parte de organismos estatales e instituciones privadas a hacerse eco de la vieja deuda histórica con la cultura de la ciudad.
Esta conjunción de eventos no es azarosa y la acompaña un fenómeno editorial que ha crecido lenta pero consecuentemente, y que ha dado lugar al surgimiento de editoriales independientes en cuyos catálogos la poesÃa tiene un claro protagonismo.
En el 2007, vimos a editoriales nacidas años atrás, como la veterana Ciudad Gótica y el joven sello Serapis, continuar con la edición de poetas locales, e incluso universales (Góngora, Sor Juana Inés de la Cruz), y se asistió al surgimiento de nuevos proyectos editoriales que, aunque también se proponen editar ficción y ensayo, abrieron su juego con libros de poesÃa (como en el caso de Papeles del Boulevard, creado y dirigido por poetas, que lanzó cinco tÃtulos de poesÃa al mismo tiempo, o Icaro ediciones). CabrÃa aquà agregar, la continuidad de Boga, revista de poesÃa que por segundo año consecutivo edita la municipalidad a través de la Casa de la PoesÃa. En todos los casos se puede pensar que estos hechos puntuales señalan uno de los modos en que el proceso de transformación del que hablábamos más arriba ha ido adquiriendo un carácter más concreto y material.
Sin embargo, aún si cabe alegrarse por ello, también es necesario que estos proyectos no queden a la intemperie, es decir, que se promuevan inversiones estatales y privadas para contribuir a que estas propuestas, y todas las que podrÃan surgir con un mejor punto de partida, no se limiten a repetir modelos ya establecidos y puedan proyectarse en un planeamiento a largo y mediano plazo. Asà como los encuentros y festivales de poesÃa permiten una circulación de autores contemporáneos, con énfasis en Argentina y Latinoamérica, pero incluyendo también a poetas del mundo entero, igualmente podrÃa aspirarse a la consolidación de un circuito editorial con asiento en la ciudad que permita exportar autores y obras de indudable calidad al resto del paÃs y al mundo asà como dar a conocer, en publicaciones accesibles al público local, la producción de poetas de otras latitudes.
El 2007 nos deja como balance mucho para alegrarnos, no sólo por lo que cierra sino por lo que abre como proyección de futuro, y en ese sentido marca la urgente necesidad de profundizar el compromiso colectivo asà como el de los agentes puntuales que están implicados en materializar una nueva posición de Rosario como centro productor de cultura.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.