Cuando esta tarde, a las 19.30, los túneles del Centro Cultural Parque de España comiencen a verse invadidos de público, el RÃo Rep --la muestra que recorre con amplitud la obra del dibujante Miguel Repiso-- entrará su etapa de mutación. Porque si bien continuará ofreciéndose como la selección, esencialmente visual, que el humorista gráfico realizara de su propia producción, uno de los centros neurálgicos de la exposición quedará al desnudo: el mural en el que Rep creará, en simultáneo con la presencia de los espectadores, una obra dedicada a conmemorar los treinta años del Golpe de Estado.
Surgida un año atrás por iniciativa de las autoridades del CCPE, RÃo Rep fue ideada originalmente como una retrospectiva del artista, quien con el correr del tiempo logró pergeñar un proyecto de caracterÃsticas más amplias. "Yo querÃa hacer algo distinto porque es la primera vez que hago algo importante, grande, en Rosario, entonces querÃa privilegiar un tiempo para Rosario. Y me vino muy bien un descanso que tuve después de dos años de exposiciones en España, México, muchas en Buenos Aires. Esa calma me vino muy bien para pensar esta muestra, que no es antológica como se pretendÃa al principio sino que ha sido elegida por mis ojos. Más que nada con los ojos y no tanto con mi cabeza. El ojo iba eligiendo y realmente querÃa que fluyera como un rÃo, y asà la muestra se llama RÃo Rep", explicó.
-¿El subtÃtulo "sin orillas" está relacionado con la vastedad de la muestra?
-En realidad el tÃtulo me gustó cuando se me ocurrió. No le busqué tanta pretensión, sino que abarca lo que vos me preguntás y también abarca las orillas que no se ven, el no estar en ninguna costa. No tener ninguna costa me parece una imagen poética, me parece que soy un dibujante que no quiere estancarse en ninguna orilla. La orilla es útil, sino no habrÃa rÃo, pero también contiene, y no me gustan las cosas que contienen.
-¿Es frecuente para un artista plástico poder delinear una muestra a partir del gusto visual que le genera, sacarlo asà de lo intelectual?
-Todo el laburo que hacemos es intelectual, obviamente, pero no hay que dejar que lo mental inunde todas las elecciones, ni tampoco lo visceral. Entonces me parece que un tercer elemento serÃa el ojo, que es casi intuitivo, y esa intuición me parece que sintetiza lo visceral y lo cerebral. El ojo es sabio. ¡Si lo uso permanentemente, casi tanto como la mano! O más que la mano, entonces por qué no dejar que el ojo decida, pobrecito, que nunca merece una dedicatoria. De todas maneras, yo la pregunta la traerÃa más hacia el gremio mÃo, que son los humoristas gráficos. Es verdad que los humoristas gráficos solemos decidir exposiciones como colgar los dibujos que salen en la gráfica. Yo ya hice muchas muestras asÃ, mostrando los originales, porque a la gente le gusta ver los originales, pero a mà ya no me colma. De un tiempo largo a esta parte, hace casi ya cinco años, considero que cada vez que me gano un espacio de exposición es como si me dieran una cueva de Altamira, es un espacio donde uno tiene que instalarse, respirarlo y trabajar ahÃ. Yo vine acá a trabajar, ahora mismo voy a retocar cosas de los murales que están en la pared. Entonces me parece que las galerÃas, los museos, todos estos lugares que te dan, son irrepetibles como lugares. Me parece que con respecto a mis colegas yo tengo una postura diferente. Ahora, con respecto a los artistas plásticos en general, no sé si siempre deciden con la cabeza. Quizás lo que a mà me parece novedad, eso del ojo, es algo que los artistas plásticos hacen. Yo te digo cómo funcionamos más que nada los humoristas gráficos, con la cómoda: entregás el dibujo, se enmarca y se muestra. Con eso tenés la exposición asegurada, si a la gente le gusta el dibujante ya está, no pide más. Pero yo quiero que el que venga a la exposición siempre me pida más.
Una de las particularidades de la muestra es el mural que va a construir de aquà al 24 de marzo. ¿Cómo va a estructurar ese trabajo?
-Yo sé que lo empiezo hoy (por ayer) para que los que vengan a la inauguración puedan ver algo, espero continuarlo mientras está la inauguración y seguir el domingo. Y luego volveré a Rosario, casi siempre para dibujar frente al público. No sé qué dÃas vuelvo, pero voy a volver hasta que dé por terminada la cosa, pero no sé cómo me va a resultar el trabajo que ahora voy a empezar. Es un trabajo en proceso, para que el público vaya viendo cómo trabaja un dibujante. También es un atractivo que la gente no vea el modelo terminado, sino que se vaya imaginando cómo va a seguir.
-¿El público tiene influencia en la obra, puede influir un comentario, una pregunta?
-La gente respeta mucho y se mantiene callada, he tenido esas experiencias, sobre todo en Buenos Aires. Pero una experiencia que me cambió fue el año pasado en México DF, en la Feria del Libro del Zócalo, un lugar público por donde pasa el pueblo mexicano. Yo convivÃa con ellos dibujando el mural, entonces ahà sà sentà que los comentarios de la gente, que yo no los esperaba porque tienen otra manera de ser, en algo modificaron mi trabajo. Eso no significa que acá me pase, en ese momento yo estaba apto, porque me sentÃa un visitante. En ese momento dibujé Buenos Aires y le empecé a agregar cosas del DF, como una unión de ambas ciudades. Y ahà me pasó algo extrañÃsimo en este trabajo, que fue sentirme útil. Uno siente que hace algo que no sabe si es útil, es muy abstracto el trabajo, pero sentÃa que era útil porque la gente me preguntaba cosas, sobre lo que yo ponÃa de Buenos Aires y de la Argentina como para que la gente pregunte, y yo le explicaba. ConvivÃamos de una manera extrañÃsima.
-En este caso hay una temática concreta.
-Acá la cosa es mucho menos libre, porque hay un tema muy fuerte y supongo que si hay alguna reacción será porque a alguno no le gusta cómo encaré el tema del 24 de marzo, pero no voy a modificarlo por lo que digan. Yo he vivido el 24 de marzo. En estos 30 años he pensado muchÃsimo el tema del golpe y la represión, he militado, he hecho de todo respecto a lo que ha sido el golpe del 76 y los desastres que ha dejado, he estado en los organismos, en las marchas, y confÃo en lo que he pensado. Y pienso que es distinto hacer esto a treinta años que haberlo hecho a veinte o a diez años del golpe. Me parece que lo que hoy vaya a hacer es distinto a lo que hubiera pensado entonces. Hay muchas cercanÃas y distancias que antes no veÃa, el tiempo favorece el pensamiento sobre estos temas tan terribles.
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