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Sábado, 17 de mayo de 2008
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El trompetista porteño presenta material nuevo con una nueva formación

La ensalada (musical) de Gillespi

"Antes el grupo era más homogéneo, éramos todos del jazz fusión de los 80, ahora tiene otro aire la banda", se entusiasma el músico que toca en Metropolitano. Antes, Valentino Jazz Bazar.

Por Edgardo Pérez Castillo
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"Soy un tipo muy inquieto en lo personal", aclara Gillespi

Cuando esta noche, y después de que Valentino Jazz Bazar abra la jornada a las 21.30, Marcelo "Gillespi" Rodríguez haga su aparición sobre el escenario de Metropolitano los seguidores del trompetista no sólo podrán descubrir algunas nuevas obras, sino que además se enfrentarán a la renovada banda que lo acompaña, y que derivó en una relectura de viejas creaciones, según resaltó a Rosario/12: "Eso le dio otra sonoridad, revitalizó un poco mi música, mis viejos temas tocados con estos músicos resultan ser nuevos".

Porque a los "históricos" Patán en teclados y Cabra en voz, ahora se suman Norberto Córdoba ("es un bajista que conozco hace muchos años, que toca con el Chango Farías Gómez y que mata, toda muy bien"), Baltazar Comotto ("un guitarrista de la nueva generación, que está bastante de moda en Buenos Aires porque grabó ahora con Spinetta y es el violero del Indio Solari) y el baterista Javiercito Martínez ("Tocaba con Emme, y es más de la onda hip hopera, del soul"). Y es precisamente en esa interacción de músicos que se vinculan habitualmente con el folklore, el rock y expresiones de raíces más negras (como el caso de Martínez) donde aparecen nuevas posibilidades sonoras, algo que entusiasma a Gillespi: "Es una ensalada nueva que armé. Baltazar es un violero muy del rock, le da mucha vitalidad al grupo. Antes era como más homogéneo, éramos todos del jazz fusión de los 80, ahora tiene otro aire la banda".

Claro que para ello es sustancial la predisposición del trompetista, que permite que sus composiciones se conviertan en materia maleable para los músicos, permitiendo así las relecturas que transformaron a sus obras. "Es exactamente éso, porque en la música instrumental los protagonistas son todos los instrumentos. A diferencia, no sé, de Víctor Heredia, que puede cambiar el pianista pero el nuevo va a tocar lo mismo que el anterior, porque la canción de Víctor sugiere siempre el mismo acompañamiento de piano. Como la música instrumental es muy abierta y hay mucha participación de todos, incluso hay solos, cada músico que venga le va a dar su carácter. Esta mezcla nueva es muy estimulante, estoy muy copado con este grupo".

En ese sentido, al momento de delinear las razones que motivaron la reformulación del grupo, el trompetista explicó: "Tuve la suerte de que en todas mis etapas me han acompañado músicos impresionantes. Lo que pasa es que también es cierto que se trata de relaciones humanas. Con la banda anterior estuvimos cinco años tocando siempre los mismos, entonces a veces tomarte respiros o zamarrear un poco las cosas te renueva la energía. Porque cada concierto que encarás es una situación nueva, son músicos que en el escenario hacen cosas que vos no esperabas, que te sorprenden. En el camarín es lo mismo, gente nueva, con la que tenés otras charlas. Es como la vida. Soy un tipo muy inquieto en lo personal, en mi vida trato de ir rompiendo la rutina día a día, es un formato que necesito para divertirme, porque sino me embolo".

Mientras tanto, el entusiasmo de Gillespi se profundizará en pocas semanas, cuando comience a registrar un disco de estudio junto a sus nuevos secuaces, que probablemente será editado antes de fin de año. Y, en principio, no será un disco más para él: "Estoy en un plan de asumirme como lo que soy. Es un trabajo casi psicológico el mío, porque soy un tipo que vivió toda la vida con el rock pero toco un instrumento del jazz, como es la trompeta, que está identificada completamente con el jazz. Pero este disco nuevo va a ser más rockero. Mi disco va a estar debajo de Spinetta, creo que va a ser un disco de rock nacional, aunque instrumental. Pero no va a ser tan del jazz".

"Siempre tuve ese problema, de que soy muy rockero para los jazzistas y muy jazzista para los rockeros --profundizó--. Por ahí me llaman músicos de rock para grabar y me dicen: `Vos que sos jazzero...`. Bueno, sí, pero también soy rockero. Creo entonces que este disco es definitivo. Después de Belville, que salió en 2005, me tomé un tiempo de decantación. Al principio te entusiasmás mucho, yo saqué cuatro o cinco discos y después paré un poco la pelota. Quería tomarme un tiempo con tranquilidad, sin ninguna influencia extraña ni apuros, quería hacer un disco que me reflejara a mí mismo. Eso va a ser el disco nuevo, que por ahora es un puñado de catorce canciones que grabé en el Pro Tools mío, donde toqué todos los instrumentos. Ahora entro en la etapa donde los muchachos entran a reemplazar mejor las cosas que yo hice".

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