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Domingo, 12 de abril de 2009
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León Gieco y sus músicos invitados presentan "Mundo Alas" la película.

"Ahora todos somos una familia"

Eso sienten los artistas con capacidades diferentes que, convocados por León, recorrieron los escenarios de varias provincias. Esa gira dio origen a un libro, un CD con canciones y la película que se estrena aquí esta semana.

Por Evelyn Arach
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Algunos de los artistas que acompañan a León en el proyecto, en el Hogar San Roque de Capitán Bermúdez.

"Uno a la mañana tiene la necesidad de abrir la ventana para que entre la luz. Yo ya no puedo abrirla, pero la música es esa luz". La frase pertenece a Carina Spina una cantante no vidente que participa en Mundo Alas, la película dirigida y diseñada por León Gieco que el próximo jueves llegará a los cines de Rosario. El músico y 16 artistas con capacidades diferentes recorrieron escenarios de varias provincias durante días. El particular viaje y los shows que realizaron quedaron retratados en el film que se estrenó hace dos semanas en Buenos Aires con particular éxito y excelentes críticas. Rosario/12 dialogó con Gieco y con los cinco artistas santafesinos que integraron la gira. "Ahora somos una familia, conocer a otras personas nos hizo bien. Pero además es un reconocimiento muy grande de León a lo bueno y positivo que nosotros podemos lograr. La película transmite un mensaje de esperanza a mucha gente con o sin discapacidad: siempre se puede salir adelante", aseguran ellos emocionados, desde el Hogar San Roque de Capitán Bermúdez. Según confirmó el autor, el film está siendo solicitado por distribuidoras de Francia, España y Alemania.

La primera escena de Mundo Alas retrata lo sucedido en Nono, una localidad cordobesa, ubicada Tras las sierras. Allí Raúl Romero, el locutor del grupo, convocó mediante un altavoz a un espectáculo en la plaza del pueblo, sin mencionar que iba a estar León Gieco y la gente poco a poco fue acercándose. "Es un show que siempre voy a recordar", asegura Carina Spina. "Los espectadores felicitaban a León por integrarnos. Algunos lloraban y nos decían que siguiéramos, que les estábamos dando energía", cuenta.

Carina Spina es oriunda de la localidad de Fighiera, en donde a los siete años ya cantaba tangos junto a su papá. Ella asegura que la música siempre la acompañó, sobre todo después de los 18 años, cuando por un golpe perdió totalmente la visión. En el 2001, durante una conferencia de prensa conoció a León Gieco y se animó a acercarle un demo con covers de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés. La respuesta no se hizo esperar. "León me llamó pare decirme que le había gustado mucho mi voz. 'Vos podés ayudar a mucha gente', me aseguró.

El film nació para ser documental pero luego comenzó a guionarse y se transformó en una película, con escenas de ficción. Y es un verdadero éxito: Ya está siendo solicitada por distribuidoras internacionales. "No esperábamos esta repercusión", confiesa León Gieco. El jueves llega a Rosario donde se quedarán tres copias de las siete que hay en total. Pero además habrá una gira por todo el país: "Vamos a presentarnos en dos o tres meses con un show valiente que incluya pantallas y videos. Además me gustaría contactarme con artistas con capacidades diferentes de otros países de Latinoamérica", proyecta. Y está garantizado que en la nueva gira Rosario estará presente: "Seguramente vamos a volver, de hecho varias de las escenas fueron filmadas en Rosario", cuenta el director.

León hace su propia definición de la película: "Yo tengo acostumbrado al público a canciones de protesta, pero esta es una película feliz, que transmite vida, esperanza y tiene escenas muy graciosas. La gente sale conmovida porque le da impotencia pensar que se estuvieron quejando por estupideces toda la vida o porque son grandes y no saben pintar como hacen los pintores sin manos. Pero no es una película para llorar. Todo lo contrario, está llena de fuerza".

Los protagonistas coinciden en que hacerla les permitió crear un vínculo de afecto con personas de distintos lugares del país que logran sobreponerse a su discapacidad a través del arte y además mostrar al público lo que son capaces de hacer pese a las barreras físicas que sufren. "Fueron días maravillosos en los que viajamos, conocimos lugares, amigos nuevos y pudimos compartir lo nuestro con otras personas. La película es un sueño hecho realidad", asegura Pancho Chévez, que junto a sus compañeros creció en el Hogar San Roque de Capitán Bermúdez. Una institución que recibe a niños discapacitados que fueron abandonados por sus familias.

Pancho tiene 30 años y es un músico reconocido en la región. Canta y toca la armónica con una banda propia, pese a que no tiene ni brazos ni piernas. Se ha presentado invitado por Los Piojos, la Bersuit, Las Pelotas y La Renga, entre otros grupos. Ya editó dos discos gracias al talento propio y a la ayuda de León Gieco, su padrino artístico desde los 14 años. "León me recibió una noche en el camarín del Teatro El Círculo. Yo le dije que soñaba con ser como él: un músico reconocido y solidario. Desde entonces me ayuda ﷓cuenta Pancho﷓. El es mi amigo del alma, un buen tipo, que siempre nos tiene en cuenta". Su empeño en ser un artista solidario lo cumple todas las semanas, llevando música a los presos alojados en el penal de Piñero.

Chévez fue el mentor del proyecto. En el año 2006 conoció a Néstor Kirchner y el entonces presidente le dio su teléfono personal. Pancho empezó a llamarlo todos los días porque quería tocar en la Casa Rosada, hasta que una secretaria de Kirchner le pidió a León Gieco que hiciera algo porque Pancho no dejaba de llamar. Así el 25 de agosto de 2006 se hizo un recital bajo el nombre "Salón Blanco Diferente" en el que se reunió a artistas con discapacitados. Como lema eligieron una frase de Frida Kahlo: "¿Para qué quiero pies, si tengo alas?". Tras el espectáculo, el director del Instituto de Cine Argentino les propuso hacer una película. Mundo Alas, entonces se transformó en el nombre que identificaría a este grupo de jóvenes durante toda la gira. Músicos, cantantes, bailarines y pintores conformaron un elenco único.

"Pancho es una bisagra mucho más importante que yo -afirma León con humildad- él logro que empezara todo, yo simplemente soy un puente que se tendió para que suban al escenario". Respecto a la experiencia de compartir escena con 16 artistas afirma: "Es la primera vez que me siento uno más y eso es muy relajante. La gente no me miraba a mí sino a ellos".

Mientras recorre el hogar San Roque Rosita Boquete rememora lo que significó para ella el film. "Capté las imágenes del backstage, muchas de las cuales fueron incluidas en la película. Siento que este documental fue un reconocimiento muy grande a lo bueno y positivo que podemos hacer. Es un mensaje para mucha gente que necesita una palabra de aliento", asegura con convicción. Y es que ella pese a carecer de ambas manos logró manejar la cámara con precisión y aptitud.

Estela Cavallero tiene apenas 14 años y es la fotógrafa del film: "Me encantó sacarle fotos a todos cuando estábamos en las sierras, yo no las conocía", explica. A su lado está Néstor Zacarías, más conocido como "Beto", un chico de pocas palabras. Él participó de la gira como asistente personal de Pancho, su trabajo desde hace tiempo. Beto llegó al hogar a los seis años con un alto grado de desnutrición. Allí conoció a Pancho, empezaron a complementarse y desde entonces son amigos inseparables.

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