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Sábado, 14 de marzo de 2009
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Entrevista a Horacio Ríos, director del Centro Audiovisual Rosario

Un lugar de puertas abiertas

"Nosotros tenemos, tal vez, el mayor compromiso con un sector particular de la ciudad, porque acá se produce muchísimo y tenemos que poder escuchar al sector", señala Ríos, quien detalla los proyectos en marcha para este año.

Por Leandro Arteaga
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"Somos parte del estado, y eso implica una responsabilidad extra", dijo Ríos.

Ante las perspectivas de un año pleno de actividades, el Centro Audiovisual Rosario continúa su aporte al desarrollo del conocimiento, disfrute y formación en el lenguaje audiovisual. El CAR ofrece proyectos nuevos mientras acentúa, a partir del éxito obtenido, sus apuestas televisivas. Su director, Horacio Ríos, parece corporizar -desde su hablar locuaz y una gestualidad incansable- la energía que moviliza a tantas tareas.

"El concepto fundacional del Centro Audiovisual -explica Ríos- siempre tuvo una pata puesta en lo formativo. Desde el año 1994 hasta hoy, el proyecto creció. Además de los seminarios (ver recuadro) tenemos una Escuela de Animadores, más un proyecto que estamos estudiando para lograr que se autofinancie: se trata de una escuela de documentalistas dentro del proyecto "Ceroveinticinco" (para la franja que va de los 18 a 25 años), donde a lo largo de 6 meses, los chicos puedan acercare al oficio de construir un documental. Queremos que las herramientas básicas como el uso de cámara, entrevista, investigación, formación histórica, permitan al alumno un conocimiento, un rol, dentro del documental. Si el año que viene podemos realizar este proyecto, junto con la Escuela de Animadores que ya va por el cuarto año, con mucha solidez y el reconocimiento del Ministerio de Educación de la Provincia para su entrega de diplomas, estaríamos con nuestros objetivos ampliamente cumplidos".

-¿Cuál es la apuesta que renueva, año tras año, el Centro Audiovisual?

-Una de las apuestas continúa siendo el desafío que supone la creación de nuevos públicos. Todo el tiempo tratamos de remontar y sostener el concepto del espectador en una sala, que vivencie la posibilidad de compartir la película con desconocidos, en el clima mágico que tiene la experiencia audiovisual. Es por eso que a nosotros nos toca correr contra otras ofertas y otros medios. Todo lo que consigamos respecto de nuevos espectadores es clave. Alguien podría pensar que nosotros nos organizamos desde una base compuesta por niños, jóvenes y personas de tercera edad, pero lo nuestro es un poco más ambicioso. Cuando pensamos en el Festival de cine para niños en vacaciones o en la Videoteca Ambulante, estamos pensando en que esos espectadores terminen, tarde o temprano, en otra de las actividades del Centro Audiovisual. Hoy tenemos en los talleres de adultos a chicos de veinticuatro años que fueron espectadores de "Divercine" cuando tenían catorce. En "Bongo rock" tuvimos chicos que hoy son espectadores de las muestras de cine. Lo mismo pasa con los espectadores de tercera edad, que no van sólo a las funciones de cine, sino que también comienzan a asistir a otras actividades y proyecciones. Hago mucho hincapié en los espectadores porque me parece un poco hipócrita que no se hable de esto, teniendo en cuenta que hay una merma muy importante en las salas de cine. Hay que diagramar un proyecto de captación de espectadores.

-¿Y en cuanto a la televisión?

-Nosotros quisimos llegar a la televisión y lo hicimos. Cabeza de ratón (programa de la Escuela para Animadores), que va a iniciar una segunda temporada, en diciembre midió un rango que superó a muchos de los programas locales. Supongamos que lo hayan visto, en un sábado, alrededor de veinticinco mil espectadores, ¿cuántos festivales de video o encuentros de animadores o funciones alternativas tengo que generar en un mes para juntar cien mil espectadores? Ojo de pez (dedicado a difundir la producción audiovisual en Latinoamérica) vuelve con una segunda temporada así como también la segunda parte de ¡Hasta que se aviven! (programa infantil con muñecos), con la que nos fue muy pero muy bien. El programa tuvo mucha participación, hubo llamadas al canal, algo que hace tiempo que no pasa. Ahora va a desarrollarse en el Museo Castagnino, con marionetas parientas de las que estaban en la primera parte. Para nosotros no es un hecho menor: hay gente que no conoce el Centro Audiovisual pero sí a Cabeza de ratón, o que no tiene idea de lo que hacemos pero que ve Hasta que se aviven.

-¿Hay algo en particular que quisieras llegar a realizar?

-Tengo un viejo anhelo de hacer un banco fotográfico rosarino, como el que existe en La Habana, donde la gente pueda llevar todas las fotos que quieran, que ayuden a colaborar en la representación del imaginario, la cultura y la historia de la ciudad. Pero ahora nos costaría mucho trabajo, por falta de espacio y por otros inconvenientes; por lo pronto hemos abierto una galería fotográfica permanente, donde damos espacio a fotógrafos de la ciudad, cada veinte días, para que exhiban su trabajo. Hay que tratar que el concepto de las "puertas abiertas" sea una realidad todo el tiempo, esa es la única solución. No tenemos que perder de vista que somos parte del estado, y eso implica una responsabilidad extra.

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