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Lunes, 18 de mayo de 2009
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Angeles y demonios, dirigida por Ron Howard

Ciencia, sacerdotes, y poco cine

Por Leandro Arteaga
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El personaje de Tom Hanks devela el misterio de la delirante trama.

Angeles y demonios. (Angels & Demons). EE.UU., 2009

Direcci贸n: Ron Howard.

Gui贸n: David Koepp, Akiva Goldsman, a partir de la novela de Dan Brown.

Fotograf铆a: Salvatore Totino.

Montaje: Daniel P. Hanley, Mike Hill.

M煤sica: Hans Zimmer.

Interpretes: Tom Hanks, Ewan McGregor, Ayelet Zurer, Stellan Skarsgard, Armin Mueller-Stahl, Pierfrancesco Favino.

Duraci贸n: 138 minutos.

Salas: Monumental, Sunstar, Village, Showcase.

4 (cuatro) puntos

Por lo menos -como para comenzar la nota y no ser tan malvado﷓, Angeles y demonios tiene algo del absurdo que la vuelve ﷓poco﷓ m谩s interesante que su predecesora: El c贸digo Da Vinci (2006). Porque observar el nivel de disparate que adquiere merced a su avance, hasta el "esperado" cl铆max, significa una suerte de delirio bizarro de proporciones ﷓bienvenido aqu铆 el t茅rmino﷓ dantescas.

Tal como ocurr铆a con el film anterior (tambi茅n del mismo y acomodaticio realizador Ron Howard, cuyo film reciente -Frost/Nixon﷓ resulta, a diferencia de su cine habitual, un hallazgo) Angeles y demonios se estructura de modo dual: un hecho entre m铆tico e hist贸rico predetermina el acontecer presente. En este caso, los Illuminati parecen ser la causa del desquicio que corroe al Vaticano, con promesas de destrucci贸n total. (De veras que s铆, y no como chiste de South Park, serie corrosiva que supo apuntar sus dardos en esta direcci贸n en episodios memorables).

Ser谩 entonces la oportunidad para que el benem茅rito Profesor Langdon (Tom Hanks) despunte su vicio por la simbolog铆a (hist茅ricamente, delirantemente, pero nunca semiol贸gicamente) y ayude a la Santa Sede a descubrir al maleante y evitar el Apocalipsis prometido. En el medio de todo ello, y como personaje intermediario (pausa de espera para la renovaci贸n papal, puesto que el Papa hubo de fallecer y, desde este lugar, el film se vincula astutamente con hechos recientes), el Camarlengo (Ewan McGregor) trata de mantener el orden entre un caos cada vez mayor, mientras toda una multitud espera ansiosa la aparici贸n del tradicional humito blanco que anuncie la nueva venida papal.

A ello se suma la alusi贸n al reciente y cient铆fico mini big﷓bang que reprodujo el te贸rico inicio del universo, recreaci贸n f铆lmica que permitir谩, desde la l贸gica argumental, el surgimiento de una anti﷓materia capaz de generar un agujero negro temido: la desaparici贸n de la fe o su equivalente: el Vaticano.

Desde estas premisas, Angeles y demonios apura el paso -dado que los cardenales secuestrados comienzan a morir a ritmo veloz﷓ entre las diferentes iglesias de Roma. Toda una l贸gica oculta que s贸lo Langdon sabe c贸mo descifrar, mientras dispara frases explicativas, de 铆ndole hist贸rica, para informar al espectador desprevenido ante la mirada at贸nita de sus coprotagonistas.

Pero lo que nos importa, volvamos, es el cl铆max. Observar c贸mo se resuelve la situaci贸n, desde un agujero negro que implosiona ante nuestra mirada imp谩vida, es de lo mejor. Hay un cura que, no diremos cu谩l, se vuelve un equivalente del mejor James Bond, con una precisi贸n que realmente envidiar铆a el mism铆simo 007. Es all铆 cuando uno, por lo menos, sabe encontrar algo de diversi贸n ante tanto hast铆o. El film es p茅simo y corrobora que el catolicismo, aunque sea por convenci贸n, es la religi贸n mimada por el cine de Hollywood.

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