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Viernes, 6 de marzo de 2009
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Después de 11 años, vuelve Los Shocklenders, potente banda de los 80

Divertidos y originales como siempre

El grupo que dejó una marca indeleble en la historia rockera de la ciudad actúa esta noche, a las 22, en Willie Dixon. Según prometen, la química sigue intacta pese a los años transcurridos, y lo traumático de la separación en 1998.

Por Edgardo Pérez Castillo
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"Hacíamos música pensando en divertirnos, y la originalidad tenía que ver con las influencias de cada uno".

Septiembre de 1998. Los Shocklenders se preparan para brindar su último concierto. El show en Galicia se convertirá además en el último encuentro entre dos de sus miembros fundacionales: el cantante Tato Vega y el Negro, bajista de la banda que dejó una marca indeleble en la historia rockera rosarina. Una marca lo suficientemente fuerte como para imprimirse en los numerosos proyectos que nacieron influenciados por aquel cuarteto que completaban Piturro (guitarras, coros y voz) y Francisco Pesado Castro (batería, coros, samples y teclados).

Corren los primeros días de marzo en Rosario, y faltan ahora unos pocos minutos para que Los Shocklenders vuelvan a concentrarse en una misma sala. Para algunos significará el primer encuentro desde aquella tocada en tierra gallega. Para todos, la posibilidad de reflotar la química que se tradujo en dos discos --Cómo me gusta! de 1995 y Shocklenders de 1997-- y canciones indelebles como "McNamara" o "Fucking Laurita"; y de, además, volver a actuar bajo un mismo nombre, con el show que esta noche brindarán en Willie Dixon (Suipacha y Güemes).

Y es un retorno inesperado el del grupo ya que, como reconoce Piturro a Rosario/12, la separación de Los Shocklenders no fue precisamente pacífica: "Cuando nos separamos pensamos que iba a ser definitivo. Fue un colapso, cada uno emprendió su camino musicalmente y aparte hubo una ruptura jodida. No fue una separación convenida entre todos, fue algo que se rompió de golpe. No fue nada musical, sino que fue personal".

De hecho, la disolución le llegó a Los Shocklenders cuando ya se habían establecido como uno de los referentes más importantes de una escena rockera en la que aportaban originalidad, calidad y diversión. "A raíz del tiempo caímos en la cuenta de éso --admite el guitarrista--. Nosotros hacíamos música pensando en divertirnos, y la originalidad tenía que ver con las influencias que llevábamos cada uno. Entre los cuatro generábamos una química en el escenario, o en el estudio, que daba lugar a la originalidad musical. Y a la hora de componer se notaba que había una miscelánea de melodías increíble. En ese momento no nos dábamos cuenta, pero el resultado se ve ahora, porque después de once años, la banda siga sonando fresca sorprende".

La prolongada estadía de Piturro en España le permitió distanciarse de las obras creadas junto al grupo, aunque a cuatro meses de haber regresado a la ciudad, el guitarrista confirmó la vigencia de esas canciones cargadas de funk, rock y música disco: "Vivo afuera desde hace muchos años, y escuché muy poco Shocklenders, casi nada. Hace dos años Francisco fue para allá y me dijo: `Loco, siguen pasando a Los Shocklenders en Argentina, está sonando`. Hoy escucho a la banda en la radio y sigue sonando muy actual, pero cuando tocábamos no lo hacíamos pensando en marcar la diferencia. Simplemente marcábamos la diferencia siendo sinceros con lo que hacíamos. En esa época se usaba mucho tener letras muy involucradas, políticas, pero a veces se olvidaban que la gente también necesita divertirse. Lo social es muy importante, y cualquier expresión artística es una herramienta muy importante para manifestarse, es un medio muy importante. Pero en ese momento tratábamos de comunicarnos con la gente sin caretear, sin la demagogia de decir que nos cagábamos de hambre para después ir a comer a un restaurant. Generalmente pasa éso, hablan de la gente de Africa que se muere de hambre pero hacen recitales y llenan un estadio. Teníamos que ser sinceros con nosotros y con la música que hacíamos".

La honestidad con la que marcaron su obra sirvió para convertirlos en una propuesta con buena proyección. Sin embargo, el cruce de intereses truncó los proyectos a futuro. "Hace diez años éramos una banda conocida, y si hubiésemos seguido no sé qué podría haber pasado --analiza el guitarrista--. Seguro hubiésemos sido una banda reconocida a nivel nacional, pero no sé qué hubiese pasado musicalmente. Entonces todo quedó congelado, como en un freezer. Pero ahora lo sacamos y se puede comer".

Ese plato que hace una década cocinaban Los Shocklenders hoy encuentra a nuevos gourmets (ver recuadro), lo que brinda un marco ideal para el regreso. "Con Hijos del Reina empezamos a hacer funk a comienzos de los 90, y de ahí viene el funk con Los Shocklenders. Apenas llegué de España charlaba con Fernando Vercelli, el cantante de Scraps, y él me hablaba de la influencia musical que dejamos acá. Empecé a ver grupos y apenas llegué me invitaban a tocar como guitarrista. Por momentos me empecé a sentir un poco extraño... ¡Joder, tan viejo estoy! (risas). Y me encantó que nosotros abriéramos la puerta al estilo, a una música de raíz, como el ska o el rock & roll. Y Rosario siempre marcó la diferencia por tener bandas que están influenciadas pero que tienen un nivel diferente, algo muy personal. Hay muy buenas bandas, y son todos pibes chicos. Aluciné con éso, y a lo mejor con Hijos del Reyna o Shocklenders abrimos las puertas porque no teníamos miedo a hacer lo que queríamos hacer", distingue Piturro, como deslizando uno de los ingredientes esenciales de esa receta explosiva que esta noche, a las 22, volverá a sonar en Rosario.

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