"(...) Trescientas casas, el taller de vagonerÃa y la fábrica demolida forman el haber edilicio de La Forestal en La Gallareta, y desde este punto de arranque hacia el norte se extiende el latifundio de más de 200.000 hectáreas, resto de un poderÃa que no ha declinado, con sus bases industriales y territoriales asentadas en otras provincias más. SÃgase el camino, estrecho, polvoroso, ex terraplén de durmientes y rieles, antiguo trayecto ferroviario que se internaba en los obrajes y hasta mucho más allá de Las Gamas --estancia de La Forestal--; a los costados, se halla una poderosa soledad de quebrachales que no han sido derribados, en bosque fuerte, de imposible tránsito entre tupidos macigales. El hombre no habita allÃ, donde hay restos de guinches e indicios de trabajos pasados...
(...) FortÃn Olmos, surgido en la soledad de los bosques antaño en la lucha contra el indio, conserva a muchas leguas a la redonda su sugerencia indÃgena en montes donde el hombre se interna para traer, no ya a los formidables rollizos que se tragaban las aserrineras o que cruzaban el océano para competir con su extracto desde allá con el tanino argentino -que también era de los extranjeros-, sino para traer la leña de consumo ferroviario o los postes para alambrar en la más modesta subsistencia de la industria forestal...
(...) La Sarnosita es sólo un nombre. Y vendrán después decenas de kilómetros tras decenas de kilómetros hasta completar cien de trayecto en la soledad, poblados minúsculos, estaciones ferroviarias decaÃdas, algún rancherÃa donde se cobija la pobreza o la miseria de la gente nativa, enclavado el caserÃo chato y ralo en latifundios ex Forestal, en esas herencias de soledad de las tierras apenas holladas por el hombre de tránsito, por el hachero o por el que cuida ganado de formidables cornamentas, sufridos de garrapatas o de cachapés...
(...) Florida está en un yermo. Tuvo doscientos habitantes y hoy nada existe como no sea la estación de ferrocarril donde sólo se carga leña para las mismas locomotoras que la transportan, y por supuesto, latifundios, bosques, ex obrajes de La Forestal y algún ganado. El hombre no habita allà salvo para informar de antiguas labores y de decadencias actuales...
(...) El problema es de fondo y general, y ha de resolverse con la reforma agraria. La Forestal constituye una parte dentro del todo, en lo que respecta a las tierras. El mal del latifundio es una dolencia del paÃs. Mientras millones de hectáreas están en manos de sociedades extranjeras o de argentinos que viven de sus rentas, centenares de miles de trabajadores del campo no tienen dónde arrojar una semilla, dónde criar un animal, dónde hacerse una vivienda, dónde trabajar sin la zozobra de los desalojos. Los intereses de los grupos pequeños que frenan la reforma agraria no deben seguir afectando a todo el pueblo argentino..."
*ExtraÃdo de "La Forestal. La tragedia del quebracho colorado". Editorial Ameghino, 1999.
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