Fue la historia, que en poco menos de dos horas, pas贸 en una noche espl茅ndida por el Hip贸dromo del Parque de la Independencia. At贸nitos a煤n por la presencia de la leyenda, en una ciudad que se autopromociona como una cuna de artistas; Bob Dylan, la persona que condens贸 como ninguno el concepto de artista comprometido, l煤cido e inconformista dej贸 a los casi cuatro mil espectadores con la boca abierta y el coraz贸n contento. Es cierto, pocas veces se habr谩 presenciado un recital donde hab铆a que realizar el ejercicio ins贸lito de reconocer los temas. Con la excepci贸n de los que interpret贸 de su 煤ltimo disco (Modern Times), la excelente banda que acompa帽a al hombre nacido en Minessotta, hace ya 66 a帽os, se encarg贸 de demostrar que cada nueva presentaci贸n de esa gira que nunca termina, es un buen motivo para reinventar canciones que contin煤an perdurando en el tiempo. La foto del final, la que quedar谩 impregnada en las retinas de los que vivieron una noche hist贸rica, con el m煤sico alzando los brazos, rodeado de su banda, fue la 煤nica "pose" de un artista que nos regal贸 durante un par de horas un poco de su talento.
* La mano. Puede decirse, sin temor a exagerar, que Luciano Abiad, de la productora local MA, fue el 煤nico rosarino que tuvo el privilegio de compartir unas horas con Bob Dylan mientras estuvo en la ciudad. Desmitificando la imagen cimentada alrededor del m煤sico, Abiad dijo a Rosario/12 que "me sorprendi贸 que le preparamos tres camionetas para ver en cu谩l quer铆a llegar al Hip贸dromo, pero nunca se quiso bajar del colectivo en el que viajaba con los m煤sicos. Una vez que el colectivo lleg贸 hasta la puerta del Hip贸dromo, tambi茅n hab铆a tres camionetas para llevarlo hasta los camarines; pero se baj贸, con la ropa que iba a usar en la mano, y fue caminando hasta el escenario". Entre las an茅cdotas, Abiad cont贸 que en el viaje desde Buenos Aires, "Dylan se baj贸 a tomar un caf茅 en una estaci贸n de servicio de San Nicol谩s y habl贸 con todos los que se le acercaron y le deseaban suerte para el concierto, y adem谩s contest贸 todo lo que le preguntaron". En relaci贸n a la mala predisposici贸n del m煤sico hacia la gente, Abiad piensa que se trata m谩s "de un circo de los que habitualmente lo rodean. Despu茅s de todo lo que me hab铆an dicho sobre su personalidad, me pareci贸 una persona con muy buena onda". Abiad se帽al贸 que Dylan en su estad铆a en Rosario finalmente no pas贸 por ning煤n hotel. Cuando termin贸 el show se fue directamente al aeropuerto y lo dejaron al lado del avi贸n. Al consultarlo sobre si tuvo posibilidad de hablar con alguien del entorno de Dylan, en relaci贸n al impecable show que brind贸 en la ciudad, Abiad manifest贸 que el m煤sico "qued贸 enloquecido con el p煤blico. Te digo m谩s, el jefe de seguridad me coment贸 algo muy cierto: es el primer show que antes de irse levant贸 una mano. Para ellos el detalle no es menor ya que no lo hizo en ning煤n lado".
El show. Arranc贸 16 minutos m谩s tarde de lo previsto, con los acordes de "Cat's in the well", y termin贸 antes de los bises que comenzaron a las 22.58 con una incre铆ble versi贸n de "Like a rolling stone", con el p煤blico de pie, que se qued贸 esperando por la m铆tica "Blowin' in the wind". De todas maneras, las versiones de "Masters of war", cuando Dylan se instal贸 en los teclados, y una furiosa de "Highway 61 revisited", con las luces encendidas a pleno, fueron el regalo m谩s preciado que los fan谩ticos esperaron por tanto tiempo.
His band. A la derecha de Dylan se ubic贸 Denny Freeman, un guitarrista impecable que sorprendi贸 a m谩s de uno con sus punteos. En la otra punta del escenario estaba el guitarrista r铆tmico, Stu Kimball. Tony Garnier se encarg贸 del bajo y el contrabajo. Donnie Herron toc贸 piano, viol铆n, banjo y steel, y George Receli la bater铆a. Con un profesionalismo pocas veces visto, la banda que acompa帽a a Dylan que toc贸 un par de temas con una Fender Stratocaster y despu茅s no abandon贸 el teclado tuvo, sencillamente, una perfomance extraordinaria.
El p煤blico. Sin mayores inconvenientes, los espectadores se fueron acomodando en las sillas prolijamente dispuestas en el Hip贸dromo. M煤sicos, pol铆ticos, funcionarios y (muchos) periodistas se mezclaron con los padres de m谩s de 40 quienes, en un buen n煤mero, llegaron con sus hijos adolescentes. Se disfrut贸 en familia, pocas veces visto.
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