Hay biografÃas y biografÃas. La de Laino es un poco como sus viñetas: resumidamente compleja. BastarÃa decir que el affaire de Osvaldo Laino con el dibujo empezó en la década del 40, en algún colegio industrial de Rosario y, por ahora, termina en su estudio de Funes. Pero claro, esto no es todo. Asà como sus dibujos, llenos de detalles --ese tipo de cuadro que permite una primera ojeada pero inmediatamente pide a gritos que el observador se quede un poco más--, la historia de Laino no comenzó en Rosario, para terminar apenas a diez kilómetros de aquÃ.
"En la década del 50 me fui a Buenos Aires a probar suerte... Y hubo", se rÃe el ilustrador que con apenas 20 años ya colaboraba con revistas que harÃan leyenda. Una vez recibido de técnico en la hoy extinta Escuela Industrial de la Nación --y después de trabajar en el Instituto Aerotécnico de la Fuerza Aérea donde colaboró en el diseño de aviones como el Pulqui, entre otros, y de trabajar en la sección deportes en el diario Córdoba-- Laino decidió emigrar a la gran ciudad a despuntar su verdadero vicio: la ilustración.
Mientras sobrevivÃa con changas publicitarias en distintas agencias porteñas, un buen dÃa llegó La oportunidad. Después de ver sus caricaturas en Esto es, Juan LluÃs Rivas lo contrató para publicar sus dibujos en Pobre Diablo. Luego vendrÃan la mÃtica Avivato, donde compartió cartel con Landrú, Quino, Gius y algunos otros monumentos del cartoon nacional, Loco lindo, Bomba H, Poutpourri, FÃgaro y Ricuritas, entre otras.
Esta vasta y condensada experiencia lo impulsarÃa a dirigir Dibujantes, publicación liminar en el género, fundada por Juan Angel Sagrera y, a su vez, antecedente de Dibujemos con... programa televisivo que en los albores de Canal 7 permitió conocer la cara y la voz de lápices emblemáticos como Divito, Manteola, Palacio, Sabat, Battaglia, Sagrera y Guerrero, entre otros entrevistados.
Luego de dar forma al Club de los 33 (los mejores treinta y tres dibujantes argentinos), en 1955, junto a Alberto Breccia, Ricardo de Udaeta, Carlos Garaycochea y Angel Cotta, participó de una muestra colectiva en la prestigiosa galerÃa Picasso titulada "Primera Exposición de Dibujo HumorÃstico Contemporáneo". Para Laino no hubo segunda. Al año siguiente estaba en Venezuela, contratado por una importante agencia publicitaria. Por supuesto, sus dibujos buscarÃan espacio en El gallo pelón --dirigida por Sancho--, Pico Pico, MartÃn Garabato y, bajo el seudónimo de Brutus, publicarÃa en el diario La Esfera. Su espÃritu aglutinante lo empujarÃa a asistir en la fundación de la primera Asociación de Dibujantes de Caracas.
La década del 60 lo encontrarÃa en Nueva York, trabajando para Cracked, rival de la clásica Mad. En Estados Unidos --además de amigo de Mordillo, Yepes, Battaglia y Bayón--, fue director de arte de revistas como Temas y Visión Internacional, director creativo de la cadena televisiva Spanish International Network (SIN, hoy conocida como el gigante Univisión) y delegado a la Primera Conferencia Internacional de Prensa, en Santo Domingo en 1964. Un breve paso por la Gran Manzana antecederÃa a su destino más largo en el paÃs del Norte: la ciudad de Tampa, en La Florida. Allà creó, junto a su esposa, Celeste, Advertising 7, la agencia que mantendrÃa activa hasta su jubilación, en 2005. Con muchos más aportes a la comunidad de los que se puede contar, en Tampa fue elegido Profesional del Año en 2000, Hispano del Año en 2001 y 2002 y hasta tiene su dÃa: el 22 de septiembre, es el DÃa de Osvaldo Laino.
A pesar de tanto premio y tanto homenaje, la tierra pudo más y apenas se retiró, Laino quiso regresar a visitar la ciudad que lo vio nacer. No contaba con la posibilidad de que a Celeste le gustara tanto. Desde hace tres años, Osvaldo y su mujer viven en Funes. Desde allÃ, Laino, que no ha dejado de dibujar ni mucho menos, alimenta dos blog: www.historiasdelpasado.blogspot.com y otro que lleva su nombre. Desde allà anuncia eufórico la noticia: "¡Llegó la hora! Los invito a participar en la Exhibición de mis dibujos que se inaugura el 13 de marzo en el Centro Cultural Bernardino Rivadavia de Rosario (San Martin 1080)"; y se apura a advertir: "... Estarán todos mis familiares, vecinos y los que encuentre en el camino. No habrá cena ni picada, asà que vengan bien comiditos y con tiempo para disfrutar de una buena companÃa. El evento comenzará a las 19.30 y yo estaré hasta tarde, firmando (no cheques) autógrafos".
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