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Lunes, 10 de mayo de 2010
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Luis Puenzo presentó La Historia Oficial en Una mirada mayor

Aquel film que anticipó los pasos para atrás

Por Leandro Arteaga
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El director Luis Puenzo.

En el marco del 5º Festival de Cine para la Tercera Edad, Una mirada mayor, Luis Puenzo visitó la ciudad de Rosario, dialogó con el público a partir de la proyección de La historia oficial en la sala La Comedia, y recibió la distinción de Visitante Ilustre. "Ver La historia oficial de nuevo, con gente que ya la vio, con chicos que la ven por primera vez, es muy fuerte. Me pasaron muchas cosas con esta película, que ya es indisoluble de mi historia, de mi vida", señaló el realizador a Rosario/12.

¿Cómo ve los abordajes posteriores que sobre el tema ha realizado el cine argentino?

Una vez me dijo Coco Blaustein, quien ha realizado Botín de guerra, además de producir otros documentales, que según su estadística se hicieron más de 160 películas sobre el tema. Me parece que mientras el cine se dedicó a reflexionar, otros sectores de la Argentina intentaron no hacerlo. Y toda reflexión viene bien, desde todo punto de vista, desde el lugar que a cada uno le tocó vivir. En el caso de La historia oficial, con Aída (Bortnik) lo teníamos muy claro. Cuando escribimos el guión, fue en tiempo real. La acción transcurre en el '83 y nosotros estábamos escribiendo en el mismo año. Nos decíamos que teníamos que hacer de cuenta que habían pasado quince años. Ingenuamente, pensábamos que con quince años bastaba para que la Argentina hubiera cambiado, pero ya pasaron veinticinco y, obviamente, nos quedamos muy cortos. La Argentina cambió muchísimo menos de lo que creíamos. También se reflexionó muchísimo menos. Cuando se nos ocurrió incluir En el país de nomeacuerdo, de María Elena Walsh, el tema musical adquirió una connotación política a partir de lo de "un pasito para adelante, un pasito para atrás". Nosotros, como sociedad, dimos montones de pasitos para adelante y para atrás. La Leyes de Obediencia Debida y Punto Final, los indultos, fueron los pasos para atrás. Pero en el balance, sin embargo, somos el país que más profundamente revisó el genocidio y el que probablemente más castigó a sus genocidas.

Me hace pensar en su film La peste, donde en uno de los parlamentos se señala que "nadie los había echado, ya que quizá habían cumplido con sus objetivos".

Trabajé muy convencido de que la tesis de Albert Camus, la parábola de que la peste nunca se va del todo y que queda durmiendo en los pañuelos, se verificaba, porque me parecía clarísimo cómo en los inicios de la era Menem volvía el poder que se acababa de ir. La peste cayó en un momento muy particular, con la caída del muro y en la Argentina del menemismo, con un mundo que estaba en un momento de estupidez generalizada. En Venecia, a raíz de La peste, una periodista me preguntó en una conferencia de prensa -no lo podía creer si no era hora de que los directores como yo, como si fuéramos parte de una especie que atrasaba, nos dedicáramos a otra cosa y dejáramos esta cosa de la política. "Por ejemplo, ¿como qué?", le pregunté, y me dijo que la ecología, que eso era lo moderno en ese momento. La peste, ahora, es clarita; creo que es una película políticamente más sofisticada que La historia oficial.

Hace bastante que no vemos una película suya.

Este año estoy por filmar una versión cinematográfica de El niño argentino, de Mauricio Kartun, que es una obra estupenda. El cuento chiquito está remitido a un viejo arquetipo argentino que es el de que cuando las clases altas ganaderas se iban a Europa, según dicen, se llevaban una vaca en el barco para que los niños tomaran la leche en estos viajes que duraban un mes. Es una película dificilísima de hacer porque, para agregar complicaciones, está escrita en una especie de remedo de verso gauchesco. Yo la voy a hacer en verso, porque voy a ser fiel a Kartun. Así que estoy escribiendo un guión con una película en verso gauchesco "sanata", con un personaje que es una vaca, y que ocurre dentro de una bodega (risas). Además, la película se me fue corriendo para el lado del musical, que a mí me gusta mucho. Los actores son los mismos que los de la obra teatral: Mike Amigorena y Osqui Guzmán. Y para el personaje femenino estoy hablando con la rosarina Josefina Scaglione, quien está protagonizando en Broadway West Side Story, que es excelente.

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