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Martes, 14 de julio de 2009
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La muestra que el Museo Castagnino le debía al gran pintor rosarino

Los mundos pictóricos de Serón

Hasta el domingo 26 de julio, puede disfrutarse de una muestra antológica impecablemente colgada; un libro catálogo con una prolija cronología, buenas ilustraciones y un ensayo de Nancy Rojas sobre el pintor post concretista.

Por Beatriz Vignoli
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Oleo de la serie "La libertad es redonda" (2007) por Eduardo Serón.

A comienzos de este año preguntábamos en el balance anual de este diario para cuándo la retrospectiva y el libro que el Castagnino le "debía" al pintor post concretista Eduardo Serón (Rosario, 1930). Pero el Museo "cumplió" y aquí está todo: una muestra antológica impecablemente colgada, muy legible; un libro catálogo con una prolija cronología, buenas ilustraciones y un ensayo. En él Nancy Rojas explora el desarrollo de esta obra, de raigambre constructivista y abstracta, en el entorno local adverso de mediados del siglo veinte en la ciudad, constituido por el modernismo regionalista del Grupo Litoral. El libro también recapitula sus estudios de Arquitectura, su carrera docente, su formación plástica en el grupo Refugio y sus exposiciones con el Grupo Taller. Su esposa Mele Bruniard, grabadora, ha compartido este recorrido con su propia obra artística. Hasta el domingo 26 de este mes, de miércoles a lunes por la tarde, puede visitarse entonces "Eduardo Serón. Un obstinado buceador de las formas" en el Museo Municipal de Bellas Artes Juan B. Castagnino (Bv. Oroño y Av. Pellegrini).

"Toda imagen representativa es forzosamente una repetición. La novedad no puede radicar hoy más que en la imagen invención. Todo realismo es falso", escribía Edgar Bayley en un manifiesto sin título publicado en el único número de la revista Arturo en 1944. "Al defender una imagen librada de la necesidad de referirse a objetos ya existentes... nos volvemos familiares con lo más lejano y distinto de nosotros". Hay sanas divergencias respecto del riguroso canon modernista abstracto de la Escuela de Nueva York en cuanto lo que cada cual entendía por autonomía de la obra de arte: para Clement Greenberg la obra debía consistir sólo en los elementos formales, mientras que para el grupo Arte Concreto Invención bastaba con que inventara su propio mundo.

Eduardo Serón, estudiante del Colegio Industrial (hoy Politécnico) comenzaba por entonces a leer poesía; aún hoy los títulos de sus cuadros citan versos de poetas vinculados a la revista Poesía Buenos Aires, donde escribía Bayley. Su propio trabajo poético juvenil es ligero y medido, menor, y sin embargo prefigura su obra visual.

"La ecuación de un bigote peloduro, / coronando la boca, se engalana; / y los ojos de brújula pretenden, / de la altura de un clavo, / regalarla. // ¡Qué poema de luces y amarillo! / ¡Qué plumaje! / la boca se hace agua; // ...y si alto y lejano / (como ideal supremo) / el canario se espanta / no le aflige a Felipe, / que a su alcurnia de noble Manobrava, / no habrá tortícolis ni llanto que distraiga / su derrotero sin límites: la jaula".

Firmado "Eduardo A. Serón", titulado "Alturas", fechado el 2 de agosto de 1949, escrito un poco en broma y dedicado al gato de un compañero del Industrial, el poema citado permaneció inédito hasta hoy. Podría ser una pintura, donde el color (un acento brutalista de plumaje amarillo) complementa un conjunto de ideas formales que se hallan "en situación": el gato, situado abajo, entra en tensión con el apetitoso canario que se encuentra (desde el punto de vista del gato) a la mayor altura posible. Con humor y con gracia, el poema define musicalmente un espacio visual al que la tensión entre las formas en pugna redefine a su vez como campo.

Similar sucesión de pasos va a constituir su método pictórico a partir de 1970: delimitar un rectángulo, subdividirlo y generar formas en el plano a través de la trama resultante... pero no formas cualesquiera, sino aquellas capaces de interactuar creando un mundo de situaciones interesantes. El fondo, si bien plano, no quedará vacío sino tan cargado de tensión como puede estarlo un buen silencio en música. Un sentido musical del ritmo conduce su rigor intuitivo racionalista y, como todo buen poeta con oficio sabe, no hay arte más racional que la música. No es que no haya tema: la forma es el tema, la forma como acontecimiento. En la elemental situación "gato versus canario" circula deseo, y lo mismo ocurre en todos los planteos formales seronianos. "Toda la obra está basada en la recta, en la curva, que por otro lado es la clave de la Naturaleza", dice en una entrevista este gran pintor que hace diez años temía que no le alcanzara la vida para pintar todo lo que tenía por pintar.

Y que sigue pintando. A partir de un verso de Rodolfo Alonso, "La libertad es redonda", trabaja el motivo del círculo en la obra reciente que muestra aquí. La exposición pone cierto énfasis en el rescate de sus primeros cuadros de mediados de los años cincuenta, composiciones con un carácter netamente geométrico y abstracto. No cierra ni enmarca sino que tira además puntas en diversas direcciones y, por citar el título de un poema de Robert Frost, muestra "el camino no tomado". Es decir, otras búsquedas posibles: el pop barroco de los años sesenta, la inclusión de mínimas áreas gestuales en los noventa: en suma, da a ver no sólo el Serón conocido, el de "Las señoras formas" y el de "Prestigio de lo absoluto", sino otros que no imaginábamos.

La muestra se inauguró el 26 de junio con una visita guiada a cargo del artista y con un multitudinario vernissage al que, según fuentes confiables, faltaron sus coetáneos locales. Ausencia, o "no presencia", dedicada menos al colega que a la institución. Vacío en el que se deja leer cierta sospecha de "tokenism" generacional. Es decir, de temor a que el Museo, que cuenta con una obra suya en la colección del Macro, lo haya elegido a él como único representante del grupo etario y crea que con uno basta. Así fue en la muestra de la planta alta para la reinaguración, hace casi una década. Y si pensaron en esto a la hora de decidir quedarse en sus casas, las señoras y señores mayores del arte local desmienten cualquier estereotipo devaluador relacionado con la supuesta amnesia de la edad, ya que no olvidan. Ellos sí, siguen esperando.

(El libro puede descargarse en PDF desde http://www.macromuseo.org.ar/libros/index.htm).

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