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Lunes, 29 de diciembre de 2008
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CINE. Backstage, una película de Emmanuelle Bercot llena de esquematismos y alardes.

Obsesión con una mirada superficial

Presentado fuera de concurso en el festival de Venecia de 2006, el film cuenta la historia de una adolescente obsesionada con una cantante pop, y cómo logra ir metiéndose en su vida. Pero queda en los planteos psicologistas, sin sutileza.

Por Emilio A. Bellon
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El protagónico da la oportunidad a la actriz Emmanuelle Seigner de mostrar su lado perverso.

Backstage. Francia, 2005

Dirección: Emmanuelle Bercot

Guión: Emmanuelle Bercot y Jerome Tonnerre

Música: Laurent Marimbert

Intérpretes: Emmanuelle Seigner, Isild Le Besco, Noemie Lvovsky, Claude Duneton.

Duración: 115 minutos.

Sala de estreno: Del Siglo (en formato DVD)

4 (cuatro) puntos

En algunos países de habla hispana, este film presentado fuera de concurso en el Festival de Venecia de 2006 se conoció con el título de La obsesión. Y en este caso, esta denominación, igualmente pertinente, me remite a aquel film del 81, cuyo título original es The Fan y en el que vemos como una madura actriz, Lauren Bacall, comienza a ser halagada, primero, asediada, después, por un joven admirador, quien se dispone a cruzar todos los límites.

En el film que hoy comentamos estamos ante una situación similar. Pero veinticinco años después, cuando esta temática hubiera merecido un tratamiento más sutil, menos gritado y por sobre todo menos atropellado. Estamos ante una historia en la que vemos a una joven provinciana de dieciséis años, que vive en un dominante y caprichoso ambiente familiar, que siente, experimenta, una particular fascinación por una cantante de la escena pop. Desde su pueblo sueña y delira por ella.

De gran pretenciosidad en lo que hace a los aspectos psicológicos, Backstage tiene como logro -tal vez, para quien firma esta nota, el único- el de mostrar el detrás de la escena de una aparente vida de glamour y de esplendor. En la medida en que la joven, Lucie, se va acercando e internando en el mundo de su cantante ídolo van quedando al descubierto el patetismo y el desconsuelo.

Con sus constantes reiteraciones, el film de Emmanuelle Bercot poco a poco va declinando en su ritmo. Y lo que apunta a ser un film de ribetes ambiguos, con flashes oníricos, termina liberalizándose en la obviedad y en lo previsible, a partir de una pueril mimetizacion.

Si lo que se propuso captar su realizadora es la trama que se va tejiendo entre ídolo y adorador, creo, que no lo ha logrado más que en el plano de lo elemental. De igual manera a todo lo referente a lo que se insinúa y se sospecha en aquellos primeros momentos no pasa de ser una sucesión y muestrario de primeros planos de rostros alterados.

Con la presencia triangular de un joven amante, que no aporta más que poses, Backstage es sólo un espacio para que la esposa de Román Polanski, Emmanuelle Seigner, a quien el director de Barrio Chino conoció durante el rodaje de Búsqueda Frenética, siga mostrando su costado fatalmente perverso, tras los pasos de personajes de Catherine Deneuve y Charlotte Rampling.

En el momento de su estreno algunas críticas intentaron establecer un paralelo entre este film y el de Joseph L. Mankiewicz, La malvada de principios de los 50, particularmente por la manera en que la joven admiradora se va entrometiendo en la vida de la estrella. Pero aquí no se trata de una aspirante a actriz y el sinuoso camino que tiende Anne Baxter, Eve, ésta sí en nuestra memoria. Algo que, seguramente, la "cándida" Lucie no va a llegar a lograr.

Para la escritura del guión, su realizadora se basó en numerosos mails de fans a sus admiradas estrellas. Creo, lamentablemente, que faltó un planteo narrativo, un trabajo sobre los personajes para huir de esquematismos y de alardes sobre formulas de diván.

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