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Cuadros, paredes de ladrillo visto, un monitor, un espejo, una planta de interior, mullidos puffs, confortables sillones, catálogos de arte bien a mano en mesitas ratonas y en escritorios con cálidas lámparas Tiffany: el escenario invita al ocio creativo y parece pertenecer a la intimidad un living culto pero no, se trata de un espacio público, nada menos que de la tercera galería del Centro Cultural Parque de España (Sarmiento y el río). Hasta el 30 de marzo, de martes a domingo, existirá en Rosario este ámbito acogedor que es y no es una muestra y que se llama Living multiestelar. La institución lo anuncia como una exposición de artistas que ya han mostrado su obra en el CCPE: Alberto Delmonte, Pedro Sinópoli, Francesco Spada, Carlos Ansaldi, Norberto Puzzolo, Adolfo Nigro, Julián Usandizaga, David Nahón, Eduardo Serón, Chachi Verona, Mele Bruniard, Daniel García, Max Cachimba, Isabel Chedufau, Erica Bohm, Luciano Ominetti, Diana Bianchi, Carolina Antoniadis y Mauro Machado son de la partida.
Se trata de eso pero también, como subraya en nombre del CCPE Lila Siegrist, la responsable de las galerías, de "compartir nuestro pequeño patrimonio". También es "un agradecimiento a los artistas que han dejado sus obras". Ella y los otros dos gestores de la idea, la becaria Desirée Vidal y el director del CCPE, el poeta y crítico Martín Prieto, lograron generar una propuesta a la vez insólita y civilizada.
"Se trata de subvertir el espacio de exposición; odio el cubo blanco", puntualiza Vidal para Rosario/12, con un dulce pero firme acento ibérico. "Que estos túneles ofrezcan un espacio de encuentro, de reflexión, de producción de pensamiento... es lo que nos gustaría que sean", redondea Siegrist a este diario.
La entrevista, como no podía ser de otro modo, tiene lugar en el cómodo Living. Los libros y los cuadros se disfrutan y alimentan la charla: dan ganas de venir a quedarse, y es que están para eso. La idea es que la gente no pase corriendo sino que se siente, lea, charle y viva. Que habiten transitoriamente. Sólo desentonan apenas levemente dos gendarmes, sentados quietos y silenciosos, que parecen los militares uniformados que suele incluir Buñuel como parte de sus interiores burgueses surrealistas.
Siegrist coincide con esta cronista en el sentido cívico de la propuesta: el mensaje que da sin palabras tanta belleza amable es el de que lo público no es lo de nadie, sino lo que pertenece a todos. Este Living, si se lo piensa desde la gestión cultural, está en línea con la abolición de privilegios de clase en el acceso a la cultura que proponían a comienzos del siglo pasado los cenáculos anarquistas; si se lo piensa como obra de arte, proviene de la tradición vanguardista superadora del límite entre el arte y la vida. En los años sesenta, en Argentina, el crítico de arte Romero Brest le puso a esto el nombre de "experiencia".
El Living del Centro Cutural Parque de España quiere ser una experiencia, donde la sala de arte no sea un mero espacio de circulación sino una sala de estar: es digna de celebrarse esta ruptura de las políticas culturales con la idea modernista de que la alta cultura exige mucho trabajo para comprenderla, y con la idea filistea de que es una mera adquisición prestigiosa. Aparece aquí otro sentido del tiempo, capaz de concebir existencialmente como placer (y no como gesto trágicamente heroico) al acto de apartarse de la carrera por sobrevivir y acceder en cambio al ocio culto. Visitarlo es una auténtica visita, un "compartir" que exige buena fe y generosidad de ambas partes. Gracias, y ojalá que no sea un gesto aislado.
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