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Lunes, 21 de septiembre de 2009
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"La chica del parque", dirigida por David Auburn

Secuelas de ausencias notorias

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Weaver pierde a su hija de modo misterioso en el parque.

Desde lo anecdótico, señalemos que La chica del parque es el primer film que desde la dirección lleva adelante David Auburn, guionista de La prueba (Proof, 2005, del siempre anodino John Madden) y de La casa del lago (2006, primer film norteamericano de Alejandro Agresti). En el caso del film que nos ocupa, Auburn sitúa la historia desde la problemática de una mujer (Sigourney Weaver) que pierde a su hija pequeña, de modo misterioso, durante los juegos del parque.

A partir de allí la elipsis que nos deposita en el tiempo presente, dieciséis años después, con Julia (S. Weaver) viviendo sola con su dolor, de un modo casi autómata (con esa gelidez casi propia de la actriz), mientras su marido ha conocido una nueva pareja (David Rasche, el legendario Sledge Hammer) y su hijo se encuentra a punto de casarse y ser padre.

Es decir, La chica del parque nos arroja, de manera abrupta, a una situación de ausencia que ha resquebrajado la unidad familiar. Habrá que señalar, como aspecto a favor, que el film nos deposita en esta instancia sin preocuparse por ahondar en lo sucedido, en los motivos de los distanciamientos, o en dictámenes moralistas que pretendan explicarlos. Tampoco encontraremos en el argumento una estructura de búsqueda policial que nos derive en el paradero de la niña o de los responsables. Lo que importa es el dolor de esta familia con una vida que continuar.

Julia escuchará, fortuitamente, mientra observa el tiempo desde una mesa de café, los problemas de una pareja, la discusión que los aleja, y el dolor de ella (Kate Bosworth, la Lois Lane de Superman Returns). A partir de allí un vínculo se construye, y también aquí desde el secreto mutuo, desde el no animarse a ahondar en la vida del otro. La madre de hija perdida, la hija de madre ausente. Tanto una como otra saben lo necesario, es decir, aquello que les permita tenerse mutuamente para suplir lo que no está.

Todo esto jugado desde la ambigüedad. La duda está, la esperanza de que Louise, adolescente irreverente, sea la hija perdida, es el elemento con el que el suspense se enhebra en la trama. Hay, por ello, una cicatriz de nacimiento que Julia quiere corroborar. Empecinamiento que descubrirá una cicatriz mayor, que devuelve el tema a la familia disuelta, mientras otra nueva -la del hijo pronto a casarse se conforma.

Pero tal vez sea el clima monótono con el que la película nos rodea lo que termina por apesadumbrarnos, por apagarnos. Porque resulta casi difícil vivir la angustia fría de Julia, o la despreocupación jovial e insolente de Louise. Hay algo allí que no nos acerca a los problemas, que nos impide sentirlos y, porqué no, también llorarlos. Podremos resaltar la decisión feliz de ser ellas la familia que quieren, al margen del núcleo relamido que las ataca. Desde este lugar el film se enaltece, pero su modo de mostrar no nos embriaga, y termina por delinear una película que, narrativamente, poco hace por sobresalir.

Puntaje: 5 (cinco) puntos.

La chica del parque. (The Girl in the Park) EE.UU., 2007

Dirección y guión: David Auburn.

Fotografía: Stuart Dryburgh.

Música: Theodore Shapiro.

Montaje: Kristina Boden.

Intérpretes: Sigourney Weaver, Kate Bosworth, Elias Koteas, Alessandro Nivola, Keri Russell, David Rasche.

Duración: 109 minutos.

Salas: Monumental, Del Siglo, Sunstar, Village, Showcase.

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