"La vida no es literatura / y viceversa": asÃ, con esta declaración memorable, remata la autora santafesina AnalÃa Giordanino uno de los poemas de su nuevo libro, Nocturna. Bellamente diseñado, ilustrado por Ponchi, el libro fue publicado el año pasado en Santa Fe por la editorial Diatriba, sello independiente auspiciado por la Universidad Nacional del Litoral (UNL), de cuya Escuela de Letras egresó esta joven poeta.
Docente y una de las organizadoras del ciclo de lecturas PoesÃa Elástica, ella es integrante de una generación joven que no irrumpe sino que más bien ingresa amablemente a la poesÃa argentina con una voz niña, paradójicamente capaz de cantar la experiencia. Pero, en Giordanino, hay que hablar de cantar en el sentido contemporáneo de la palabra canto. Es decir: no como himno de alabanza sino como un modo de hacer y ser música. Un canto que está más del lado del ritmo que de la melodÃa o de la armonÃa.
Y se trata aquà de experiencia también en el sentido contemporáneo del término, las muchas variedades de una experiencia que no necesariamente resta inocencia porque todo (menos la música) puede ser olvidado: la experiencia del presente, de la infancia, de lo vivido.
Y la de lo que no se vivió, que informa el canto como si se lo hubiera vivido; es conmovedora en este sentido la relación de la poesÃa de Giordanino con el fútbol. O con la carpinterÃa. PoesÃa del ritmo, escrita con el cuerpo, tanto con el que se tiene como con el que no. Diario Ãntimo de un envés de la propia biografÃa. Pero no se trata de narrar (porque eso excluirÃa lo que faltó) sino de cantar. Sin lamento por lo ausente, que se hace presente en el canto. El efecto es el de la plenitud de un vacÃo: efecto musical de un tiempo puro, que no exige sentido. Es el tiempo de la música.
Hay en todos estos poemas una inmediatez extrema; siempre tratan de lo cercano. Hasta los maestros de Giordanino ("poetas que yo me sé") son poetas cercanos. Poetas amigos. Ni siquiera el pasado está lejos. Los amores de la infancia están al alcance de la mano. Lo demás es olvido: "De lo demás qué decir./ Escribieron en mi cuerpo con diamantes/ y me quedé sin flash para las fotos", concluye "Album del amor de las edades" (¡excelente tÃtulo!). El hilo rojo de la memoria de la música es la materia misma de esta poesÃa.
"Desmemoriada en recuperación". Asà se define AnalÃa Giordanino en el tÃtulo de estos versos inolvidables (y que tienen un dejo a Juanele, el maestro de las preguntas): "¿Cómo haber dicho tantas cosas y recordar casi nada?/ ¿Cómo haber leÃdo tantos libros y recordar tan poco?/ Eso es por haberme corroÃdo entre las letras,/ las mismas que ponen semillas y raÃces/ cada vez que los oigo a ustedes, poetas/ decir los versos rojos.// Soy la sin memoria oficial, la ingenua, la nacida./ Mi primer poema decÃa crisálida/ y otro decÃa ectópago./ He soñado conmigo misma/ que soñaba conmigo misma/ o creo que era yo pero dos veces./ En el sueño habÃa algo más/ igual que en mi boca ahora.// No hay a veces qué preguntarse/ si no se está en el medio de las cosas./ El meollo de las cosas es/ el lugar para ver casi todo./ Un poema puede ser eso,/ el arquetipo, el meridiano, la mediasombra,/ el hilo que ruge, sutura y congrega./ Esa es la dulzura de la que hablan algunos poetas que yo me sé:/ un balcón abierto donde la siesta es cárcel y pájaro".
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