Aunque una primera impresión invita a pensar en un texto algo fatalista y de tinte autobiográfico, en Derrumbe, Daniel Guebel crea un paralelismo entre paternidad y creación artÃstica, para sumergirse en el amor y los renunciamientos, la resignación y el orgullo. Y asà como aquellas sospechas de autobiografÃa se ven demolidas con un sorprendente cierre de literatura fantástica, es el propio Guebel el que distingue que Derrumbe "no es una novela realista".
"En ese sentido me parece que en algún punto trabajé el libro, y de esto me di cuenta después de escribirlo, de una manera musical --profundiza el autor, que el próximo viernes a las 19 presentará su último trabajo en la librerÃa de Córdoba 1345--. En algún momento de la novela tenÃa la impresión de que el relato, en las variaciones, los relatos adventicios de músicos, escritores y pintores, estaba agotándose. Me pareció que simplemente tenÃa que cambiar de velocidad, pero no con la intención de desconcertar ni nada, sino que me parece que cuando el procedimiento compositivo de un libro ya se ha vuelto evidente, tiene que cambiar de registro o explotar de alguna manera. Pero el libro se fue pensando solo, no es que lo haya pensado ni meditado. De alguna manera el libro cuenta su propia crónica de escritura, es también un diario de escritura".
Mientras tanto, a través de las historias que rememora el narrador, música, plástica, cine y literatura son analizadas para lograr una visión general del arte, del éxito y el fracaso dentro del quehacer artÃstico. Aunque no es ésa la mirada del autor, que distinguió: "No dirÃa que es mi visión, sino en todo caso el modo en que esa primera persona narra distintas posibilidades. Para mà Derrumbe es un libro sobre la paternidad, en un sentido amplio. El vÃnculo entre el padre y su hija después de la separación matrimonial y el vÃnculo que establecen los artistas en relación al objeto que están pariendo y qué es lo nuevo. El libro funda en éso, cuál es el valor de una elección estética y una elección ética. En ese sentido, hay elecciones contrapuestas, está el violinista que elige tocar por debajo de sus capacidades porque tiene que mantener a su familia y está el saxofonista que elige morir y olvidar a su familia. Yo no sanciono moralmente ninguna elección, sino que hago un despliegue de opciones".
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