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Martes, 23 de marzo de 2010
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Dos artistas latinoamericanos en el CEC

Escenas de pensamiento en imágenes

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Andrés Waissman, Sin título XLII, esmalte sobre tela, 2009.

Hasta el 28 de marzo, el CEC (Centro De Expresiones Contemporáneas, Bajada Sargento Cabral y el río Paraná) presenta dos muestras simultáneas y contiguas de dos artistas latinoamericanos contemporáneos: Fondo de Ojo, de Andrés Waissman (Buenos Aires, 1955), y Du Club, del chileno Arturo Duclos. Se trata del primer proyecto del programa anual de exhibiciones cuyo objetivo, según los organizadores, es brindar a artistas locales e internacionales un espacio de cruce, provocación y experimentación.

Arturo Duclos adhirió a los movimientos conceptuales que surgieron con fuerza a principios de la década de los 80 en Chile e integró un círculo de artistas que basaron su discurso plástico en estudios semiológicos y la teoría de la comunicación. En estas obras recientes, genuinas pinturas post conceptualistas, compone imágenes híbridas a partir del archivo que viene acopiando desde hace más de 15 años. Consecuente con las poéticas posmodernas de la deconstrucción y la apropiación, reivindica la remezcla y la cita como posibilidades expresivas. La figura de la remezcla proviene de la industria musical y discográfica. Conceptos como remix, edit, mash up, constituyen los códigos sobre los cuales Duclos busca interpretar las claves del mundo contemporáneo en este desfile de símbolos, provenientes del imaginario contemporáneo de la pintura callejera, la ilustración publicitaria y el arte popular oriental.

Andrés Waissman expone desde 1973. Estudió en París con Antonio Seguí. Entre 1984 y 1992 vivió, trabajó y expuso en San Francisco (Estados Unidos). Hoy vive, enseña y produce en Buenos Aires. Su obra constituye una búsqueda filosófica y política, además de plástica: un verdadero pensamiento en imágenes que toma como punto de partida el expresionismo, para indagar luego en los signos del lenguaje y, más recientemente, en metáforas tomadas de la física que le sirven para pensar las nuevas configuraciones políticas y sociales.

Con oficio de pintor, Waisman no cesa de tender vasos comunicantes entre la teoría de sistemas y las multitudes que, según la nueva teoría política, son las protagonistas de la historia de este siglo. Sus pinturas recientes en blanco y negro lo muestran inmerso en una poética del azar controlado desde donde hace aflorar, mediante ominosas manchas negras, los monstruos que aterrorizan al mundo de hoy: las pestes, lo apocalíptico que retorna. Sus pinturas, como siempre, son abstractas y a la vez no lo son. Restos de figuras, fantasmales fuselajes emergen como fotos corroídas entre la niebla.

También muestra instalaciones y cajas de su serie "Virutas" (continuación objetual de sus "multitudes", realizada en un material humilde: la viruta de metal o Virulana) y fotos que se vinculan con éstas, aportando el color del óxido. La curadora de la muestra, Daniela Gutiérrez, lo define así: "Andrés Waissman, como el sabio Tiresias, es vidente y ciego. Waissman es un artista que conoce de geología, de la mutación de las capas sucesivas de memoria en arte ético. Sabe que sólo puede haber sociedad si las llagas de la historia esculpen la retina y se dejan pintar, así: simples, potentes y bellísimas, como pliegues de porvenir, explosiones iniciales, movimiento, oleaje, estremecimiento".

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